Cualquier cosa de la que estén hechas nuestras almas, la suya y la mía son iguales.
(Emily Brontë)Michael hizo una cara graciosa, durante el desayuno, después de sentirse observado durante un buen rato por Alejandro. Le sonrió, aunque su nariz se arrugó un poco. —¿Qué pasa?
Alex mordió sus labios y bajó la mirada. Sus mejillas tomaron un hermoso tono rosado que a Michael le era familiar, aunque no recordaba por qué. Finalmente suspiró y volvió a mirarlo. —Nada... —hizo una pausa y es que odiaba ocultarle cosas, pero era necesario—. ¿Por qué preguntas?
Michael lo miró fijamente un momento hasta que ese sutil rosa se volvió un rojo intenso. Sonrió, no pudo evitarlo. —Ven —le dijo, después de mover un poco su silla.
Las mariposas en el estómago de Alejandro enloquecieron. Se sintió tímido de nuevo, justo como en las primeras ocasiones que habían salido juntos cuando intentaba retratarlo sin saber que atraparía su alma. Sus manos estaban temblando mientras hacía los cubiertos a un lado y se ponía de pie. —¿Qué?
La sonrisa de Michael se hizo más amplia. Movió su dedo índice hacia él. —Ven.
Alex soltó una risita, sabiendo que estaba siendo ridículo. —¿Qué? —volvió a preguntar cuando ya estaba frente a él. Luego gritó cuando Michael lo tomó por las caderas y lo acercó más.
Michael lo miró desde abajo, sonriendo. Y sus hermosos ojos grises sonreían también, había unas hermosas arruguitas en las comisuras. —Te quiero, Alejandro. ¿Lo sabes?
Alex se quedó sin aliento. Había un nudo en su garganta, una opresión en su pecho que no lo dejaba respirar y lágrimas amenazando con caer de sus ojos. Parpadeó varias veces para ahuyentarlas y casi quería preguntar “¿Por qué?”. ¿Por qué Michael lo seguía queriendo aunque no podía recordarlo todo? ¿Por qué, sin saber sobre la magia, la reencarnación y las almas entrelazadas, lo amaba todavía?
Michael se puso de pie cuando los segundos pasaron y Alejandro no dijo nada. Acercó sus rostros juntos, frotó su mejilla con la de él y luego sus narices chocaron. Sus ojos se cerraron y olvidó lo que estaba por decir cuando cuatro palabras vinieron de quién sabe dónde: “Atrapa mi alma, cariño”.
Se congeló no con miedo –sin importar que estuviera escuchando su propia voz sin haber hablado–, sino con reconocimiento. No recordaba exactamente el momento en que las había dicho ni entendía lo profundo de su significado, pero las sentía. Así como sintió a Alejandro desde el momento en que abrió los ojos a una nueva vida. No recordaba del todo, estaba viniendo a fragmentos, pero los recuerdos o la ausencia de ellos no borraba lo que sentía. Y el amaba a Alejandro Enaid Stevens Blanco.
—¿Michael? —Alejandro preguntó suavemente, sintiendo su cambio, sin separarse de él pero buscándolo con sus manos—. ¿Estás bien? ¿Qué pasa?
Los dedos, llenos de una magia especial, de Alex tantearon suavemente ambos lados de su cuello y algo en su interior se agitó. Algo que no había vuelto a sentir desde que volvió a la vida.
—Nada —casi suspiró la palabra. Concentrado en el toque, absorbiéndo—. Me gustas, te quiero, yo te am... —Alex lo cortó bruscamente tirando de él para un beso. Y ese "algo" pasó de agitarse a arder en su pecho.
¿Qué tendría que ver Alejandro con su magia dormida? Ninguno de los dos lo sabía.
Se besaron como viejos amantes, que lo eran, como si conocieran a detalle los otros labios y los toques y movimientos más sutiles que volverían loco al otro. Se besaron hasta quedarse sin aliento. Hasta que sus cuerpos pidieron más y todavía no podían dárselo.
Se separaron sin poder respirar. Sus frentes juntas y manos en el rostro del otro.
—¿Ahora sí me lo dirás? —Michael preguntó cuando volvieron a respirar—. Lo que me has estado ocultando.
Alejandro se congeló. De repente con miedo, ¿qué era lo que sabía? ¿De qué hablaba? ¿Era sobre su magia? ¿Había recordado algo más, quizá morir y revivir por culpa suya?
—¿Decirte q-qué? —tartamudeó, no pudo evitarlo.
Michael suspiró y se separó para poder mirarlo. —Me estás ocultando algo, por eso estás nervioso.
—No estoy...
—Cuando estás nervioso —Michael dijo—, evitas mi mirada y frotas tu pulgar desde este punto —acarició su mejilla— hasta aquí —deslizó su dedo hasta su barbilla—. Y lo has estado haciendo toda la mañana, desde que despertamos.
Las mejillas de Alejandro se encendieron al recordar su despertar juntos. —Yo no hago e... —se detuvo al notar la ceja alzada de Michael y su pulgar a medio camino hacia su barbilla. Bajó bruscamente la mano y frunció los labios ante su risa—. De todas maneras, no me pasa nada ni ocultó nada.
Michael lo soltó, perdiendo su sonrisa. —Sólo cuídate. No me gusta tu trabajo, que salgas a la calle y estés vulnerable mientras yo me quedó aquí.
Alex intentó hacerlo reír bromeando sobre cómo él sólo dibujaba al mal, pero nunca estaba cerca y, por lo tanto, no estaba en peligro. Pero no funcionó. Michael estaba muy serio, quizá incluso preocupado.
Al final se rindió. —Voy a estar bien. Siempre estoy bien. Es sólo un día más.
Vil mentira. Hoy intentaría, con ayuda de la magia de Cris, capturar el alma de Susan.
Michael lo miró largo rato y Alex temió que pudiera ver a través de él, hasta su alma. Pero al final asintió con un simple “Bien”.
Alejandro intentó sonreír al despedirse, pero después de cerrar la puerta se sintió un poco mal por no haberle recordado que lo amaba. ¿Y si algo salía mal?
* ~ * ~ *
Hola. Perdón por tardar, no me había estado sintiendo bien y dejé de escribir algunos días, pero ya volví. Espero subir otro capítulo esta misma semana. ¿Qué creen que pase?
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Almas entrelazadas (Gay)
FantasySEGUNDA PARTE DE ATRAPA MI ALMA: Donde Alejandro Stevens busca regresar a Michael Owl, su otra mitad, a la vida. Alex tiene parte del alma de Owl, ya que sus almas fueron entrelazadas siglos atrás, y Cris -el joven aprendiz de Owl- tiene parte de s...