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Capítulo cinco

—Las palomitas están listas —decía un sonriente Jungkook, ingresando a la sala de su casa en donde lo esperaba Taehyung, sentado cómodamente en el sillón ubicado enfrente de la tele.

Hace ya una hora el mayor se presentó en la casa de su vecino, dispuesto a pasar el rato con él mientras miraban películas, comían algo y charlaban. Ambos sentían que poco a poco la confianza y la amistad iba surgiendo en ellos, y digamos que eso les alegraba, aún no se conocían bien, pero no tenían problema en hacerlo. Eso era parte del plan que tenían para hoy; conocerse más.

El mayor le devolvió una sonrisa como respuesta a Jungkook cuando éste llegó al frente de él, entregándole el recipiente que contenía las palomitas. Taehyung lo tomó y Jungkook quedó sentado a su lado.

La incomodidad del primer día que se vieron ya no estaba.

Shrek dos fué la película ganadora entre las opciones que mencionaban los muchachos para ver en lo que quedaba de la tarde y parte de la noche. Tenían la casa para ellos, puesto que Namjoon y Seokjin decidieron salir para distraerse en poco y pasar más el rato como la pareja feliz que eran. Ambos estaban muy contentos por lo feliz y animado que estaba siendo Jungkook en los últimos días, les alegraba saber que tenía un amigo a su lado, alguien que lo ayudaría a olvidarse de su situación por un rato, alguien con quien compartir además de ellos, sus padres, alguien con quien disfrutar y divertirse.

Y Jungkook se sentía de la misma forma en la que sus padres lo describían.

Desde que perdió a sus amigos nada fué igual. Muchas personas se alejaron, dejando completamente solo y a decir verdad, a Jungkook le costó entender el porqué se alejaban, eso hasta que le dijeron en su propia cara que "no podían ser amigos de un enfermo" y aquella frase aún dolía en Jungkook. Pero no importaba. Él no necesitaba de gente así para poder seguir. Claro que no.

Porque él valía más que todos ellos juntos.

El hecho de que ahora estuviera compartiendo una tarde películas con Taehyung lo ponía muy felíz, el estar compartiendo palomitas, el tenerlo en su casa, el que pudieran hablar sin sentirse incómodos... Realmente se sentía bien.

Y el rizado estaba experimentando exactamente lo mismo.

La película aún no estaba puesta, sólo comían las palomitas, mientras conversaban. Por primera vez podía ver de cerca a Jungkook, y estaba descubriendo muchas cosas. Aquella noche en el parque también tuvieron un cierto acercamiento, pero lo único que los iluminaba era el cielo, por lo tanto, se le hacía un poco difícil divisarlo bien. No como ahora, que estaba descubriendo los lindos detalles que tenía el menor en su cara.

Llevaba puestas unas gafas redondas, su infaltable capucha dejándole ver un poquito de su pelo, pero para Taehyung era como si no fuese nada, los ojitos bonitos que robaron su atención desde el primer día y el lunar debajo de los los labios completaba la cara angelical que poseía el menor.

Miraba como le hablaba, pero Taehyung muchas veces se perdía en sus ojitos, logrando así dejar de prestarle atención a sus palabras y dándole como única respuesta un "", como si le hubiera prestado atención, cuando no. Y eso le hacía sentir mal, porque quizás para Jungkook era un tema importante y él sólo se la pasaba mirándolo, sin darle un mínimo de atención.

Es que Taehyung no esperaba que su vecino tuviera una cara tan bonita.

—Estás mirándome mucho y debo decir que me está dando miedo —habló Jungkook, mientras sonreía poquito y llevaba un puñado de palomitas a su boca.

Leucemia | KTH + JJK ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora