Cap. 7 Tremendo tonto

2.4K 135 92
                                    

Un mes, dos, tres, cuatro meses han pasado desde que escribí esa confesión de que estoy enamorada de Edgar y nuestra relación no ha cambiado. Incluso, le dije dónde podía conseguir un uniforme para que empiece a usar y no tenga problemas con los maestros.

Hemos salido unas cuantas veces, pero solo hemos charlado como amigos. No puedo evitar sentir cosas extrañas cuando estoy a su lado y él parece no notar mi incomodidad.

Tal parece que mi papá ha estado muy bien con esa Violette, aunque no me la ha presentado, creo que es una buena mujer porque mi papá ha estado mucho más sonriente que cualquier otro día.

Ahora estoy en la escuela y Edgar me dijo que hoy me traía una sorpresa. Sé que no debo ilusionarme con alguna fantasía, pero mi cabeza no para de imaginar cosas románticas.

Él me guió a dónde quería que fuéramos y me llevó con Piper y Spike, quienes nos esperaban y yo me quedé boquiabierta- ah... ¿Edgar? -lo miré y me sonrió de lado.

- Piper, Spike, ella es Colette -dijo él y me sostuvo de los hombros estremeciéndome- su más grande admiradora.

- Hola Colette -dijo Piper sonriendo amablemente- creo que empezamos con el pie equivocado... O bueno, nos tropezamos -ella soltó una risita- es un placer -me extendió su mano para que la saludase- soy Piper como lo dijo Edgar y soy...

- ¡Líder de las porristas! -exclamé emocionada y apreté su mano- ¡gracias a ti, nuestra escuela ganó el concurso de porristas dos años seguidos!

- Aww... Dulzura, no fui solo yo -dijo con su mano en su mejilla- las demás chicas también ayudaron.

- Sí, sí, sí... -dije restando importancia a lo que decía- ¿firmarías mi diario? -comencé a dar brinquitos emocionada y ella asintió. Le di mi lapicero y Piper lo firmó bastante rápido. Solté un chirrido de la emoción y abracé mi libro.

Miré de reojo y ahí estaba Spike, parecía algo nervioso. Me agaché un poco para poder alcanzarlo y sonreí tratando de ser amigable- ¿tú también me darías tu firme? -se rascó la nuca y asintió con duda- ¡ah! ¡Me encantas! -él firmó mi diario asustado por mi grito y me sonrojé viendo mi diario- ¡se los agradezco!

- ¿Y yo dónde quedo? -dijo Edgar con su ceja alzada.

- A ti también muchas gracias -le di un beso en la mejilla y al darme cuenta de lo que había hecho agaché mi cabeza apenada- su-supongo que ya me tengo que ir.

Me fui apretando mi diario y sonriendo tiernamente. Llegué a mi salón y miré mis nuevas firmas haciendo que las vea una y otra y otra y otra ¡y otra vez! Me senté en mi lugar y Edgar me tocó el hombro llamando mi atención.

- No sabes lo mucho que te agradezco -dije y él asintió.

- No fue ningún problema para mí, digo, fue fácil con ellos que eran bastante agradables -sonreí agradecida y se sentó en su lugar a mi lado.

Las clases terminaron una horas después, regresé a mi casa y en la noche no pude dormir bien. Me sentía bastante animada por el regalo de Edgar, pero a la vez, me estaba empezando a gustar más.

Debía decírselo.

¿Pero cómo?

Al amanecer, hice mi rutina diaria y al llegar a la escuela, le pregunté con timidez a Edgar:

- ¿Cómo le dirías a una persona que estás enamorado de ella? -él abrió los ojos con sorpresa y luego frunció su ceño.

- ¿A qué viene esa pregunta, niña? -preguntó como si estuviera enojado.

- Solo es pregunta... -murmuré con mis mejillas rojas de la vergüenza.

- Pues... Tal vez... Se lo diría de frente, buscaría un lugar privado, así si me dice que no le gusto entonces se quedaría entre nosotros -se encogió de hombros- o bien, eso haría yo...

- De hecho... No es mala idea lo que me dices, gracias -le dediqué una sonrisa y desvió la mirada molesto. No entendí su reacción, pero no le presté asunto y busqué entre mi diario materiales.

Empecé haciendo una carta de amor por si acaso no me salían las palabras de la boca en el instante. No dejé, obviamente, que él la viera y a la hora de salida esperé a que todos salieran del salón de clases.

Le dije a Edgar que no saliera porque no encontraba mi celular por ningún lado y necesitaba que me ayudara.

Estaba nerviosa, pero bastante determinada a decirle.

Pero no me atreví.

- ¡Oh, qué tonta! -exclamé asustándolo un poco- ¡estuvo en mi bolsillo todo este tiempo! Gracias por ayudarme, adiós. Nos vemos mañana -le di la espalda, pero me detuvo tomándome del cuello de mi polo.

- Espera... ¿Quién te gusta Colette? -un escalofrío pasó por mi espina dorsal y tragué saliva en seco.

- N-no sé de lo que hablas... -dije sin verlo a los ojos.

- No mientas -no me soltó y me puso contra la pared. Como por arte de magia, su bufanda me sostuvo las manos y pegó su cuerpo al mío sin dejar que me defienda, pero mi más grande sorpresa era que su bufanda se movía por sí sola- lo que me preguntaste hoy, la carta de amor y que te pongas roja cuando te pregunto quién te gusta.

- ¿Y tú qué sabes si era una carta de amor?

- Por favor Colette, no nací ayer -su bufanda apretó más mis manos haciendo que suelte un gemido de dolor.

- Suelta... O dile a esa cosa tuya que no me lastime -él negó con su cabeza y miré hacia la izquierda ladeando mi cabeza, pero la regresó tomándome del mentón.

- Dime quién te gusta y te dejaré ir... -me acercó mi rostro al de él haciendo que nuestras narices se rocen entre sí. No pude soportarlo más y grité de la presión:

- ¡Tú! -la bufanda me soltó las manos y su cara de estupefacción no era para menos- ¡planeaba decírtelo, pero lo arruinaste! ¡Idiota!

- Niña... Yo...

- La carta era para ti, te pedí que te quedaras aquí para decírtelo... ¡Y lo arruinaste! -se alejó un poco de mí- si no me atrevía hoy... ¡Planeaba decirlo mañana! ¡Tonto! -salí corriendo del salón y dejé caer al piso mi carta.

Hermanastros (Edgar x Colette) [BS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora