Cap. 14 Mantén la calma

2K 115 49
                                    

- Vamos Colette, tú puedes -me dije a mí misma dándome aliento- sí, ustedes no se hablan mucho desde que unieron a sus papás y sí, Violette quien es su mamá te repudiará si terminas saliendo con él.... -tomé el teléfono y busqué en mis contactos su nombre.

Traté de presionarlo y llamarlo, pero me arrepentí y no lo hice...

Gruñí molesta conmigo misma y entonces papá me llamó. Supuse que era para la cena, así que fui con él.

- Colette -me dijo en cuanto me vio- hoy vamos a cenar con alguien más.

- ¿Así? No es Violette, ¿verdad? -pregunté curiosa.

- De hecho... Edgar vendrá.

- ¡¿Cómo?! -exclamé medio sonrojada.

- Vaya, niña -escuchar su voz me hizo estremecerme y no quise voltear a verlo- no pensé que tu reacción sería esa al escuchar que yo venía.

- Quise hacer esta cena porque sé que tuvieron "algo" -dijo papá enojándome.

- ¡Papá!

- Deja que termine -decía entre risas- y noté que dejaron de hablarse como hacían antes -Edgar se paró a mi lado y me miró de reojo- quiero que eso cambie.

- Pero papá... -murmuré.

- Así estábamos bien... -susurró también Edgar.

No sé si sentirme mal o bien ante esa declaración.

- Oh vamos... -dijo papá rodando los ojos- pueden ser aún amigos.

- No se puede ser amigo de la persona que te gusta -dijo Edgar de mala gana y luego me miró sonrojado- es decir... -cubrió su boca con su bufanda- que no puedo ser amigo de... -me señaló con su dedo índice.

- Mejor empecemos a comer, y cambiemos de tema -dijo papá con su ceño fruncido.

Ambos nos sentamos, pero algo alejados y papá sirvió la comida en silencio.

Fue una cena incómoda, ya que ninguno dijo palabra en todo el tiempo, hasta que papá dijo que iba a lavar los platos cuando ya acabamos.

- Mm... -empezó a decir Edgar y tosió un poco- toma niña... -puso sobre la mesa un sobre que se me hizo conocido.

- ¿Qué es esto? -dije tomándolo.

- Una carta... -dijo con ironía y rodé los ojos sabiendo que eso era obvio.

- A ver... -la empecé a abrir.

- Pero no la abras... -suspiró porque se dio cuenta que lo había hecho- aún... -puso su mano en su cara sonrojado y yo solté una risita por verlo así.

- Es... -me sonrojé viéndola- mi carta... La que te di cuando...

- Sí -me interrumpió- nunca me atreví a abrirla porque te hice sentir mal...

- ¡¿Pero para qué demonios quiero una carta de amor que yo misma escribí?! -exclamé enfadada.

- Niña tranquila...

- Lo siento, pero es que llena de rabia que... -solté un gruñido- ¡te la regreso! -se la puse de nuevo en la mesa cruzando mis brazos- yo te la escribí a ti, no me escribí una carta a mí misma.

- Bueno niña, pero... -lo miré mal y él suspiró- ok, ok... Es mía -la tomó de la mesa y empezó a leerla.

Mis mejillas se teñían de color rojo y mis latidos aumentaban viendo cómo su mirada observaba cada detalle de la hoja. Un sudor frío recorrió mis espalda arrepintiéndome de no haberme quedado con ella.

- Colette... -murmuró sonriendo tiernamente- ¿todo lo que dice esto es verdad o solo palabrería barata?

- ¿Cómo puedes pensar eso? Obvio que es verdad, hablé con mi corazón cuando lo escribí -dije casi en susurro por la vergüenza.

- Niña... -murmuró haciendo que lo mire lentamente. Se me acercó a la oreja y su respiración en su cuello hizo que mi piel se hiciera de gallina- tú me sigues gustando, estoy enamorado de ti... -lo vi de frente con cierta duda.

- Yo también... Pero Violette... Papá... -nuestra lejanía de nuestros rostros era cada vez más escasa y nuestras narices se rozaron por unos segundos. Pero nos tocó el payaso de la mala suerte y escuchamos que papá se aproximaba y nos alejamos.

- Bueno, creo que ya es hora que te vayas, ¿no Edgar? -dijo papá y rápidamente él se puso de pie asintiendo.

- Sí, mi mamá debe estar preocupada... -papá asintió y lo acompañó hasta la puerta.

Me dijo buenas noches y yo me dirigí a mi cuarto pensativa. Tomé de nuevo mi celular y llamé a mi mamá.

- ¿Hola? -preguntó desde la otra línea.

- Mamá, ven mañana -dije decidida.

- Llegaré temprano a la casa, no te preocupes. Adiós -cortó y traté de dormir, pero me fue casi imposible pegar el ojo porque solo pensaba en que mamá podría hacer una locura el día de la boda.

Al día siguiente, como ella dijo, llegó temprano y con el vestido que le había recomendado. Papá a penas y la saludó y se fue a arreglar.

Fuimos a mi habitación y quise resolver una duda que también me hizo pensar bastante...

- Mamá... -llamé su atención mientras ella me abrochaba el vestido por detrás.

- ¿Qué pasa traviesa? -preguntó amablemente.

- ¿Por qué te fuiste? -se quedó callada por unos segundos y luego suspiró.

- Quería estar con ustedes dos... Pero hubieron personas con malas intenciones que por mi culpa pudieron haberle hecho daño a ustedes dos... Entonces empecé a tener discusiones continuas con tu padre para así tener una excusa para divorciarme... Y así cuando le preguntaran a Byron: "¿usted es esposo de Belle?" él contestara: "no, yo estoy divorciado" y no lo molestarían pensando que no me harían daño si lastimaban a tu papá.

- ¿Por eso estuviste ausente estos siete años? -pregunté de nuevo.

- Sí... Tenía que dar a entender que ustedes no valían nada para mí y que había abandonado esta familia... Pero no es así -me tomó de los hombros para verme de frente- los amo mucho y vine a demostrarlo ahora que ya me deshice de todas esas personas.

- O sea... ¿Que amas aún a papá?

- Sí -dijo sin dudarlo ni un segundo- pero ya es muy tarde, él se va a casar y ya se olvidó por completo de mí...

- No lo sé... -dije pensativa- siento que papá aún te ama.

- Lo dudo... -susurró triste- como sea, vámonos ebo decirle unas cuántas cositas a Violette.

- Mamá, mantén la calma.

- Pero si estoy completamente tranquila, no te preocupes.

Hermanastros (Edgar x Colette) [BS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora