Capítulo 18.

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La guerra es un matadero: Un simple campo donde las balas zumban y las explosiones están a la orden del día, mientras que aquellas almas abandonaban su cuerpo pero ¿Que puede hacer un guerrero? Simplemente avanzar, continuar entre la sangre de sus amigos y enemigos, pues la dama blanca no conocía distinción, raza o género... Simplemente cumplía con su labor.
Cole sabia más que nadie lo que era ese sentimiento, sus manos manchadas de sangre solo por cubrir aquella hemorragia de su aliado, todo por una bala que portaba su nombre.
Cole lo sabia, sabia que era llorar en una guerra sin derramar una lágrima, sabia lo que era luchar, sabia que era contener la ira, mas todo contenedor tiene su límite y el contenedor de la ira de Cole finalmente fue rebozado.
Aquellos profanos, siendo 17 en total se levantaban para volver a combatir en un vago intento de detener al desatado. Entre alaridos, rugidos y gritos el guerrero dejaba que la ira lo domine, su propio poder empezaba a liberarse, su armadura se empezaba a quemar en múltiples y pequeñas llamas que se colocaban en los bordes de la metálica pieza, a su vez aquellos ojos se iluminaban en un destello violeta y cual bestia salvaje iniciaba su arremetida.
Cual animal sus ataques eran simples pero letales, ya no solo usaba su guadaña, las dagas volaban y se clavaban en un ser, así mismo este por el impulso y la fuerza terminaba clavado entre los escombros.
Sus pies fueron usados para lanzar otro golpe que elevo a uno de ellos y con rápida maestría este saltaba hasta quedar sobre uno de ellos, tomaba el escudo de aquella bolsa y lo usaba para golpear a uno de ellos, desfigurándolo y dejándolo en el suelo, era una bestia, una bestia desatada, alguien que salio de sus cabales.
Poco a poco su poder seguía resaltando, el control era perdido y finalmente uno de ellos logro atrapar a Cole entre sus brazos, aprovechaba aquel corto lapso de vulnerabilidad para golpear a aquel ser, no reaccionaban, simplemente dejaba que aquellos golpes impacten, más todo se detuvo cuando su risa empezó a florecer, una risa sádica, maníaca y puramente asesina que vino acompañada de una liberación de poder.
Una onda de poder era liberada, todo los profanos eran alejados y del cuerpo de Cole fue irradiado un pilar de energía oscura, de aquella oscuridad solo era visible sus ojos y sonrisa sádica.
El pilar se desvanecía revelando la apariencia de Cole: Todo su cuerpo se hallaba rodeado de llamas violetas, su postura se tornaba encorvada y su guadaña estaba en una sola mano, así fue como desapareció de la vista de los profanos, cuando rápidamente la cabezas de estos rodaron al suelo, sus cuerpos caían y aquel Cole desatado empezaba a mancillar aquellos cuerpos.
Cortes y degollaciones eran vistas, el espectáculo de Cole era visto por Zeus y por Hades, Zeus reía ante aquella situación: Un guerrero perfecto que serviría para el olimpo, cumpliendo sus ideales y misiones que ordenen.
Así fue, como llamo a alguien: Un ser de cabello brillante y rubio, con botas doradas y vestimenta sumamente elegante, una actitud arrogante y servicial ante el rey de los dioses, se presentaba ante el dorado rey.

—Hermes.. Ve y traelo.-

—Como ordene, Lord Zeus.-

Así fue como aquel ser se traslado de aquel dorado reino, basto pocos segundos para localizar, rastrear y llegar donde aquel ser desatado, apenas logro observarlo corrió hacia el a una velocidad que superaba por mucho la de la luz, lanzando un golpe a su cabeza que causaba cierto dolor, tras eso se presentaba cara a cara frente a el.

—Caballero, le pediré que me acompañe.-

Cole no razonaba, solo rugía, torturaba aquellos cadáveres y tras presentarse Hermes, este simplemente lo vio como una nueva presa a la que cazar.
Así con velocidad se abalanzo contra el mensajero de los dioses en un ataque con su guadaña que buscaba rebanar la cabeza, un ataque que debido a su velocidad resultaba difícil de evadir, mas lo logro evadir y aparecer a pocos metros a la derecha de Cole.
Este suspiraba, limpiando del polvo a su elegante vestimenta, arreglándolo y hablándole.

—No recurramos a nuestros sentidos mas primitivos.-

La razón lo abandono, Cole simplemente buscaba a su víctima, tras hallarla este se volvería a abalanzar en un veloz ataque mas este lo volvía a evadir y como consecuencia le retiraba aquel casco que portaba: El largo cabello de Cole permanecía lleno de llamas en sus puntos, su sonrisa era totalmente sádica y sus ojos brillaban en aquel violeta intenso.
Hermes ya no tendría paciencia alguna contra aquel ser, ya lo habría atacado dos veces y no soportaria una tercera, por lo cual usaba su velocidad para posicionarse a lado de Cole, hablando.

—Perdoneme, caballero.-

Tras eso se desvanecia, su velocidad era usada de nuevo para correr en círculos alrededor de Cole, la bestia solo sabía lanzar un ataque circular con su guadaña sin éxito alguno, tras eso Hermes se volvía a posicionar a las de Cole, su mano zurda era levantada lanzando con golpe hacia la nuca, de aquel impacto surgiría como efecto que aquellas llamas se apaguen, el cuerpo de Cole caía inconsciente al terreno, Hermes se limpiaba las manos hablando.

—Es la manera mas fácil, supongo.-

Así fue como este lo tomo de la armadura y lo elevaba con una sola mano, se acercaba al casco el cual era devuelto a la cabeza de Cole y caminaba con serenidad, para luego detenerse y mirar a Adonia, hablándole.

—No me dieron ordenes de asesinarte, ser repugnante pero eres su amiga ¿Vendrás o no?-

—¡Claro!-

La actitud infantil de Adonia salia a relucir, se levantaba de aquel lugar y entre múltiples saltitos se acercaba a Hermes. Sin mantener contacto físico y con una expresión de asco volvía a caminar con la fémina siguiéndole, Cole viajaba en la mano de Hermes, siendo transportado a lo que sería el propio olimpo, le aguardaba un destino incierto y una audiencia con el propio Zeus, donde se decidirá el destino de aquel ser.

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⏰ Última actualización: Apr 17, 2021 ⏰

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