Lizzie es repostera, le encantan las orquídeas moradas y tiene un raro gusto por las terrazas. Estuvo en una relación tóxica por casi cuatro años, le toca intentar tener sexo casual.
Él tiene dos trabajos, su padre es dueño de una empresa millonaria...
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Hemos llegado a nuestro hotel por el fin de semana, uno pequeño pero cercano al evento. Nos dan las llaves en recepción, la pareja estará junta y los mejores amigos lo estaremos también, aunque estoy segura de que Sadie me hará quedarme con Seth para ella poder estar con Jonathan... y creo que no es una mala idea.
—Nos veremos en recepción a las siete.
Entramos a nuestras respectivas habitaciones y me apodero del baño antes de que Sadie pueda hacerlo, tiene fama de durar horas.
Me visto con un short morado de tela brillante, un crop top negro y unos botines del mismo color. Me maquillo acorde al evento, no tengo ni idea de lo que hago, pero me inspiro en Pinterest: brillos y colores.
Nos envían un mensaje de que la camioneta ya está afuera esperándonos.
—Te ves muy bien. —Seth me escanea de arriba abajo. Cuando sus ojos terminan en los míos de nuevo no puedo evitar reír.
—Gracias, también tú. —Lo imito burlándome de lo ridículo que fue, se ríe y los demás nos miran confundidos.
Estaban tan metidos en sus asuntos que ni siquiera se dieron cuenta del sutil coqueteo. Seth me extiende la mano para ayudarme a subir a la camioneta y esta arranca una vez estamos todos arriba.
—Déjenme decirles que se ven muy bien, parece que tienen experiencia así que deduzco que no es su primera vez. —El conductor nos mira por el espejo retrovisor.
—De ellas sí, pero creo que lo harán bien —contesta Meredith quien continúa teniendo una conversación con el conductor.
«Es la mamá del grupo por una razón». Menciona el clima, el tráfico y la emoción que siente de estar una vez más aquí.
—Lo primero que necesitaré al llegar será tomar para poder soltarme y pasármela mejor —digo en el asiento del fondo.
—Nadie te conoce aquí así que puedes hacer lo que quieras estando sobria. Yo cuando lleguemos comenzaré a hacer un desastre, quizá me bese con más de quince personas esta noche —habla Seth en un tono juguetón.
—¿Por qué quince si sabemos que la única persona que quieres besar está aquí? —Sadie le responde burlándose mientras me señala y él solo se ríe, pero no lo niega.
No puedo evitar rodar los ojos por la forma tan directa en la que lo dijo y aunque la curiosidad crece en mí, prefiero continuar mirando por la ventana.
