Capítulo 4

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Khalé cenaba tranquilamente en su casa, mientras Danira le platicaba de su día, habían pasado quince días ya de que César había salido de la cárcel y Khalé llamaba cada dos días tanto para comprobar a César como también para surtir la lista de apoyo a la casa hogar.

—Creo que me apuntaré como voluntaria con Columba, ¿qué opinas?

El corazón de Khalé se le hinchó de orgullo, su madre siempre buscaba la forma de ayudar en la manada, ya sea consolando, ayudando a alguna joven madre, o leyendo cuentos en el hospital y en la biblioteca en los miércoles de niños lectores.

—Opino que les será de mucha ayuda lo que tu hagas ahí.

Danira sonrió satisfecha, —bien, ya que fui maestra, tal vez pueda ayudar en la casa cuna con los chicos de edad escolar. Según me dijo Columba, ninguno de los maestros pasantes que han enviado a la casa cuna permanecen porque no hay un profesor titular y eso ha retrasado el aprendizaje de los pequeños, entonces pensé que, ya que me queda suficiente tiempo para poder ayudar, he hablado con ella y mañana iré a una entrevista.

A Khalé le conmovió el entusiasmo de Danira, quien después de enviudar, tuvo que recorrer su propio camino con la tristeza y el duelo, refugiándose en servir a la manada y con cada año, la mujer fue más fuerte y era muy querida y admirada. Pero después de varios años, la mujer no solamente era hermosa, sino que iluminaba en cada vida que influenciaba.

—Entonces, ¿harás la entrevista como todos los demás?, —dijo el alfa divertido.

—¡Por supuesto!, Columba me sugirió que entre de lleno, pero creo que lo justo es que evalúe a sus voluntarios, eso le dará no solo credibilidad, sino que se asegurará de que la gente que acepte sea la adecuada para lo que ella necesita, —las manos cuidadas de Danira no dejaban de gesticular.

—Tienes toda la razón mamá, y Columba tiene muy buenas intenciones, pero sabemos que eso nunca es suficiente para una empresa de este tamaño.

—Así es hijo, creo que Columba ha pecado de ingenua, y también de un tanto negligente y no puedes darte esos lujos cuando el futuro de los cachorros está en tus manos.

—Me siento un poco culpable, por dejar de lado la casa cuna, ocupándome de la manda, las nuevas reformas y los migrantes, —la aflicción en el rostro de Khalé hizo eco en su madre quien firme le tomó de la mano Khalé.

—No intentes eximirla de su responsabilidad, esa casa cuna es su proyecto, y como ya dijimos, ese tipo de proyectos no se logran solo con la bondad del corazón, sino que se necesita mucho más y a ella le toca gestionar apoyos, buscar el recurso, es una asociación civil, no es parte del estado y eso es que tu apoyas varias causas, así que deja que la señora madure en ese lado, a veces las personas pacificas necesitan un poco de guerra en sus vidas.

Khalé suspiró aliviado, no era que su madre le estuviera diciendo algo nuevo, sino que escucharlo de ella era liberador, porque si en algo confiaba Khalé, era en que su madre nunca le pintó un mundo de lleno de corazones y brillitos.

—Gracias mamá, realmente la culpa me carcomía y aún más hace quince días en que fui a llevar el papel de asignación de César Brito, vi el grado de deterioro del lugar, y me sentí terriblemente mal por permitir que aquello llegase a tal estado, —la pequeña y suave mano de Danira palmeo la gran mano de su hijo, tocando el anillo de oso, señal de su lugar como alfa de la manada.

—Bien ya aclaramos ese punto, no le des más vueltas, ahora dime, ¿cómo es que César llegó a la casa cuna?, porque debo admitir que el muchacho no se me hacía de los que fueran para ser voluntarios en una casa con tantos pequeños, más sin embargo me ha dejado agradablemente sorprendida, —la voz de Danira sonaba curiosa sin censura.

Maestro de un loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora