¡CORRE!

11 CAP: UN NUEVO HOGAR

Lein

La imagen de mi cayendo por las escaleras se vuelve repetitiva mi mente, ruedo y ruedo; no recuerdo en qué momento me levante. Intento no rebuscar más en mi cabeza porque me estalla del dolor y ya no puedo pensar con claridad, Marco se está bañando y yo estoy sentada en su alcoba tratando de controlar las náuseas. Mi ropa está sucia y con manchas de sangre por mi golpe de la cabeza, ni siquiera quiero verme en un espejo, es más, no tengo fuerzas para levantarme. Mi dolor físico se confunde con el dolor incómodo que tengo en el corazón por haberme perdido un día de conferencia, algo que había esperado por años, algo por lo que trabajé duro y ahora ya no sé ni qué hacer, ni cómo sentirme, más que perder a mis amigos, cosa que me duele, me duele más perderme a mi misma, mirar atrás y darme cuenta que ya no tengo las cosas que me mantenían el alma viva. Uno es en la vida lo que ama, lo que te hace vibrar y yo perdí eso desde que estoy mintiendo constantemente y desde que he permitido que mi corazón se llene de resentimiento y rabia.

El miedo de perderme en una muerte de emociones y daños irreparables me hace sentir asco, no de mi, sino de mis pensamientos poco colaborativos con mi fatal situación; y es aquí donde me acuerdo de una frase que en mis mejores tiempos me sacó de un bloqueo mental: "Tenía una creatividad que resultaba original; tenía una personalidad original; tenía sueños, perspectivas y aspiraciones originales. En cambio, mi miedo no tenía nada original. Mi miedo no era un objeto artesanal, precioso; no era más que un artículo producido en serie que se encuentra en los estantes de cualquier gran superficie". Elizabeth Gilber, siendo mi heroica nuevamente.

No tengo más remedio ahora que salvarme de mi misma, de aferrarme a algo real que me haga levantarme con ganas de salir de esto y cumplir con el objetivo de cualquier ser humano, vivir una vida plena sin conflictos y cerca de los que amo.

Aún con la mente activa, mi cuerpo parece no reaccionar a mis repentinas ganas de salvarme el culo, me siento perdida aturdida y extrañamente adolorida en todas las zonas de mi cuerpo tanto interna como externamente, esta vez no intenté levantarme de la pesadilla porque cada vez que lo hago termino más hundida que la vez anterior y es un ciclo tóxico del que no he logrado salir, así que soy consciente de que mi realidad es la que vivo ahora y es a la que tengo que aprender adaptarme.

-Llamaré al médico para que te revise, ¿te parece?- tiene el torso desnudo y una imagen borrosa se me posa en la cabeza, como especie de un Deja Vu.

-¿Qué me pasó?-Pregunto tranquila y él se acerca despacio, no sé cómo explicar lo que sentí pero fui consciente de que mi cuerpo reaccionó de forma extraña cuando su mano se sostuvo en mi hombro y de repente no soporte su tacto y tuve que apartarme.

-Está bien, tranquila, tomamos algunas copas ayer y bajaste por agua y te caíste, no dejaste que llamara al médico y por eso nadie te curo- cierro los ojos cuando un fuerte dolor de cabeza me ataca de repente y por más que me convenzo de que soy la culpable de haberme caído, mi mente parece no estar de acuerdo, es decir, es como si tratara de decirme algo y como si las imágenes repetitivas que tengo en mi cabeza son de una película y no de la vida real, sigo perdida.

Lo miro tratando de entender porque si él era el que estaba tomado ayer, yo soy la que termine así. Le suena el móvil.

-Dos segundos- me guiña el ojo.

Me quiero ir, así que cuando se encierra en el baño emprendo la huida por todos los pasillos en la mansión, hasta lograr estar afuera supongo, me encuentro con Dante y me mira como si estuviera loca, pero parece preocupado. Después de una conversación que no recuerdo muy bien en mi cabeza, me lleva a su habitación y cierra con llave, tengo la sensación de que ningún lugar en esta casa es un lugar seguro, pero aquí estoy.