𝐂𝐮𝐚𝐭𝐫𝐨

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Escuchó un quejido tras cerrar la puerta de su casillero con fuerza

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Escuchó un quejido tras cerrar la puerta de su casillero con fuerza.

No se molestó si quiera en mirar a la persona que había lastimado, se lo merecía.

—¡Cariño! —escuchó como le llamó, más apresuró el paso con la intención de escapar.

Demonios, cuando más quería que sonara la campana para ir a clases era cuando más se tardaba.

Varias personas miraban la escena con atención, sobre todo el público femenino. Los murmullos no tardaron en inundar los pasillos.

—¿Están peleando? ¡No puede ser!

—¡La pareja gay de la escuela va a armar una escena, rápido que alguien grabé!

Sintió el rostro enrojecer por la vergüenza.

Cuando juraba que podría escapar exitosamente fue detenido al ser tomado de la muñeca.

—Diablos chicos, ya les dije que buscarán un hotel para esas cosas. —gritó Cartman entre risas.

Craig se detuvo un momento para sacarle el dedo medio antes de desaparecer ante la atenta mirada de todos.

Tweek maldecía en su mente. Odiaba que Craig fuese más alto que él y por ende podía alcanzarlo con clara facilidad.

Fue tonto pensar que podía evitarlo para siempre.

Cuando fue libre de su agarre evadió mirarlo. Fruncía las cejas y de alguna manera quería morder sus dedos para calmar su ansiedad.

—¿De verdad no piensas hablarme otra vez? —su voz le hizo mirarle, se arrepintió al hacer contacto visual por demasiado tiempo.

—¿Y a ti qué te importa? ¡Agh!

—¡Pues mucho! —suspiró. —Escucha, sé que no debí evitarte estos últimos días.

—Oh vaya, mira la hora. —fingió verla en un reloj imaginario en su muñeca. —¡Me parece que es muy tarde para que digas eso! ¡Debiste haberme dicho algo antes de dejarme de lado por tanto tiempo!

Craig le miró neutral. Parecía estar luchando por pensar en que palabras diría.

Se mordió el labio e hizo que iba a irse pero la mano del azabache le detuvo.

—Bebé, espera. No he terminado de hablar contigo.

Tweek tragó saliva, tal vez se arrepentiría de aceptar.

𝐏𝐫𝐨𝐩𝐮𝐞𝐬𝐭𝐚 ¦ CreekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora