XIII

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Capitulo trece:

Y entonces llega alguien, que no sabes como, ni porque, solo sientes que te gusta y ya.

Esas palabras definían a la perfección la situación de Taehyung. Eso sentía mientras tenia su mirada puesta en Jungkook, quien se encontraba sentado en la encimera de su cocina, balanceando sus pies contento, mientras llevaba los dedos de la mano a su boca para quitar el resto de chocolate que le quedaban al untar las fresas deliciosas que Taehyung le había comprado en la tarde.

Habían pasado exactamente dos semanas desde su ultima recaída. Dos semanas en las que no se separó de su Hyung favorito en ningún momento, y también, semanas en las que aprovechó a full con sus sobrinos y familia.

Todo marchaba bien.

Ambos muchachos estaban recién llegados a la casa de Taehyung, tuvieron una tarde de cine hermosa, pasearon un poco por el parque y luego decidieron regresar a casa del mayor, en donde tenían planeado cenar algo rico y rápido.

-Están deliciosas -una linda sonrisita apareció en la cara de Jungkook, llevando sus ojos hacia la mirada de Tae, quien lo miraba embobado -Gracias, TaeTae.

-No es nada, bebé. Come tranquilo -le devolvió la sonrisa, mientras cruzaba sus brazos y se apoyaba en la mesada frente a su pequeño.

Y Jungkook se volvió de gelatina cuando escuchó el apodo que usó Tae. Últimamente lo trataba de una manera muy bonita y cariñosa, y a Jungkook le encantaba muchísimo, no le negaría que lo tratara así porque él se sentía bien. Taehyung lo hacía sentir muy cómodo y apapachado, realmente no tenía ganas de terminar con eso.

Por otro lado, el mayor sentía que ya había ganado todo.

Ver tan feliz y animado a su Jungkookie era lo más lindo del mundo, y más si esa causa de su felicidad era Tae, lo alegraba muchísimo más. Prometió ayudarlo a sentirse bien, y si lo lograba, estaria más que satisfecho. Porque lo único que importaba era que Jungkookie se sintiera bien.

Se quedó mirándolo, como ya era una costumbre.

Jungkook lograba captar toda su atención de una manera rápida y sin hacer nada. Él podría estar sonriendo y Taehyung estaría babeando, literal. Hace semanas que el mayor comenzó a pensar más a profundidad ese tema, sabía que no era algo para hacerse el tonto, ya que sus sentimientos no lo eran, entonces, sería imposible querer evadir el tema cuando él mismo sabía lo que estaba sucediendo. Le gustaba Jungkook y hace días lo había confirmado.

¿Le asustaba? Un poco.

Es decir, se planteaba o imaginaba las reacciones que tendría Jungkook cuando se lo dijera, porque sí; estaba decidido a comentarle al menor sobre sus sentimientos. Pero no ahora.

Necesitaba tiempo para procesarlo, aunque no le llevaría mucho. ¿Que debía procesar realmente? ¿El que Jungkook le gustara? Por Dios, no es como si le sorprendiera.

Jungkook era un chico muy hermoso, precioso, lindo, y todos los adjetivos relacionados a esos con los que Taehyung lo describía. La pureza que tenía el menor también era algo hermoso; tenía belleza interna y externa, la manera tan hermosa en la que era él mismo, su sensibilidad, el cariño que mostraba cuando entraba en confianza... En fin, muchas cosas. Cosas que dejaron completamente jodido a Taehyung.

Entonces, no le sorprendía que Jungkookie se haya robado su corazón.

Sonrió mientras miraba como el pequeño comía en silencio sus deliciosas fresas, estaban en silencio pero a ninguno les molestaba. Y Jeon se sentía muy contento, cómodo y agradecido. Había pasado una tarde linda con su Hyung, y que ahora estuvieran en su casa también le parecía algo lindo.

Leucemia | KTH + JJK ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora