Capítulo 2

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Khalé Renning estaba sentado en las oficinas de la correccional, lo que más odiaba era la parte burocrática que necesariamente él tenía que gestionar. No involucraría a los demás departamentos para este tipo de cuestiones, además de haber sido él quien siguiera el caso de César Brito tan de cerca.

César Brito, el muchacho era una distracción en su cabeza, como una presencia constante ahí, y nunca olvidaría que una parte de su vida terminó cuando vio a César tirado con golpes, en ese instante si no hubiera sido porque su patrulla estaba cerca, hubiera destrozado a Vicente ahí mismo, eso jamás le había sucedido y eso lo desconcertó, y cuando tomó el cuerpo de César que en ese momento era un lobo, sintió que perdió el control, luego esperar en el hospital, César permaneció sedado dos días, por causa de la conmoción cerebral, los médicos le habían dicho al alfa que al despertarse el muchacho podría intentar un cambio y eso sería desaconsejable por la probable confusión mental que César podría sufrir.

En todos esos días Khalé permaneció lo más que pudo de guardia, junto con la afligida madrastra de César que había envejecido mucho por las incansables palizas del padre del lobo. Khalé odió tener que retirarse para hacerse cargo del proceso contra Vicente, su juicio era determinante y no se tentó el corazón para dictaminar una inyección para anular el cambio hasta que complete su tiempo en prisión, y también cabía la posibilidad de desterrarlo de la manada, pero esa medida tan drástica sería una marca permanente en el expediente de Vicente, ya que si reincidía la segunda aplicación de la inyección sería permanente, haciéndole imposible volver a cambiar.

Cuando despertó César, no se enteró de que el alfa le había cuidado, no se enteró que Khalé no se apartó de su lado tratando de protegerlo, algo que el alfa nunca había sentido con tal ferocidad, pero así era, y por el muchacho es que estaba haciendo todo ese tedioso tramite, lo quería a salvo de las miradas hostiles, y sabía que la casa hogar necesitaba seriamente la ayuda, y César tenía más potencial del que el mismo muchacho podía ver. Ahí aprendería a ser más empático, más funcional de forma social, aprendería a ser responsable de sus sentimientos y emociones, pues era parte de una educación que se le negó al tener que convivir con un padre violento y agresivo.

Realmente Khalé esperaba que el joven lobo pudiera ver esta oportunidad con todos los beneficios que el alfa contemplaba y aún más, que decidiera cambiar su rumbo.

El alcaide Ruiz le recibió un poco tarde, y se excusó, Khalé comprendía muy bien lo que era tener que administrar a un grupo de gente, solo que en este caso eran casos especiales y aun más agresivos que el de César, eran casos raros, sí, pero sucedían y Khalé no podía permitir que se creyera que no ejercía la ley o que no estaba preparado para impartir justicia, siendo él mismo el alfa más joven de la zona, muchos alfas viejos creían que no estaba capacitado para cuidar a una pequeña ciudad tan diversa y que estaba creciendo de forma rápida mientras todas sus leyes y políticas eran revisadas por gente joven con visón nueva.

-Alfa, mil disculpas, pero tenía una reunión virtual con los alcaides de las prisiones cercanas, para comparar nuestras estadísticas de reformas, -el hombre era calvo, pero muy fornido, tal como se esperaba de un hipopótamo, Khalé estrechó la mano del alcaide, que era conocido por ser una buena persona, muy trabajador y muy comprometido con implementar verdaderas estrategias para reformar a sus reclusos, y la manada de Khalé tenía la tasa más baja de reincidencias, lo cual hablaba muy bien de ellos.

-Alcaide Ruiz, nada que disculpar, le entiendo perfectamente y déjeme felicitarle por toda la labor que usted realiza, sin su trabajo yo no podría hacer algo mejor. El alfa Khalé a diferencia de la mayoría de los alfas, reconocía cuando su gente trabajaba bien, sabía que él no merecía todo el crédito, sabía que necesitaba de seres capaces de hacer bien sus trabajos por el bien de la comunidad y el humilde hombre era una prueba de ello.

Maestro de un loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora