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Luego de aquel intercambio de miradas bastante corto para Seungmin el Rey hizo un ademán con la mano como despedida y luego entró de nuevo al palacio dejándolo ahí, confundido y algo avergonzado.

Intentando no pensar mucho en eso consideró que sería mejor leer un rato los interesantes libros sobre su escritorio, libros que al parecer habían traído junto a su nueva ropa, se sentó sobre la silla y tomó el primero; un libro de tapa negra y letras doradas anunciando el título era lo que estaba en sus manos.

Se veía bien a primera vista y no dudó en abrirlo para comenzar su lectura y en menos de diez páginas él ya estaba cantando en su mente lo encantador y atrayente que era aquella lectura, era una novela, una novela romántica. El amor de una solitaria jovencita que vivía en una cabaña en el bosque y un delincuente prófugo de la ley que era perseguido por los principales guardias del Rey; "Escondiendo mi corazón" así se titulaba la novela.

Los diálogos eran simplemente conmovedores, habían grandes frases verdaderamente ciertas que quedaron en lo más profundo de él y por supuesto la trama era bastante impredecible, él no podía esperar para llegar al final y descubrir que pasaría.

Sin embargo su momento de concentración se desvaneció cuando la puerta fue tocada dos veces antes de que se escuchara el sonido del seguro siendo sacado y por fin una persona apareció en el umbral de la puerta con una bandeja en manos.

— Buenas noches — saludó ella, Seungmin lograba reconocerla como la señora que había llamado a los niños momentos atrás y recordaba vagamente que ella había estado en la sala esa mañana, por tanto había visto su acto vergonzoso cuando salió despavorido del comedor. Escondió su rostro con el libro dejando que solo sus ojos se notaran y la mujer en la puerta rió levemente antes de alzar un poco la bandeja en sus manos. —, traje tu cena, el Rey nos comentó que eres demasiado tímido y por eso no nos acompañas en el comedor.

¿El Rey les dijo eso?

Ella miró en dirección a los platos aún amontonados sobre el escritorio y sonrió abiertamente antes de asentir.

— Terminaste tu almuerzo, me alegro, ¿te gustó?

Dudó un poco antes de asentir levemente sin dejar de ocultar su rostro con el libro.

— Bien — ella avanzó hasta el escritorio y sintió que sus mejillas explotaban en rojo, no sabía que hacer en una situación como esta, estaba avergonzado por su acto de la mañana y no se atrevía a darle la cara a la mujer, temía que ella tuviera una mala impresión de él, aunque parecía ser alguien bastante agradable. —, me llevaré esto y te dejaré la cena — ella dejó la bandeja sobre el escritorio y sacó los platos sobre esta para ponerlos sobre la madera mientras los trastes ya usados los ponía sobre la bandeja reemplazando a los otros. —, vendré más rato, cuando termines, para llevarlos ¿está bien?

Asintió una vez más y ella le regaló una hermosa sonrisa mostrando sus dientes, acarició sus cabellos de manera sorpresiva y Seungmin ensanchó los ojos por aquella acción.

— Come bien, vendré después.

Y luego simplemente se fue, con lentitud bajó el libro y miró los platos en la mesa, sin embargo nada evitó su enorme sonrisa cuando vió el pedazo de pastel de chocolate en uno de las lozas, lo mejor para el final se recordó.

Cuando terminó dejó todo ordenado sobre el escritorio y caminó hasta su cama, por ahora eso había sido más que suficiente para cansarlo completamente, está bien, puede que sea una persona un tanto floja.

Se acomodó debajo de las sábanas y su mirada se clavo en la puerta de la habitación, justo ahí no tenía nada en que pensar, se sentía cómodo pero no sabía si eso era algo bueno o malo.

Por una parte sentía que estaba dejando pasar algo, algo sumamente importante. Pero por otra parte estaba cómodo ahí.

¿Tal vez mañana podría salir por fin de la habitación?

Posiblemente.

Sus ojos se entrecerraron levemente y parpadeó con lentitud antes de lanzar un bajo bostezo, entonces luego de unos segundos más sus párpados por fin cedieron y cayó al sueño.

La puerta de la habitación fue abierta momentos después y por esta entró la misma mujer de hace rato quien trató de ser lo más silenciosa al ingresar acomodando los trastes en la bandeja en sus brazos, al terminar caminó de nuevo a la puerta saltando levemente en su sitio al ver al Rey apoyado en el umbral de la habitación.

— Majestad — llamó ella en un susurro a lo que el azabache giró su mirada en su dirección —, ¿qué está haciendo aquí?

El azabache suspiró bajo y cruzó sus brazos sobre su pecho volviendo su mirada al pelirrojo que descansaba sobre la cama.

— Solo quería asegurarme de que estuviera descansando.

La mujer asintió y pasó a su lado dándole una última mirada al menor de los tres y luego con una leve inclinación al Rey partió de vuelta a la cocina en donde dejaría todo antes de ir a su habitación en donde lo esperaba su pequeño nieto.

Mientras tanto Hwang inclinaba su cabeza de manera que esta quedara apoyada contra la puerta, mordió su labio inferior levemente antes de hacer una leve mueca, sus labios se convirtieron en una delgada línea y se fruncieron a un lado.

¿Y ahora qué? ¿Qué haría con aquel pelirrojo? Estaba seguro de que el menor se sentiría incómodo si le pidiera que volviera a su papel de Arlequín como si nada le estuviera pasando, tal vez el menor necesitaba más tiempo solo para que se acostumbrara a eso, a donde estaba y lo que sería a partir de ahora.

O tal vez podría dejarlo quedarse sin tener que forzarlo a ser su Arlequín, pero entonces el menor preguntaría ¿por qué? Y si le decía el porque probablemente se enojaría ¿lo haría? Notaba que el chico era orgulloso pero si le explicaba la situación... seguiría de igual forma, tal vez... y si le pregunta porque no lo deja ir si no lo quiere como Arlequín... ¿Qué le diría?

El tampoco tenía una respuesta a eso, el aún no sabía porque no quería dejarlo ir.

Entonces tan solo quedaba esperar, por ahora no le pediría ningún show o le mencionaría su papel de Arlequín, si, solo necesitaba darle tiempo.

𝕬𝖗𝖑𝖊𝖖𝖚í𝖓 || HyunminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora