Capítulo 7

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Khalé estaba exhausto, los acuerdos no habían salido como él había previsto, no esperaba que hubiera manifestaciones, y menos que estas terminarán en violencia, tampoco se imaginó que varios alfas de talla internacional le apoyaran de forma incondicional y decidieran seguir el ejemplo con sus reformas y su política para sus manadas, resultó ser una sorpresa agradable en ese día tan malo.

Muchos acuerdos se llevaron a cabo, pero también hubieron muchos votos en contra de las nuevas propuestas de legislación, era frustrante que alfas viejos y retrogradas tuvieran el control de poblaciones que querían avanzar. Muchos cambiaformas consideraban que era hora de un cambio y este no se estaba dando ya que solamente los alfas tenían poder absoluto para votar por las legislaciones, ya sea a favor o en contra.

Cuando llegó a su manada, después de seis horas de viaje, estaba cansado, el vuelo resultaba agotador y solo quería darse un baño y acostarse, tal vez llorar un poco si miseria deseando ser aquel adolescente que era acompañante de su padre, qué era un espectador ocioso, por un momento no quería ser el alfa que era parte de una nueva resistencia radical que estaba surgiendo. Pero era lo que era y su manada confiaba y votaban a favor del cambio, así que lo más sano era dar un suspiro prolongado mientras el auto avanzaba por el cuidado camino, hasta que paró frente a su puerta. Agradeciendo a su personal, el alfa bajó, al hacerlo vio que dos robustos y enormes cambiaformas lo escoltaban, cortesía de los eventos sucedidos tuvo que informar a Rubén, el jefe de seguridad de la manada y este de inmediato le asignó a los dos tipos que seguramente podrían romper piedras con sus miradas y eran de los mejores del equipo de tácticas.

Al entrar Danira ya lo estaba esperando y se lanzó sobre él, como toda madre, se alejó un poquito para poder observar si encontraba alguna señal de agresión.

—Mamá, para eso, estoy bien, solo muy cansado, —Khalé abrazó a su madre y le dio un suave beso en la coronilla.

—Estuvimos viendo las noticias, lo que aparecía no era alentador hijo, esos cambiaformas manifestándose y lanzando bombas caseras, nunca vi algo así y créeme, tu padre y yo crecimos en una época turbulenta, sin embargo, el teléfono no ha parado de sonar, la manada te adora hijo, apoya el cambio

—¿Con quién estabas viendo las noticias?, —Khalé y su madre se encaminaron a la cocina, mientras en el camino el alfa se soltaba los puños de la camisa y se quitaba el saco, dejándolo sobre el costoso sofá de la sala de estar.

Danira se llevó las manos a las mejillas, en su rostro la mueca de sorpresa era innegable, —¡Olvidé a César!

Khalé frunció el ceño y miró por el pasillo, justo en ese momento el joven lobo se aparecía, todo limpio y fresco, era obvio que se había lavado la cara.

—Buenas noches alfa, la recámara está terminada, puede verla si gusta y si hay algún cambio puedo resolverlo mañana si le parece. —César se ajustó la desgastada mochila, mientras esperaba la respuesta del alfa.

—Quédate a cenar César, la verdad olvidé que estabas aquí y con las noticias y las llamadas de teléfono, perdí la noción.

César sonrió, en verdad Danira le gustaba, pero la mirada intensa del gorila sobre él era algo no tan fácil de digerir, y su estúpido lobo parecía querer tirarse de espalda para que el gorila le rasque la panza.

—Gracias señora Renning, pero mi madre estoy seguro me espera y no me gusta que cene sola.

Danira apretó el grueso bíceps de su hijo, el movimiento no fue sutil, y fue mucho más obvio cuando esta le dio una mirada que solo ellos entendían.

Khalé se aclaró la garganta, —dame unos minutos y te llevaré César. —Khalé dejó a su madre y a César mientras él iba a dar un vistazo a la recámara.

Maestro de un loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora