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Capítulo uno

El día era agradable. O al menos para Jungkook, una persona que amaba los días grises, justo como se encontraba en estos momentos. En la mañana había llovido demasiado, tanto que ni siquiera el pequeño pudo salir a sentarse en el pequeño jardín delantero que tenía su casa, pero, para la tarde la lluvia calmó, dejándole salir a disfrutar del hermoso y agradable clima.

En posición de indio se encontraba, con sus ojos mirando hacia el gris cielo, oyendo los autos y personas pasar cerca y al frente de su casa, protegiendo a su pequeño perrito Gureum del rocío que caía, teniéndolo encima de sus piernas cruzadas, dándole suaves caricias. La campera negra y fina que traía puesta no lo protegía para nada del frío, pero no le importaba. Su capucha le cubría la cabeza y con eso le era más que suficiente.

Y en realidad, muchas cosas ya no le importaban.

Pero, al que si le importaría si pescaba un resfriado, sería a su papá adoptivo; Kim Namjoon. Y a decir verdad, ver a su papá regañandolo, no era nada divertido, pero por otra parte, se quedaba tranquilo al saber que su otro papá adoptivo, Kim Seokjin, lo defendería como siempre.

Sonrió por eso.

Jungkook sabía que sus papás lo amaban con su vida, pero el que más lo consentia y mimaba era Jin. Tenía muchas pruebas y cero dudas.

La vida de Jungkook no era considerada "normal"... No, corrección, Jungkook no consideraba que su vida fuera normal, porque para él no lo era. En lo absoluto. Cuando hace cuatro años le diagnosticaron Leucemia, y hace un año le diagnosticaron que su cáncer era terminal, la idea de que su vida jamás volvería a ser normal se instaló en su cabeza, desde entonces y hasta ahora, esa idea seguía y entendió que siempre sería así. O al menos hasta que la hora de su muerte llegara.

De a poco perdía las ganas a todo.

Podría estar "bien". Sabía que si no hubiese tomado la decisión de no seguir con sus quimioterapias hace cuatro meses, quizás, en estos momentos se sentiría un poquito mejor. Sólo un poco. Aunque en realidad, pensar eso no repercutía mucho en su presente, y mucho menos lo hacía arrepentirse, la decisión que tomó fue a conciencia y sabiendo perfectamente las consecuencias que eso podía traerle, pero de todas formas, quiso terminarlo y así fue. Hace cuatro meses que no tomaba sus pastillas, y agradecía que ni sus padres, ni su hermano mayor Yoongi, hayan interferido en su decisión.

Le quedaba poco tiempo y lo sabía.

Decidió ponerle fin a su tratamiento, sin embargo, debía realizarse exámenes y pruebas de seguimiento, las cuales se daban una o dos veces al mes, con análisis de sangre u otros exámenes.

El cabello estaba volviendo a crecerle, algo que lo ponía contento en algún punto.

Los medicamentos de quimioterapias son realmente potentes que atacan a las células cancerosas de crecimiento rápido, y lamentablemente, pueden provocar la caída del cabello en todo el cuerpo, no sólo del cuero cabelludo. Jungkook sufrió mucho esa parte cuando su tratamiento recién comenzaba, no llegó a quedarse calvo, pero si perdió una buena cantidad de cabello.

A ese aspecto realmente no le tenía mucha importancia, y tuvo que aclarar esto cuando sus padres pensaron que el motivo para que abondonara su tratamiento era la pérdida del cabello, pero claramente no fue por eso y Jungkook tuvo que explicarlo.

Namjoon y Jin estuvieron mucho tiempo para aceptar la decisión de su hijo, y aún les costaba, porque sabían que en el momento más inesperado, su pequeño se les iría y de tan sólo pensarlo, el corazón se le hacia añicos. Jamás lo entenderían y mucho menos aceptarían, pero no decían o hacían algo por respeto a Jungkook y su decisión.

Leucemia | KTH + JJK ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora