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— No estoy seguro de- — en realidad dudaba mucho estar seguro de algo a estas alturas, de todas formas nada le salía como quería.

— ¡Vamos! ¡Corra hyung! — un ejemplo de eso era la escena de ese momento, ya había llegado la hora del almuerzo y como ya parecía ser costumbre los pequeños lo arrastraban sin pensar al comedor, luego de una larga carrera y muchas victorias para los menores ahora se encontraban ahí.

Suspiró abatido antes de regalarle una sonrisa a los niños y dejarse llevar por estos hasta el comedor con Jeongin siguiéndolos por atrás, el caballero caminaba de forma lenta y pausada con las mejillas explotando al vivo rojo, una clara evidencia de lo mucho que fue abusado por los malévolos niños que ahora sonreían como angelitos mientras lo llevaban hasta el comedor. Había sido una mañana bastante movida sin duda y juraba que sus piernas estaban mediamamente entumecidas, lo único que quería hacer justo ahora era tirarse sobre su cama y no moverse de ahí por un largo tiempo.

— N-no caminen tan rápido — pidió Jeongin entre suspiros temblorosos mientras se agarraba de los muros de vez en cuando. —, dios no siento las piernas.

Seungmin hubiera reído por su situación si no fuera porque se encontraba en la misma, era desconcertante como esos niños lo habían hecho moverse dibujando patrones imaginarios de los cuatro puntos cardinales, simplemente agotador. Tal vez debería hacer ejercicio más seguido, no recuerda cuando fue la última vez que corrió tan rápido, ni siquiera cuando escapaba de los Castillos corría así.

— ¿Esto es peor que alguna cosa que hayas echo antes? — preguntó tratando de sacar algún tema mientras sus piernas temblaban ligeramente. Pronto estuvieron en el pasillo que daba al comedor, los niños fueron los primeros en entrar por las grandes puertas siendo entonces seguidos por ellos dos.

— Peor que cualquier entrenamiento que haya hecho para este trabajo. — contestó Jeongin antes de que ambos rieran juntos y sacaran muecas de dolor por la horrible sensación en sus piernas.

Al alzar ambos sus miradas descubrieron que todos en el lugar los miraban en silencio con expresiones difíciles de reconocer, estaban divididas entre divertidas y enternecidas hasta serias y sin emoción de parte de dos hombres.

— Ya llegaron — habló Hyunjin con una sonrisa mientras se posaba detrás de su silla. —, vamos, vengan a comer, deben estar cansados.

Ambos asintieron, Seungmin jura que lo intentó sin embargo al dar un paso a la par de Jeongin ambos se abrazaron de inmediato tratando de no caer al suelo de lleno, sus rodillas se doblaron ligeramente y Yang intento pararlo al igual que él.

Las risas no tardaron en escucharse en el lugar.

— Dios que vergüenza — susurró Jeongin antes de suspirar escondiendo su rostro en el cuello del pelirrojo. —, no me puedo mover. — confesó entonces.

— Si tu no puedes yo menos.

Pronto sintió unos manos sosteniendo su cadera y una risa ligera colándose en sus oídos muy cerca de él, observó como Chan separaba a Jeongin de él y lo sujetaba por la cintura para llevarlo hasta la mesa mientras las manos que lo sostenían ahora lo ayudaban a avanzar empujándolo levemente y apegandolo al torso de la persona.

Hyunjin lo sujeto con firmeza mientras avanzaban hasta la mesa.

— Puedo reconocer que tuviste una mañana bastante ocupada. — dijo el Rey, el pelirrojo miro hacia un lado y formó un puchero con sus labios, avergonzado de que el Rey tuviera que ayudarlo para caminar. — Antes de jugar con los niños siempre es bueno calentar un poco.

Lo miró al instante.

— Ese dato me hubiera ayudado mucho antes.

— Pensé que Jeongin te advertiría.

Tarareó en respuesta observando al mencionado que ahora era sentado en una silla con Chan a su lado, el hombre mayor parecía ser nulo ante la situación del menor su rostro no expresando absolutamente nada, ¿era así siempre?

— Lo hizo, o algo parecido...

Hyunjin asintió antes de ayudarlo a sentarse en la misma silla que uso en la mañana y pronto a su vista llegó un hombre que no conocía, este portaba un traje color negro completo y llevaba unos lentes redondos. Este lo miró levemente antes de pararse al lado del Rey y encararlo.

— Esta es mi despedida, joven Hwang.

— Wah, de verdad estás volviendote muy serio Changbin-ah — el mencionado no perdió su compostura haciendo que Hwang suspirara. — ¿no te quedarás a almorzar?

— Me temo que no, tengo que regresar lo más pronto posible al Reino Valt's — el hombre de cabellos negros intensos hizo una reverencia. —, hasta pronto Majestad.

Hyunjin asintió. — Hasta pronto secretario Seo.

En seguida Chan llegó y se posó detrás del hombre desconocido para Seungmin junto a otro guardia de cabellos rubios. Ambos acompañaron al secretario Seo -como lo había llamado el Rey- hasta la puerta del comedor y luego salieron junto a este.

Era intrigante el silencio ensordecedor que se formó después de eso pero este rápidamente cambió de ambiente cuando el Rey aplaudió llamando la atención de todos.

— Bien, es hora de comer. ¿Dónde está Miriam?

Una mujer de aparente edad mayor llegó desde la cocina con una bandeja de pastelitos en manos que posó en el medio de la gran mesa, Seungmin la reconocía como la que le había llevado la cena una vez. Ella aplaudió contenta al ver todo en orden y luego se giró a ver a Hyunjin pero su mirada pronto cayó en él.

Ella sonrió más amplio. — Me alegra que hayas decidido comer con nosotros, si estuviste en la mañana perdón por no presentarme, tuve cosas que comprar en el pueblo. — comentó de forma despreocupada tomando asiento al lado del pequeño Taehyun.

Asintió con una sonrisa incapaz de decir algo más.

— Nana sabes que cualquier cosa que necesites puedes pedírsela a uno de los guardias y ellos lo conseguirán. — la mujer frunció el ceño en dirección al Rey.

— Tonterías, soy perfectamente capaz de conseguir las cosas por mi cuenta — exclamó ella ocasionando una sonrisa en Hyunjin —, además, los guardias protegen el Castillo Jin, no hacen recados.

— ¡Y no son niñeras! — aportó Jeongin haciendo que Seungmin riera por el reclamo.

— ¿¡Pero que dices!? Si lo haces muy bien Jeongin — contestó Hyunjin arremangando las mangas de su camisa de forma que las levantó hasta el codo. —, yo veo a Seungmin en perfecto estado, buen trabajo. — felicitó.

— ¿Buen trabajo? ¿¡Qu-

— ¡A comer!

Todos rieron al ver la expresión ofendida de Yang, un acto sorprendente sin duda, Seungmin estaba cada vez más asombrado de lo poco forzado que se veía todo. Era como si todo aquello fuera cotidiano.

Tal vez lo era, tal vez así eran la mayoría de cosas pero el nunca lo supo... porque jamás se quedaba tanto tiempo para averiguarlo.

— ¿Vas a comer? — preguntó Hyunjin en su dirección, dió una última mirada al lugar observando como todos se enfrascaban en charlas triviales con una que otra risa escuchándose. Era un ambiente cálido, podía sentirlo.

Asintió antes de mirar al Rey. — Lo haré, gracias.

𝕬𝖗𝖑𝖊𝖖𝖚í𝖓 || HyunminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora