Capítulo VI

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Si tienes miedo de los lobos, ¿por qué insistes en entrar al bosque?

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Estar enferma era un asco. Tiré de las mantas, sintiendo mi cuerpo temblar a pesar de estar en una temperatura sorprendentemente alta. Me estallaba la cabeza y quería que esto pasara lo más rápido posible.

Empezó hace un día, justo después de que Bella fuera a Phoenix a visitar a su madre con su novio. La fiebre comenzó, y luego los escalofríos y entonces yo estaba en cama, temblando como un chihuahua y con la cabeza doliendo como si alguien estuviera queriendo aplastar mi cerebro.

Pero era solo eso: no parecía una gripe, la garganta no estaba inflamada ni la nariz cerrada. Ninguna tos seca. Sólo fiebre alta y dolor de cabeza.

Oí dos golpes en la puerta y luego papá entró, sin esperar la confirmación de que él podía entrar en el cuarto. Su mirada preocupada fue lo único que pude distinguir por entre las mantas.

—¿Cómo estás?

— Mejor—Qué mentira tan más desvergonzada. Sentía como si mi cuerpo fuera a arder en cualquier momento. Pero no quería preocupar a papá más de lo que ya estaba preocupado.

— Tengo que ir a trabajar hoy, pero llamé a Billy para que se quede contigo. ¿Está bien?

— No hay necesidad— Otra ola de escalofríos vino, junto con la sensación de que mi corazón latía descompasado en el pecho. — Puedo cuidar de mí misma.

Papá puso esa cara seria que siempre ponía cuando algo no estaba bien.

— Sé que sí, pero estaré más tranquilo con Billy aquí— Charlie vino a mí y me dejó un beso en la frente sudada, empeorando aún más su expresión. —Pareces estar aún más caliente. Pensé que la fiebre cedería con la medicina.

Alguien llamó a la puerta de abajo y mi padre miró por la ventana.

—Tu padrino llegó con Sam. Le diré que te dé otra dosis de la medicina y luego me iré. Volveré pronto, ¿de acuerdo?

Asenti, cerrando los ojos y encogiéndome aún más en las mantas.

Un tiempo después, oí el coche de papá salir del garaje y pasos apresurados subir la escalera. No le di la menor importancia, porque mi cuerpo parecía temblar aún más y mi corazón latía fuerte, rápido, como si quisiera salir por la garganta.

𝐄𝐕𝐀𝐍𝐄𝐒𝐂𝐄𝐍𝐓, JACOB BLACKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora