Lizzie es repostera, le encantan las orquídeas moradas y tiene un raro gusto por las terrazas. Estuvo en una relación tóxica por casi cuatro años, le toca intentar tener sexo casual.
Él tiene dos trabajos, su padre es dueño de una empresa millonaria...
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No dejo de dar vueltas sobre el tema, Steve dijo que no es de relaciones, pero es claro que está interesado en que sigamos este pequeño juego, no mentiré, también lo estoy; tuvimos sexo en su auto y ha sido una de las mejores experiencias que he tenido.
En los casi cuatro años de relación que tuve, Owen siempre fue lindo en ese sentido, pero se preocupaba más por sí mismo que por mí, era como si solo me usara para su satisfacción, aunque no siempre fue así.
Al principio de nuestra relación lo hacíamos para demostrarnos que nos queríamos y para pasar un buen rato, nos tomábamos nuestro tiempo y ambos lo disfrutábamos.
Cuando todo comenzó a irse cuesta abajo solo lo hacíamos después de una discusión; nuestra comunicación se fue desmoronando cada vez más y teníamos sexo para evitar hablar o más bien él lo hacía, yo solo comencé a fingir con el tiempo que los problemas se esfumaban por completo, lo que no sabía es que cada vez se hacían más grandes y que en algún punto explotaría: cosa que ocurrió cuando terminé con él; en los últimos meses no me había sentido como lo hice ese día, hablé y sentí paz.
«Perdóname por todas las veces que te hice callar. De mí, para mí».
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El sonido de la alarma me despierta y siento el alcohol salir de mi cuerpo, estoy acalorada, incómoda e irritable... Tengo cruda.
Apago la alarma con un golpe y me levanto, encuentro a Sadie en la sala sentada viendo el televisor mientras sostiene una taza de café entre sus manos, parece estar bien, me mira esperando que le cuente algo, pero a decir verdad... no estoy segura de querer hacerlo.
Toda mi relación con Owen la compartí, «aunque omití algunos "pequeños" detalles».
Creo que si estoy a punto de decirle a Steve que me encuentro dispuesta a que tengamos sexo sin compromiso quiero guardarlo para mí misma.
Sadie es mi mejor amiga y me conoce más que nadie, sabrá que es una mala idea ya que puedo salir lastimada, y esta vez no quiero que tenga razón.
Me siento a su lado echando la cabeza hacia atrás, me mareo un poco, pero en unos segundos se me pasa.
Le baja el volumen y me gira a ver. —Y ¿tuvieron sexo? ¿Es bueno? —pregunta emocionada.
—No tuvimos sexo, Sadie, quizá nos besamos, pero hasta ahí. —Hago lo posible para que mis mejillas no se calienten recordando lo que hicimos anoche.
