Capítulo 24

926 110 79
                                    

La gente haría cualquier cosa para fingir que la magia no existe, incluso cuando la tienen delante de las narices.
(J.K. Rowling)



Michael estaba sentado en la orilla de la cama, mirando a Cris dormir. O al menos esperaba que estuviera durmiendo. Por lo que Theo dijo, por el aturdimiento de Cris cuando llegaron y, sobre todo, por lo contaminado que se sentía el ambiente por la magia oscura era evidente que lo anterior no había sido sólo un sueño.

—Robert —fue lo primero que Cris dijo cuando Alejandro y Michael habían aparecido en la habitación. Sus ojos, esa extraña mezcla de verde y gris, miraban directamente hacia los de su mentor y Michael pensó por un momento que quizá lo estaba confundiendo. Pero eso no podía ser, porque Cris nunca conoció a Robert.

Y entonces lo dejó claro cuando dijo: —Fue Robert.

Después de eso se había desmayado. Estaba muy pálido, empapado de sudor y su frente marcada por profundas arrugas de preocupación y cansancio. Theo había dicho que Cris no dejó de gritar por Michael hasta que sus ojos se abrieron, llenos de pánico y dolor.

Y Michael había avanzado inmediatamente a tomar sus manos. Alejandro había detenido a Theo cuando éste quiso protestar, porque entendió lo que Michael pretendía: aliviar el alma de Cris al conectar sus magias. Cris estaba agotado, su magia había sido llevada al límite en ese lugar al que había ido en sueños. Y si su miedo era real y Robert tenía que ver con todo esto, no podía ser nada bueno.

Quizá había sido demasiado ingenuo al pensar que los dejaría en paz, pero era su hermano y, a pesar de todo lo que ya sabía, no podía pensar en él como en un monstruo. En el fondo esperaba que, ya que logró recuperar su alma, dejaría de buscar venganza. A final de cuentas nadie le había hecho nada, todo fue su culpa, él mismo se había provocado todo por su ambición.

Hay límites en la magia que no deben cruzarse. La magia es algo vivo, que crece y evoluciona cada día junto con la persona. Cada pequeña batalla que gana un brujo, cada lección aprendida a diario suma un poco a su magia. Pero más que nada es un cambio; si bien no deja de cambiar hasta que el brujo muere, no significa que se volverá invencible, simplemente que será más poderoso al conocerse mejor.

Pero lo que Robert buscaba era completamente diferente. Para empezar, un don como el suyo no debería usarse para el mal. Y querer dominar a los demás, aumentar su magia matando era completamente oscuro. Robert hace mucho había dejado de pensar en lo correcto y lo incorrecto, cruzó esa línea cuando decidió matar. Y era evidente que no iba a detenerse.

Michael suspiró y quería limpiar su frente llena de sudor, pero no podía soltar a Cris hasta que despertara. No lo diría en voz alta, pero tenía miedo de que en este momento lo último que lo mantuviera aquí fuera la unión de sus magias.

De repente tuvo miedo de perderlo. ¿Qué sería de él si Cris moría?

Alejandro era la mitad de su alma, pero Cris tenía la mitad de su magia. Había aceptado eso cuando decidió ser su mentor y sellaron el trató con el ritual que los unió definitivamente. No podía imaginarse vivir con ese vacío. La mayoría de los brujos nunca se atan a un pupilo por esa razón. Imagina tu magia como un hilo, un hilo que vuela y crece libre a cada paso que das; ahora imagínalo como un hilo infinito que puede extenderse tanto como sea necesario, pero que siempre estará atado a la magia de alguien más. ¿Qué tanto dolería que ese lazo se rompa? Si Cris muriera no volvería a volar libre, simplemente estaría roto para siempre.

Y el segundo miedo era más profundo. Si Robert seguía por ese camino y volvía a intentar dañar a los suyos, tendría que elegir entre las personas que ocupaban su corazón y el que salió de él voluntariamente. Era difícil, pero no imposible. Entre Alejandro y Cris y su hermano, no dudaría en elegirlos a ellos. Pero ¿sería capaz de matar a su hermano?

Almas entrelazadas (Gay) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora