𝟬𝟭𝟭.-𝗖𝗥𝗘𝗣𝗨́𝗦𝗖𝗨𝗟𝝝

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Aquel día parecía hacer un sol radiante, no era Texas, pero para ser Forks el clima era realmente agradable. Sin embargo, a pesar del maravilloso día, Gia amaneció con un humor de perros. Había pasado toda la noche recopilando en su mente los extraños mensajes de la voz desconocida que le hablaba. Añadido a eso, se encontró a si misma frustrada por la falta de entendimiento de los mismos. Aquel estrés, aunado a no haber dormido prácticamente, conformaron el mal humor de la muchacha.

Bajó las escaleras completamente dormida, fue un verdadero milagro que no rodase por ellas. Si había algo que le molestaba aún más era no ver a su padre a la hora del desayuno como se le había hecho habitual. Mason había comenzado a hacer horas extras en el trabajo para poder costearle a Gia un medio de transporte. A pesar de que la muchacha se negó de todas las formas posibles, su progenitor alegó que ella no conseguiría el dinero por su cuenta, además de que no le permitiría trabajar mientras realizaba sus estudios. Así que la joven se encontró a sí misma desayunando en absoluta soledad, únicamente ella con su sueño y sus pensamientos.

Una vez hubo terminado subió de nuevo a su habitación para vestirse de acuerdo al tiempo soleado. Se decidió por un corsé granate oscuro, unos vaqueros negros ligeramente anchos en los tobillos y sus inseparables botas negras. Completó el conjunto con un collar de jaspe bastante llamativo que había pertenecido a su madre, cogió una chaqueta negra de cuero, su mochila y salió de casa llaves en mano. Prácticamente nada más salir de casa llegó Bella en su camioneta para llevarlas a las dos a clase.

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El camino había sido completamente silencioso e incómodo, por lo menos para Gia. Bella estaba visiblemente perdida en sus pensamientos y Gia estaba demasiado molesta con el mundo como para intentar sacar una conversación. Por ello cuando la chica Swan aparcó en el instituto la pelinegra bajó todo lo rápido que pudo para huir de su compañera.

Tenía literatura a primera hora, para su suerte era una asignatura que amaba, por lo tanto no le suponía una molestia. Cuando llegó al aula se colocó en su sitio habitual junto a la ventana. No tardó en llegar la profesora.

-Buenos días chicos.- Gia estaba demasiado ocupada mirando por la ventana como para girar la cabeza hacia su maestra.- El día de hoy quiero proponeros un ejercicio creativo. A partir de una novela, obra teatral o poema que os apasione, me gustaría que creaseis vuestro propio texto poético. La única condición es que sea algo que os salga del alma, que contenga vuestro espíritu, que sea reflexivo y que haga pensar. ¡Adelante, comenzad!

Gia estaba verdaderamente emocionada por poder expresar sus sentimientos en un día como aquel. En su opinión, solo se puede escribir algo que merezca la pena cuando las emociones se encuentran a flor de piel y el corazón está dispuesto a ser abierto. Así que simplemente dejó su mente fluir sobre el papel.

Incluso cuando la mente pierde las razones que da la lógica y se pierde en innumerables bucles dentro de la memoria. Incluso cuando el corazón clama a la realidad pero se pierde irremediablemente en paraísos. Incluso cuando el alma llora y supura, buscando con desesperación un resquicio de luz. Si incluso en tales momentos de desesperación puedes mantenerte firme, déjame decirte que el cielo te pertenece y todo lo que se encuentra sobre esta tierra, es de tu propiedad.


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Nocturnal-J.HDonde viven las historias. Descúbrelo ahora