𝟬𝟬𝟱.-𝗖𝗥𝗘𝗣𝗨́𝗦𝗖𝗨𝗟𝝝

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"Su cuerpo se sentía en paz, como si no hubiese mejor lugar que estar entre sus brazos y como si el paraíso no fuese nada comparado con la sensación de plenitud y felicidad que embargaban su pecho al estar entre los brazos de su amado. Dichosos los ojos que pudiesen atestiguar un amor tan puro y benevolente. Dichosas las almas que atesorasen la enriquecedora experiencia de..."

-¡Gia te reclaman aquí abajo!-La muchacha bufó exasperada por la interrupción de su padre. Había conseguido hacer desaparecer su entorno para centrarse en la lectura de un libro que había sacado de la biblioteca escolar y que le parecía una auténtica obra de arte, además de que había sido prácticamente abandonado, perdido en una recóndita estantería entre libros de cocina y recetas. Fue pura suerte para Gia encontrar un escrito tan interesante que parecía llamarla desde lejos.

Bajó las escaleras aún con la sensación de aquel amor en su pecho, sin duda había conseguido dejarla en un estado de profundo vacío pero a la vez plenitud, como si esperara nunca vivir algo así pero conformándose con poder leerlo.

Al llegar a la planta baja comprobó que a quien se refería su padre era su amiga Bella que miraba todo a su alrededor con expresión de incomodidad, Gia casi pudo imaginar a su padre llamándola Dorabella y haciendo algún comentario estúpido sobre las actividades extraescolares de su hija.

-Hola Bells.- Saludó la peli negra con una encantadora sonrisa.

-Hola Gia, me preguntaba si te gustaría venir conmigo a dar un paseo.- Notó la timidez en la castaña al pronunciar la invitación.

-Claro, me encantaría.-Gia se sintió de repente eufórica e hiperactiva, como si hubiese vuelto en si después de la hipnosis.- Subo por una chaqueta y nos vamos.

No dejó que Bella respondiera ya que subió corriendo, pasando los escalones de dos en dos. Cogió la primera chaqueta que vio y volvió a bajar corriendo para irse con Bella.

-¡Adiós viejo, volveré en un rato!- Y sin más Gia cerró la puerta a sus espaldas para comenzar a seguir a Bella allá donde quisiese llevarla.

Caminaron durante largo rato en silencio, llegando a adentrarse en el bosque, dejando maravillada a la peli negra por las hermosas vistas de arboles y naturaleza, se podía respirar vida y eso maravillaba a la ensoñadora joven que no tardó en imaginarse una cita romántica bajo aquellos árboles leyendo algún libro recostada en el pecho de su amante. Sin duda era una imagen que la muchacha deseaba vivir con todas sus fuerzas, anhelaba poder enamorarse de una forma tan absoluta y completa, pero también admitía que le gustaba tener su espacio y disfrutar de la soledad.

Notó de repente un ligero quejido en alguna parte cerca suyo, se alejó unos pasos de Bella que parecía completamente perdida en sus pensamientos, tratando de hallar de donde provenía el sonido. Cuando giró para ver a su compañera notó que no se había percatado de la inminente distancia que las separaba, así que corriendo su propio riesgo comenzó a caminar alejándose cada vez mas de la castaña, siguiendo su instinto que le decía que debía hallar a la criatura que emitiá aquel quejido amortiguado.

Tras caminar unos metros esquivando ramas, árboles y piedras, se percató de la presencia de un pequeño animalillo que se quejaba a los pies de un arbusto, al acercarse notó que era un pequeño conejo de color blanco con una herida en una de sus patas, sin duda aquello conmovió el corazón de la joven que se acercó con cautela para no asustar a la criatura. El animal retrocedió como pudo totalmente asustado de la repentina presencia que había aparecido en frente suyo, los instintos del pequeño conejo le decían que se trataba de un depredador, pero la joven solo sintió que debía ayudarlo como fuese.

Se había acercado a la pequeña bola de pelo, consiguiendo que esta dejase de encogerse sobre si misma tratando de huir de Gia, la muchacha acercó sus manos con mucha delicadeza al cuerpecillo del animal y lo tomó tratando de no lastimarlo más. Cuando lo tuvo entre sus brazos lo atrajo hacia su pecho procurando darle calor, había girado sobre sus pies estando dispuesta a irse cuando sintió unas ramas quebrarse a sus espaldas. Un escalofrío recorrió a la joven imaginando que podría tratarse de algún depredador atraído por los quejidos lastimeros del conejo y el olor de su sangre, cuando se giró dispuesta a encarar el peligro comprobó que se trataba de un lobo.

La muchacha sintió un fuerte déjà vu cuando vio a la imponente bestia de aproximadamente dos metros y de un hipnotizante color negro, dirigió su mirada a los ojos de la criatura notando humanidad en ellos, pero también severidad y liderazgo. El animal olfateó el aire, pareciendo olvidarse de la presencia de la chica, para gruñir posteriormente mostrando los dientes al aire. La joven lo interpretó como una amenaza hacia ella y hacia el animalillo y sintió como algo en ella se activaba.

Era como sentir una valentía y un coraje que jamas había experimentado en toda su vida, no es que fuese cobarde pero aquello era algo nuevo teniendo en cuenta que se hallaba frente a un ser que podría devorarla de un sólo mordisco. Sin siquiera notarlo la temperatura de la muchacha aumentó y sus ojos brillaron, provocando que el gris claro que dominaba en sus iris se asemejase a un amarillo dorado intenso. Fue un simple destello en la mirada de la joven pero que sin embargo consiguió alertar al lobo frente a ella haciéndolo retroceder desconcertando, no sabiendo quien era ella, ni por que los Cullen se hallaban cerca. Sin pensarlo dos veces dio media vuelta y se perdió en la inmensidad del bosque desconcertando a la peli negra que sin embargo respiró con fuerza al notar que el peligro estaba lejos.

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Rosalie, Nathaniel y Emmett contemplaban desconcertados el lugar donde hacía segundos se hallaba la presencia de un lobo. Estaban de caza como usualmente por el bosque cuando notaron el aroma de la joven Gia y de la chica Swan en el bosque. Se habían acercado con curiosidad y vieron como la peli negra se había alejado siguiendo el llanto del pequeño animal herido, lo que más les sorprendió fue ver llegar al licántropo a la escena.

Habían permanecido inmóviles, tratando de no alertar al animal de su presencia, aunque seguramente ya lo hubiese notado desde hace unos metros. Sin embargo no movieron ni un músculo cuando vieron como la muchacha encaraba al animal de casi dos metros. Rosalie había tratado de avanzar preocupada por la joven, pero su pareja y su hermano se lo impidieron colocando cada uno una mano sobre los hombros de la rubia. El licántropo había notado el movimiento de la vampiresa y tras olfatear el aire hizo relucir sus dientes como advertencia.

Lo que ninguno de ellos esperaba era ver como los ojos de la muchacha cambiaban en un rápido destello que la vista mejorada de los vampiros captó sin problemas, así como el licántropo que gracias al escrutinio que estaba realizando en la joven también se percató de ello.

Cuando el animal se alejó, los tres se movieron de su lugar para volver hacia la casa, ya saciados por la caza y completamente dubitativos por lo que habían visto.

Al parecer la muchacha que acababa de llegar a sus vidas no era normal, aun que ni siquiera ella lo supiera.

Al parecer la muchacha que acababa de llegar a sus vidas no era normal, aun que ni siquiera ella lo supiera

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@SoDifferentDude🎭

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