PRÓLOGO

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Bolonia-Italia

Diciembre 01 de 2022

Marco

-Lein- saboreó su nombre mientras la observo.

Está de espalda y da una vista increíble a su gloriosa figura, su cabello azabache le tapa visibilidad a su trasero y su vestido termina un poco antes de las rodillas, deseo que me mire y como si se lo hubiera pedido se voltea a mirarme, sus ojos grises me observan, tienes rasgos latinos, a donde quiera que vaya cualquier persona lo notaría, su belleza no es de estos lares.

-Marco- aunque no hable su idioma natal su acento Colombiano envuelve mis oídos suavemente.

Me mantiene la mirada fija, su vestido rojo resalta el color de su boca y sus ojos brillan en la noche como diamantes grandes y bellos, cubiertos por unas pestañas espesas.

-Eres consciente de que no puedo perdonarte por lo que me has hecho, tu insensatez ha llegado a límites que no puedo permitirte- cuándo la conocí tenía siempre una mirada dulce, su inocencia traspasaba el carácter de su personalidad y desde no sé exactamente cuanto tiempo su mirada fría parece siempre querer atravesarme el corazón.

-Querido, no sé a qué te refieres.- Lein es como los tsunami si no lo detienes o detectas a tiempo acaba con todo lo que atraviesa a su alrededor, pero es tan silenciosa que cuando quieres darte cuenta ya todo está destruido.

Le apunto con el arma y no se inmuta, me mira expectante, cómo a la espera de una reacción contraria a la que significa estar apuntándole con el arma a la mujer que amo.  Mujer que me ha destruido la vida, que me ha echo pedazos y con la que tengo que acabar antes de que ella lo haga conmigo. Siendo justos yo también la he destruido y he hecho de todo menos salvarla, pero la vida no es justa y uno de los dos tiene que perder y soy un Bellini, eso significa que no seré yo. Sus ojos brillan pero no sé exactamente el porqué, es buena ocultando lo que siente.

No es la chica que conocí en el salón de la universidad aunque pensándolo bien nunca he sabiendo bien quién es.

-Tú así lo quisiste- saca un arma que tenía metida en las medias veladas de su vestido y me apunta.

Una de las armas suelta un tiro directo y conciso y...

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