2 | Próxima vez.

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—¿Por qué me sonreíste?

Arlert pasó sus pupilas por el rostro del otro, observando minuciosamente cada facción. Sus ojos regresaron a los de Jaeger.

Lo único que hizo fue darle la misma sonrisa, con el mismo matiz, con la misma sensación que le hizo sentir a Eren, hace un rato atrás.

Salió del auto, antes de que el moreno pudiera decir o hacer otra cosa.

Apenas cerraba la puerta sin prisa alguna, cuando el de ojos verdosos, ya se encontraba rodeando el auto, después de bajarse, para acercársele.

Se plantó frente al ojiazul, bloqueándole el camino.

—Armin, ¿por qué me sonreíste de esa forma? —volvió a sonar su voz demandante, frunciendo su ceño.

El mencionado dio unos pasos atrás, recargándose en uno de los costados del auto, justo en la puerta ya cerrada. Ah, tal vez era el alcohol en su sistema pero escuchar la voz de Eren en ese tono, le causaba euforia.

—¿De qué forma? —murmuró burlesco, cruzando sus brazos sobre su pecho, soportando las ganas de reír.

El castaño estaba por perder los estribos. Se acercó, terminando por poner sus manos a cada lado de la cabeza del rubio, sosteniéndose del auto. Armin miró de reojo uno de los fuertes brazos de su amigo. De acuerdo, estaba impacientándose. De verdad, sentía unas ansias enormes empezar a crecer.

—Tú sabes a qué me refiero —respondió, acercando su rostro.

El ojiazul subió una de sus manos a la mejilla del moreno, acunando su rostro con ella, empezando caricias con su pulgar. Eren sintió un calor subir hasta su cabeza.

—Si me sostienes del cabello, como a Floch, tal vez te diga l-... ¡agh! —No hubo tiempo de terminar.

Eren quitó con rudeza la mano que lo tocaba, apretando la delgada muñeca y con su otra extremidad libre, tomó a Arlert de los mechones de detrás de su cabeza, jalándolos cruelmente para poder conectar sus labios con los del rubio, cuando el otro, en resultado, se vio obligado a subir su mirada.

El más alto no supo si aquel último comentario por parte de su amigo, iba en sentido de humor, sin embargo, lo único que tenía claro, era que Armin lo había tentado demasiado.

Sus lenguas ya chocaban entre sí, con total brutalidad, queriendo probar más y más. Armin podía sentía el arete que llevaba Eren en su lengua, encontrándolo bastante placentero al húmedo toque. El agarre en el cabello del rubio se intensificaba, haciendo que tratara de contener sus quejidos.

Las mejillas de Arlert estaban encendidas y su cuerpo deseaba más de aquel extraño trato. De sentirse como una presa frente al chico.

Colocó su mano libre en la hebilla del cinturón del moreno, terminando por meter algunos dedos al pantalón, jalando hacia él al castaño. Eren notó aquello y tiró con suficiente fuerza los mechones, separándose y ocasionando un gemido en el rubio, para después mirarlo a los ojos.

—Si quieres que te trate como una zorra-...

—¿Qué? ¿Tengo que pedirlo por favor? —retó, sobre los labios de Jaeger.

Aquel sonrió, metiendo una de sus piernas entre las del ojiazul, rozando la erección que se había formado en el menor y soltando la muñeca que aún sostenía, para dirigirla a la espalda baja del chico frente a él.

—Vas a tener que arrodillarte como la puta que estás siendo —susurró, ocasionando que el otro soltara un extasiado suspiro, que se vio interrumpido en un gemido, cuando el castaño presionó su entrepierna y al tiempo apegó su cuerpo al de él, con su mano en uno de sus glúteos, en un apretón.

Party! || EreminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora