1 | Mírame más.

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No sabía cómo habían llegado a eso. Ni tampoco cuándo pensó que eso podía ser una idea aceptable. Porque una "buena" no lo fue.

Los gemidos de Floch llenaban la habitación pero los únicos que llegaban a sus oídos eran los de su mejor amigo, a sus espaldas.

Armin estaba siendo follado justo en la cama tras él.

Sumergido en una total lujuria, el chico de cabellos rojizos a la par de sí, habían terminado en la misma habitación que la otra pareja, en aquella revoltosa fiesta.

A oscuras, cerrando la puerta al instante, sin dejar de besarse, entraron en el cuarto, cuando notaron que la cama estaba siendo ocupada por sus amigos.

Jaeger se desorientó al ver que quien se encontraba con el rubio era Jean. Bastante raro, pues no era como si ellos dos, dentro de su círculo social, conversaran mucho. Sin embargo, no hizo comentario alguno, sólo le dio una mirada al pequeño, semi desnudo sobre la cama, que cubría su rostro con sus manos.

A la pareja dentro, no le importó, -o bueno, al más alto, pues el de ojos azules no se movió ni un centímetro, ante la pena que sentía-. De hecho, el de cabello cenizos, dijo sin preocupaciones que ya terminarían y que no tenían inconveniente en que Eren y su acompañante tuvieran relaciones sexuales al tiempo que ellos. Incluso pensaron que la tensión acumulada sería un buen ambiente para los cuatro.

—E-Eren. —Floch se mantenía sentado en el tocador de la habitación, aferrándose al moreno, mientras el otro arremetía constantemente.

—Cállate —ordenó, mordiendo el lóbulo de la oreja ajena.

Ser agresivo con él, era algo que Jaeger hacía con frecuencia. Ese tipo de juego, era algo que llevaban empleando. Aunque al moreno no le disgustaría llegar a los "leves" golpes y un poco más allá, asumiendo un rol demandante, la negación por parte del otro estaba presente, llegando sólo a pequeñas acciones.

Las manos del castaño se sostenían en el espejo tras Forster, sintiendo su excitación ser abrazada por los adentros del otro. Sus sentidos estaban al máximo en aquella falta de luz en el lugar.

A pesar de ello, sus pupilas sólo se centraban en la imagen reflejada en el vidrio, de lo que estaba sucediendo en el colchón, detrás de él.

La espalda descubierta de Jean, siendo sujetada con fuerza por las manos de su amigo de infancia. Los cortos mechones rubios que subían y bajaban ante cada brusco empuje del más alto. Las exclamaciones de placer que se escuchaba con intensidad en su oído, no le impedían, para nada, inundarse de los suaves jadeos de Arlert.

Sus ojos prestaron atención al momento en que el rubio abrazó a su acompañante y su bonito rostro se asomó por sobre el ancho hombro de Kirschtein.

—Creo que voy a co-...

La expresión de gozo perteneciente a Armin, hizo que Jaeger apresara con rudeza los labios del chico frente a él, interrumpiéndolo, sin prestarle atención.

—Agh, carajo —murmuró Floch, cuando sintió el líquido ensuciar un poco sus camisas aún puestas.

—¿Te dije que podías hacerlo? —El moreno lo jaló del cabello de la parte posterior de su cabeza, haciendo que la moviera hacia arriba, soltando un grave quejido, por sobre los lloriqueos del de ojos azules—. ¿Lo dije? —habló ronco.

—N-no, pero-... ¡ah, mierda! —Soltó un gemido, cuando el castaño dio una estocada con fuerza, hundiéndose en su cuerpo, tanto como le fue posible.

Las verdosas pupilas regresaron al espejo, sólo para notar que Arlert mantenía su vista en él, cuando sus miradas se encontraron.

El rostro de Armin enrojeció más, pero ni eso pudo hacer desaparecer su expresión necesitada, ni parar los ruidos que salían de su boca.

Party! || EreminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora