Cap. 8 También es un gusto

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Después de ese incidente con Edgar, regresé a mi casa. Papá hizo la cena de muy buen ánimo y yo estaba al contrario, con un pésimo humor.

Me preguntó unas cuantas veces qué me pasaba y yo le contestaba lo mismo: estoy cansada.

Cuando empezamos a cenar, mi papá me dijo que quería presentarme a Violette y que nos había invitado a almozar el fin de semana. Al ser viernes, por mí estaba bien, ya que no tenía nada más que hacer en estos dos días.

Papá también me ha preguntado con respecto a "mi novio", aunque ya le dicho un millón de veces que no es mi novio. Solo porque lo vio dejándome una vez en su motocicleta y espiarnos por la ventana piensa que es mi novio.

Hablando de mi "supuesto novio", él me ha estado llamando todo el tiempo.

¿Cómo demonios consiguió mi número?

También me ha escrito mensajes, pero he apagado mi teléfono para no escucharlo más. No es que esté molesta con él, sino conmigo misma.

¿Por qué le dije eso?

Ahora tengo una vergüenza de verle la cara porque lo llamé idiota.

Y es que se lo merecía.

Pero no me daba derecho a decirle todo eso y ahora que sabe lo que siento, nuestra relación se pondrá tensa e incómoda.

Como sea... Veremos qué pasa el lunes cuando nos veamos.

El domingo llegó y fuimos a la casa de Violette, me sorprendió ver tantos lujos en una casa. El jardín tenía flores variadas, entre ellas unas flores de jazmín, las reconocí porque las vi en un libro. Aunque es raro, ya que yo sepa esas flores solo en partes áridas crecen.

No traje mi diario porque sentía que a Violette le iba a parecer extraño y por eso lo dejé debajo de mi cama escondido.

Precauciones ante todo.

Unas violetas adornaban la entrada y papá tocó el timbre. Unos sonidos de pájaros fue lo que me llamó la atención, ya que era la primera vez que escuchaba un timbre con esos sonidos.

Una mujer de cabello obscuro y unos ojos color violeta nos abrió. También fue mi primera vez viendo a alguien con ese color de ojos- ¡hay, hola! -exclamó dándome un beso en la mejilla saludándome. Yo hice lo mismo intentando sonreírle amablemente- es un placer, tu padre me ha hablado tanto de ti.

- Hija, ella es Violette -la presentó - Violette, ella es mi hija Colette.

- Byron, ella es tan bonita -me alagó- es un placer, pequeñita. Sé que tal vez no sea tu madre, pero espero que pronto me consideres como parte de tu familia.

Sentí extrño que me llamara pequeñita, pero todo lo demás se notaba que lo decía con sinceridad y creo que me agrada.

- Supongo que nos presentarás aquí a tu hijo, ¿no Violette? -preguntó papá y lo vi confundida.

- ¿Cómo que hijo? -pregunté.

- Ah, sí -dijo papá recordando- es que no te lo conté, Violette también tiene un hijo.

- Sí, es mi adoración. Un poco rebelde, pero muy buen chico -me dedicó una sonrisa y esa sonrisa ya la había visto antes, se parecía a la de Edgar.

Basta de pensar en él Colette....

- Espero agradarle -sonreí y ella asintió.

- Ahora se mismo lo llamo... -corrió subiendo unas escaleras hasta el segundo nivel y se pudo escuchar cómo se abría y cerraba una puerta.

Tardaron unos cuantos minutos y Violette fue la primera en bajar- Byron, él es mi hijo -los pasos de él se escucharon y en cuanto nos vimos ambos nos quedamos inertes, tenía su ropa de siempre y su bufanda no hacía falta- Edgar, él es mi novio Byron y su hija Colette.

- Hola... -murmuró mientras seguía bajando pero sin perderme de vista, mis cinco sentidos se activaron al instante y mis nervios no estaban de mi lado.

- H-hola -dije tensa y apenada bajé la mirada.

¡Qué turbio es todo esto!

- Un gusto, Edgar -dijo papá acercándose a él y dándole la mano.

Recordé el día en que lo vio, y lo que me pregunto es que si lo habrá reconocido, aunque parece que no, porque de haber sido así, mi papá hubiera sido de todo menos amable con él.

- El gusto es mío... -Edgar me miró de reojo y se me acercó poniéndome la piel de gallina- también es un gusto conocerte... -me extendió la mano y yo con duda se la recibí. Estaba caliente y mi mano sudaba, dándome pena habérsela dado.

- Bueno -habló Violette aplaudiendo, y eso hizo que nuestras manos se separaran- hoy cociné algo delicioso para los cuatro, así que vayan a sentarse.

- Eso no lo dudo -dijo papá coqueto y le dio un casto beso en los labios. Me dio un escalofrío y Edgar hizo una mueca de disgusto.

- Hay vamos... Al menos esperen a que nos vayamos nosotros -dijo con asco Edgar y me guió hacia el comedor mientras escuchábamos las risas de nuestros papás.

- ¿Qué acaba de pasar? -le susurré asustada.

- Creo nuestros papás son novios -murmuró también y yo rodé los ojos.

- Eso es obvio -suspiré- ¿tú lo sabías?

- No sabía que mamá tenía novio y mucho menos que era tu padre -jaló una silla indicándome que me siente y así lo hice.

- Yo sabía que papá tenía novia, pero no sabía que tenía un hijo y mucho menos que seas tú -él se sentó a mi lado.

- También es obvio, porque si lo hubieras sabido no me habrías confesado tu amor -lo miré mal- lo siento... -la conversación no llegó a más porque Violette y papá entraron.

- Veo que ya están conversando, eso me alegra -dijo Violette.

- Sí, una buena relación de hermanos es muy agradable y eso es algo que nunca te pude dar, Colette -me dijo papá.

- Ni yo te pude dar, Edgar -él negó con los ojos cerrados.

- No somos hermanos -replicó.

- ¡Edgar! -exclamó enfadada.

- Es la verdad, somos hermanastros.

- Sí, hermanastros... -murmuré.

Hermanastros (Edgar x Colette) [BS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora