11 | Alcohol de la verdad.

1K 107 114
                                    

Después de un rato, el celular de Arlert vibró, siendo ignorado.

—¿Quieres que llene tu vaso, Armin? —preguntó Mikasa, levantándose para ir a la barra.

—Oh, no. Creo que ya fue suficiente con este último —dijo, moviendo el cristal en su mano con menos de un cuarto de líquido en él.

—¡Yo sí! —canturreó Connie, estirando su envase.

El rubio tomó el vaso, antes de que se le escapara de las manos a Springer, al ya estar más que ebrio.

—No, tú no. —Ackerman se marchó, con el vaso de Jean en manos, cuando se lo estiró y ella lo tomó sin preguntar.

Connie lloriqueó, con Arlert soltando una risa nerviosa.

La conversación se reanudó. El móvil de Armin seguía vibrando en el bolsillo de su sudadera, ya sobre sus hombros. Y supo de inmediato de quién se trataba porque sólo había una persona que mandaba tantos mensajes a altas horas de la noche.

Lo sacó dándole una mirada a la pantalla. El mismo chico de horas antes. Ignorando las decenas de comentarios hechos, sólo se centró en uno: "estoy afuera, sal".

¿Qué? ¿Estaba fuera de su casa?

Armin frunció el ceño, confundido. Habían pasado horas desde el mensaje de "llego en 15" que le mandó. ¿Qué diablos pretendía?

Incluso si llegara a su casa, Hitch por fin podría darse cuenta del imbécil que era. O por lo menos Annie le miraría mal.

De igual forma, no le tomó importancia, dejando el celular sobre la mesa. Recargó su codo sobre la superficie, con su quijada en su mano, desviando su vista a la barra a lo lejos, justo donde Mikasa esperaba a ser atendida.

El bar ya estaba más vacío. Quedaban algunas personas, pero el ruido era menos notorio por arriba de la música de fondo.

Había pasado casi media hora desde que Eren dejó el establecimiento. Si se tardaba un poco más de lo pensado, el lugar cerraría. Bueno, no era como si le importara, lo único que tenía en mente era tratar de permanecer despierto.

La vibración en el móvil fue percibida por sus amigos pero aún así Arlert sólo se limitó a ver a la azabache, con un gesto neutral.

La anécdota que Ackerman contó le traía memorias olvidadas. Jaeger y él conocieron a la de rasgos asiáticos en la escuela media. Fue cuestión de tiempo para que los tres se volvieran amigos cercanos, saltando de casa en casa al terminar clases.

Annie pareció estar sorprendida con la aparición de una chica entre los amigos de su hermano menor. O quizá, por el hecho de que apareció alguien más en el grupo de amigos de Armin. El grupo de amigos de Armin se llamaba Eren. Eren era su único amigo en aquel entonces.

Tal vez, la atención que el castaño le daba fue suficiente para hacerlo enamorarse de él. Y de la nada salió de su infantil boca un "me gustas" hacia el mayor, que dejó como un tomate el rostro del pequeño moreno.

Sonrió ante el recuerdo. Sonrisa que fue borrada por completo al escuchar su móvil de nuevo.

—¿Vas a contestar, Armin? —balbuceó Sasha, extrañada.

Lo tomó, molesto, abriendo la aplicación. Otra vez un número desconocido. ¿No existía la dignidad en él?

"¿Vas a salir o tengo que entrar al bar?"

Ese mensaje lo congeló. El escaso sueño que tenía se esfumó de su cuerpo. ¿Cómo? ¿Estaba ahí? ¿Estaba afuera del bar?

Elevó su cabeza, queriendo mirar por los ventanales. Sólo pudo divisar a Mikasa, llegando a la mesa con el par de vasos. Se levantó, sin apartar la vista de la entrada, empezando sus pasos en dirección a ella.

Party! || EreminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora