15 | Niño malcriado.

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Era casi medianoche cuando los tres invitados abandonaron el departamento. Era casi medianoche cuando los despidieron desde el segundo piso. Era casi medianoche cuando Eren corrió a su habitación a buscar algo en específico. Era casi medianoche cuando la puerta del departamento de Jaeger fue cerrada.

Los besos eran bruscos, ansiados, drenaban toda una noche de frustración sexual acumulada, con las manos de ambos tocando todo a su alcance.

La camisa de Armin fue desprendida en su camino. Jaeger amasaba sin cuidado uno de los formados glúteos del rubio, haciendo presión entre sus bultos formados. Su extremidad restante, jugaba con el arete prendido al pezón que molestaba.

Las manos del ojiazul se desplazaban por la espalda del moreno bajo la camisa, clavando sus no tan largas uñas, con sus quejidos sonando a cada succión del alto, en su boca.

—Suelta —murmuró Eren contra los labios ajenos, llevando su mano del botón rosado a una de las muñecas del rubio en un intento por quitar el tacto de encima suyo.

Los torpes pasos eran dados, sin ninguno tener una pizca de intención por abandonar el sabor de la lengua del otro.

El toque del ojiazul se volvía audaz, arrastrándose por toda la piel del castaño, regresando hacia el frente, donde buscaba deleitarse con los abdominales marcados.

Jaeger no pudo marcar paso hasta su habitación al tener su erección palpitando con más fuerza a cada caricia del bajito, por lo que terminó por estampar al rubio con la mesa de la cocina, acorralándolo en ella.

Armin paseó sus manos por los abdominales de su mejor amigo, hasta que quiso jalar la prenda. No fue posible, con el más alto deteniéndolo, al darle un manotazo a las extremidades contrarias.

—Tienes una rara urgencia por que la meta y te haga sentir bien, ¿no es así? —murmuró Eren, llevando sus manos al torso del ojiazul, acariciando con sus pulgares los lindos pezones con joyas.

Su boca viajaba por el cuello níveo del chico, besaba y succionaba. Mordía y besaba, escuchando los pesados suspiros que su invitado soltaba, con las manos de Armin siendo las que se posaban en el trasero de Jaeger, queriendo que la presión en sus pelvis no desapareciera.

—¿No eres tú quien quiere sentir su pene caliente en mi culo? ¿Que te abrace y te llore para que te muevas más rápido? —susurró, aprovechando que tenía el tímpano del castaño cerca de su rostro.

El mayor seguía con su tarea, esforzándose aún más de forma inconsciente, con todas las escenas descritas por su amigo plasmándose en su cabeza como una película. Una película que definitivamente vería mil y un veces. Una película que en definitiva actuaría mil y un veces.

—¿No quieres que gima para ti? ¿Que haga "ah, Eren"? —gimió su nombre con lentitud, tan bien que el nombrado sólo se deleitó con ello, frunciendo su ceño—. "Más rápido, papi, ¡ah! Más, Eren".

Mierda. La ola de calor intenso se dirigió a un lugar en específico, haciendo las punzadas crecer tanto como sus ansias.

—Suéltame —exigió, tratando de sonar desinteresado, quitando con brusquedad las manos que acariciaban su trasero—. Hoy estás hablando demasiado, quiero que te calles. —Se enderezó, acercándose al rubio, lo suficiente para rozar sus narices, sin dejar de ver esos labios rojizos.

—¿No te gustan mis preguntas? —Giró con ligereza su cabeza, quedando a escasos milímetros de los labios ajenos—. ¿No quieres contestarlas? —A cada palabra, sus labios se sentían sobre los otros—. ¿O es qu-...? —Fue interrumpido, cuando la lengua de Eren se coló en su boca, callándolo por fin, al tiempo que soltó un jadeo cuando fue subido a la mesa.

Party! || EreminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora