Lizzie es repostera, le encantan las orquídeas moradas y tiene un raro gusto por las terrazas. Estuvo en una relación tóxica por casi cuatro años, le toca intentar tener sexo casual.
Él tiene dos trabajos, su padre es dueño de una empresa millonaria...
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El sonido de mi celular logra despertarme por completo, las demás se quejan, pero ninguna decide levantarse, tomaron mucho más que yo anoche. Salgo al balcón de la habitación para responder, es Seth.
—Buenos días, ¿nos veremos para desayunar?
—No creo, las chicas siguen dormidas y no parece que despertarán en un buen rato.
—Lo siento, ¿te desperté?
—Algo así. —No pude dormir del todo bien, mi mente no dejaba de dar vueltas con los posibles escenarios que podrían ocurrir si le digo a Steve lo que siento por él—. ¿A dónde quieren ir? Puedo despertarlas.
—No, no te preocupes. Iremos a hacer otras cosas, ¿nos vemos en la tarde en la plaza central?
—Está bien, cuídense.
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—Ey, ¿llevan mucho esperándonos? —Los chicos se levantan de la banca para saludarnos, Meredith de inmediato va a tomar la mano de su prometido luciendo una impecable sonrisa—. ¿Van a estar así todo el día porque no podrán estar juntos en la noche?
—Sí —responden al mismo tiempo.
—Bueno —me encojo de hombros—. ¿Qué haremos hoy?
—Vamos a comer y luego tenemos algo preparado, es a las cinco así que apurémonos —habla Jonathan.
Después de una comida excepcional en el lugar más cercano que encontramos y un viaje de cuarenta y cinco minutos en carretera, finalmente llegamos a lo que parece un desierto... con muchos autos estacionados.
Una vez que bajamos todo cobra sentido, hay un enorme letrero con letras rojas muy llamativas: Shoot & Break.
Pagamos la entrada y nos dan a escoger la pistola que queramos. Podemos disparar a botellas, a letreros que simulan ser personas o al vacío.
—¿Quieres estar aquí? —susurra Sadie en mi oído a la vez que le da un leve apretón a mi brazo. No respondo con palabras, pero sí con un movimiento ligero de cabeza.
Observo que Jane ya está lista para disparar, luce emocionada, pero se ve graciosa con los audífonos para el ruido que son más grandes que su delgado rostro.
Me preparo para el sonido, los primeros meses después de lo de mamá no podía siquiera ver películas de acción siendo que a mí me encantan, me costó demasiado hasta que la terapia me ayudó, pero en pantalla no son reales, no sé cómo será volver a escucharlo de cerca.
