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— ¿Por qué papi no vino? 

Hyunjin se acomodó en el filo de la cama, sosteniendo el libro de cuentos entre sus manos. Kai, quien ya estaba apunto de cumplir sus ocho años, se encontraba arropado y listo para dormir mientras abrazaba uno de sus muchos peluches de perrito. 

— Papi está muy cansado por el bebé, hoy solo seré yo, ¿está bien?

Kai asintió, entonces Hyunjin comenzó con el cuento de los tres pollitos de oro. 

— Había una vez... en una granja mal construida y con poca vegetación, una gorda gallina de pelaje completamente blanco observaba sorprendida a sus tres polluelos recién nacidos. Estos eran brillantes, con el plumaje dorado y resplandeciente, sus pequeños "píos" eran melodiosos y encantadores. Aún así, la gallina no podía creer que fueran suyos. 

"Buscó en la granja a las pocas gallinas que habitaban y las comparó con los polluelos, creyendo que los huevos que dió calor habían llegado hasta ella por accidente. Pronto, las gallinas se interesaron por los polluelos, viendo en ellos la belleza que la gallina mamá no podía ver debido a su sorpresa. 

Una a una, empezaron a decir que eran las madres verdaderas, y la gallina ahogada de exclamaciones no supo a quien creer. 

Dió un polluelo a cada gallina con la que le encontró parecido. En total, tres gallinas de color marrón cobrizo.

Días después, la gallina se encontraba triste mirando el nido que había hecho para sus polluelos con tanta ilusión. Se cuestionó así misma porque no pudo quedarse con ellos, si fue ella quien les dio el calor que necesitaban para nacer."

— Pero fue ella quien desperdició su oportunidad. — reclamó Kai.

Hyunjin asintió. — Así es, pero Kai, aveces... no vemos el tesoro que tenemos frente a nuestras narices y dejamos que se vaya de nuestro lado. No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes.

— ¿Así le pasó a la gallina?

— Si, así pasó — Hyunjin carraspeó y luego continuó con el relato. —. Luego de días de incertidumbre y lamentos la gallina fue a buscar a sus polluelos. Tocó las pequeñas puertas de cada nido y reclamó a sus hijos con gritos y exclamaciones. En cada puerta que tocaba, los polluelos al verla, corrían a su encuentro y la abrazaban de la pata, gritando felices "Mamá". Entonces la gallina los abrazo y susurró miles de disculpas, prometiendo que no volvería a perderlos, y los nombró a cada uno "tesoro"; "regalo" y "amor". Fin.

Kai entrecerró los ojos. — No me gustan esos nombres. 

Hwang carcajeó divertida mientras negaba y luego cerró el libro. — Mamá gallina no debe haber tenido buena imaginación. Pero ya es momento de que descanses — El pelinegro se inclinó y besó la frente de su hijo. —. Buenas noches Kai.

— Buenas noches papá.

Hyunjin se levantó de la cama y observó rápidamente el cuarto, ahora, luego de que los demás niños se mudaran a habitaciones separadas, se sentía un poco extraño no escuchar sus ronquidos o balbuceos cada que terminaba de contarle un cuento a Kai.

— Papá.

Se giró de nuevo a la cama de su hijo. — ¿Si? ¿que ocurre?

Kai dudó unos segundos y subió su manta para taparse un poco más, hasta debajo de los ojos. — Cuando el bebé nazca... todavía voy a ser su hijo, ¿verdad?

El Rey abrió los ojos sorprendido. No esperaba que Kai pensara en algo como eso, no esperó que él tuviera una inseguridad respecto a su familia. Volvió sobre sus pasos y se sentó de nuevo en la cama.

𝕬𝖗𝖑𝖊𝖖𝖚í𝖓 || HyunminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora