La nieve se esparcía lenta y delicadamente sobre la luminosa ciudad de Nueva York. Eran comienzos de diciembre y, por más que el viento frío se refugiaba en todas sus esquinas, las calles estaban pobladas como si de verano se tratase. Las parejas caminaban felices, los niños reían y hasta los padres se divertían como si volvieran a tener el alma que los habitaba en su infancia. Incluso los más ancianos disfrutaban ante tan alegre cuadro, soltando risas cada que avistaban una de estas escenas.
Todo este conjunto creaba un tierno e inocente ambiente navideño el cual daba una impresión de regocijo general. Pero, como siempre, tenía que haber una nota discordante.
Alfred F. Jones, la representación humana de los Estados Unidos de América, un joven rubio de soñadores ojos azules maldecía al mundo, a las navidades y a la misma vida. El chico refunfuñaba en su camino a la Metropolitan Opera House donde debía de encontrarse con el presidente de la nación de la cual él, era la representación.
- ¡El ballet Ruso! - exclamó en un susurro el mencionado - ¡Son navidades, uno quiere pasárselo bien y él me invita al jodido ballet Ruso!
Si bien, el joven de por sí no era del tipo que disfrutase de ninguna clase de actuación si no había comida involucrada, no le molestaba de ves en cuanto apreciar las actividades culturales, sin embargo le tenía cero tolerancia a cualquier cosa que tuviera la más mínima procedencia rusa. Después de todo, él era los Estados Unidos de América, era más que lógico para el mostrar una gran aversión hacia la Federación Rusa. ¡Tanto que hasta odiaba con gran fervor la representación humanoide de esta! Según el, que lo inviten a ver la obra del Lago de los Cisnes, de entre todas la obras de ballet, era un insulto a la nación. La obra era completamente ''Made in Rusia''. La música, es de Tchaikovsky, uno de los compositores rusos con más renombre. La coreografía original, de Marius Petipa y Lev Ivanov, dos rusos conocidos como padres del ballet. El todo presentado por la Compañía Bolshoi la cual es, rusa. Todo esto comúnmente hubiese llevado un rotundo ''no'' como respuesta del chico. El problema es que, el pobre muchacho con corazón de pollo, no pudo encontrar las palabras para rehusar la invitación que de tanta buena fe su presidente le ofreció.
Así que hay estaba él, parado delante del más grande y lujoso teatro de su país dispuesto a ver algo producido por su gran archienemigo.
Al entrar, fue saludado con apretón de manos de su líder para luego ser guiado a su asiento. Este se encontraba en la sección de primera clase, en uno de los palcos situados a la izquierda del escenario. En el foso se veía llegar a los últimos músicos mientras el director preparaba su partitura. El teatro se fue llenando poco a poco hasta que no quedase ningún sitio disponible. Este hecho sorprendió y enfureció a USA pues le daba algo de celos que a su gente le gustase tanto el ballet de su contrincante euroasiático.
Un joven les entregó el programa de la obra el cual resumía los actos además de indicar el nombre de lo los bailarines y los papeles que tomarían en el escenario, así como información sobre sus bailarines más importantes. El todo acompañado de fotos para facilitarle el trabajo a los espectadores
Habitualmente Alfred no se tomaba en lo más mínimo el tiempo de leer ese documento pues, según él, el espectador vino a ver el ballet no a los bailarines. Sin embargo hoy, guiado por un persistente aburrimiento, se tomó un par de segundos para ojear el folleto.
Las luces lentamente se fueron atenuando hasta dejar al público en una oscuridad parcial debido a los aun presentes rayos que ponían en evidencia el escenario. El telón francés comenzó a subir lentamente dejando a la vista a los bailarines ya presentes.
El primer acto trataba de la fiesta de los veintiuno del príncipe. Este empezó mostrando a los participantes de la danza para luego dejar ver al cumpleañero. A este punto Alfred planeaba cerrar sus ojos para tomar una larga siesta y lo hubiese hecho de no ser porque un curioso detalle llamo su atención. Lentamente se enderezó sobre su silla para prestar más atención al escenario. Creía estar viendo algo mal, pero todas sus sospechas se aclararon cuando lo vio entrar al escenario vestido como el maestro del futuro monarca.
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Tansty with the snow King |RusAme|
FanficEsa noche Alfred pudo apreciar el arte de la danza como nunca en su vida a través de los fluidos movimientos del bailarín ruso e Ivan no pudo más que sonreír dado al tierno calor que despedía la sonrisa ajena. Rieron, se conocieron, se vieron refl...