XVI

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Capítulo dieciséis:

Pasaron varias semanas desde aquella vez en que los muchachos se demostraron lo mucho que se quieren a través de ese beso tan bonito y placentero que se dió de un momento a otro. Semanas en las que no se separaron ni un segundo, en las que los besos y caricias no faltaron, semanas en las que pudieron conocerse más y compartir más tiempo juntos. 

La familia de Jungkook estaba muy contenta también. Veían a su pequeño feliz, disfrutando mucho sus días junto con Taehyung y eso realmente los hacia sentir bien. Porque ellos solo querían la felicidad para Jungkook. 

Y como ya era costumbre; los muchachos estaban juntos, esta vez en la casa de Kim.

Acordaron un rico almuerzo en la casa de Tae, por lo que ahora se encontraban en eso, Jungkook ayudaba a su Hyung mientras que Seung y Baek jugaban en la sala con Yeontan y Gureum. Porque si; los pequeños también fueron invitados a pasar un rato en la casa de su tío Tae, con la única condición de que se comportaran y no causaran problemas; esta advertencia por parte de su papá Jimin. Seung y Baek prometieron que se comportarían, porque estaban en la casa de Kim y además, porque toda su atención se la llevaban las mascotas. Gureum siempre fue la debilidad de los mas pequeños, si amaban muchísimo a su tío Kookie imaginen como amaban a su mascota. Y de Yeontan ni hablemos. Acababan de conocerlo y ya los tenia muertos de amor, al igual que Gureum. Entonces, digamos que estaban tranquilos porque se concentraron en los caninos, y no en pensar alguna broma para hacer. 

Mientras los pequeños Jeon estaban en su burbuja con los perritos, los mayores disfrutaban su cercanía con besos, en la cocina, mientras preparaban el almuerzo. O eso decían ellos.  

—Déjame, pesado —dijo Jungkook con una risita, intentando separarse de Taehyung, quien lo tenia preso en sus brazos.

—Tú comenzaste —se defendió, también soltando una risita. 

Y Jeon no pudo decir nada ante eso porque Tae tenia razón. Desde que llegaron, Jungkook no se separó ni un segundo de su Hyung, y no porque fuera un pesado o algo así, sino porque los abrazos de Taehyung lo calmaban mucho, queriendo quedarse en sus brazos para siempre. Y Jungkook aceptaba eso, no lo negaba, pero ahora se encontraba cocinando, y digamos que, tener a Taehyung detrás suyo no ayudaba mucho a que se concentrara. No le molestaba, porque digamos que desde que se besaron, los tratos comenzaron a ser más cariñosos, me atrevo a decir que hasta de novios, entonces, a ambos les gustaba, y querían darse mimos para siempre. Porque se sentía bonito. 

Quiso evitar sonreír, pero le fue imposible. No pudo evitarlo cuando Tae hundió su cara en el cuello de su pequeño, inhalando un poco y comenzando a dejar caricias chiquitas con su nariz. Algo que hizo estremecer a Jungkook. 

—Hueles a bebé  —le habló en el oído, sonriendo aunque no lo viera y provocándole cosquillas. 

—Es que lo soy. —dijo, con una tierna sonrisita —Soy un lindo bebé.

Taehyung no pudo estar mas de acuerdo; largo una risita, sintiéndose bobo de amor y derritiéndose por el ser que tenia entre sus brazos. 

—Mi bebé  —afirmó, sonriendo. 

Lo tuvo unos minutos más entre sus brazos, para luego liberarlo y dejarlo cocinar tranquilo. Mientras, el rizado se dirigió hacia la nevera para sacar una botella de agua, tomar un vaso de la alacena y servirse un poco del liquido. Se sentía bien. El día estaba bonito, el clima perfecto y su casa no estaba vacía como todos los días. Con los dos revoltosos que tenia en su sala, las mascotas y el lindo chico en su cocina, hacían que el día se volviera hermoso. 

Leucemia | KTH + JJK ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora