Tansty with the snow King |RusAme|

Enjolras, Courfeyrac, y Combeferre |IV|

La casa estaba situada en un solar de la Habana Vieja. Por todo el lugar desbordaba la vida con los sonidos de ciudad, de madres que llaman a sus hijos, de conductores de bici-taxi, de los viejos de la esquina jugando a los dominós y la música que se escapaba de cada venta. Por la calle de Compostela llegaba un ruso camino a uno de los edificios del lugar.

En el piso 5 de dicho edifico, en el apartamento 5A, se podía escuchar el Mambo no. 5 acompañado por la voz de su inquilino. El representante de la República de Cuba acompañaba la música con su voz mientras cocinaba y bailaba todo al compás del son. Este tenía la puerta abierta, por su casa pasaban todos a conversar, los más ancianos a reírse y los niños a contarle sus hazañas.

- Veo que no cambias. ¿Que no te cansas de bailar con el calor que hace? - Cuestiono el ruso para al marco de la puerta.

- ¿Y a ti no se te ha ocurrido nunca que podrías quitarte el abrigo?

- Tuché. - se rio el blondo cenizo.

Cuba se giró para darle un saludo a su amigo. Rusia y Cuba se conocieron oficialmente durante la guerra fría. Por más que Cuba demostrara no estar de acurdo con los valores del gobierno de Lenin a Rusia siempre le gustó tenerlo alrededor. Ambos defendieron sus ideales como pudieron pues era el hacer de su pueblo. Más nunca se esperaron que todo resultaría tan mal. Cuba se volvió una dictadura y Rusia en algo indefinido.

Ese día en 1991, Rusia tuvo que tragarse su orgullo y se rendirse. Cuba simplemente le miro con una sonrisa amistosa y mientras estiraba la mano le soltó ''Te lo dije, pero es que nunca escuchas'' en eso china se le acercó y también le extendió la mano ''Ya sabes cómo es él, nunca le presta atención a las sugerencias que le hacen sus mayores, aru'' Las lágrimas parecían desbordarse de los ojos de ambas naciones. Rusia utilizó sus manos como apoyó para levantarse. Al trio se les escurría el agua salada, producto de la amargura de su alma, sin parar y de la nada las naciones asiática y caribeña empezaron a reír. El país euroasiático se fue contagiando poco a poca hasta soltar el también varias carcajadas. Fue en ese momento agridulce que los tres países hicieron una promesa silenciosa de poyarse los unos a los otros ya sean capitalistas, comunistas, keynesianos, dictaduras, democracias o anarquías.

Por esa razón se van a visitar los unos a los otros de vez en cuando. Obviamente China y Rusia no ven a Cuba tan seguido pero siguen teniendo reuniones libres de política o economía. Conversaciones triviales. Se cuentan secretos como si de adolescentes se tratasen y se piden consejo los unos a los otros. Por ejemplo ambos, Cuba y China, saben sobre el pasatiempo de baile de Rusia.

- ¡Acere hace rato que no te veo! ¿Cómo le va la vida a mi hombre de nieve favorito? - mencionó el moreno.

- Tengo mucho que contarte, demás - un ligero sonrojo se alojó sobre rostro de Rusia - vine a pedirte consejo.

- Hmh. ¿Quién la afortunada? - preguntó con una sonrisa maliciosa.

- ¿Cómo lo supiste?

- No sé. ¿Tal vez sea porque estás sonrojado, a lo mejor es porque no paras de jugar con tu bufanda o será tal vez porque miras al suelo como si fuera lo más interesante en el mundo? ¿Tú dime? - se burló el sureño.

- Bueno si pero es...un chico.

- Conque un chico hum...Me pones la cosa difícil no sé cómo te voy a poder ayudar. Pero bueno algo se podrá hacer.

- ¿ Да? Entonces me vas a ayudar. Pensé que tal vez...

- ¿Tal vez qué? - interrumpió el latino - pensante qué te iba a decir que te largaras y que iba a dar la espalda. - a falta de respuesta Cuba suspiró para tomar paciencia - Rusia somos países, vivimos en una existencia casi inmortal y hemos visto más que los humanos. Que seas gay, bi, hetero, blanco, negro, chino, árabe; que conviertas en musulmán o vuelvas a ser pagano, todo eso me vale. Eres uno de los pocos países que me habla y sé que yo soy uno de los pocos que te habla. Pase lo que pase siempre, China y yo, estaremos ahí para ti. ¡Serás zopenco! Joder que no te vamos a dejar. - tomo una pausa antes de retomar su semblante relajado - Ahora, con eso dicho. ¿Quién es el afortunado?