𝟬𝟬𝟵.-𝗖𝗥𝗘𝗣𝗨́𝗦𝗖𝗨𝗟𝝝

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Sentía su indudable presencia a unos metros de ella, de forma impasible, contemplándola como quien observa una obra de arte o como el cazador a su presa. De alguna forma u otra era como tener un talismán, un atrapa sueños, alejando el mal y brindándole calma a su descanso. Sin embargo su placido sueño se enturbió al oír una voz dulce y cantarina,con un ligero acento, susurrándole al oído.

-Debes cuidar a tu amiga, como el lobo cuida de su manada.- Sintió un escalofrio recorrer su espina dorsal.- Protegemos a todo aquel que no puede hacerlo por su cuenta. No olvides que la fuerza reside en la compañía.



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Así como el sueño y la voz llegaron se fueron. La sensación fría de la brisa entrando por la ventana me provocó una repentina incomodidad, que causó que mi vello corporal se erizase.

Me sentí desprotegida y abandonada al comprobar que, de nuevo, su presencia había sido un efecto mas de mi torrentosa imaginación, esforzándose por hacerme sentir acompañada cuando las pesadillas atacaban.

Aparté cualquier sensación de peligro y todos los pensamientos tortuosos al fondo de mi mente, tratando de enfocarme en el día que tendría por delante.

Hoy era la excursión al invernadero organizada por el departamento de biología para tratar de acercarnos al medio natural y ayudarnos a comprenderlo. O en otras palabras, el día perfecto para disfrutar del clima de Forks y pasar el rato rodeada de flora. Como hoy era un día lluvioso decidí vestirme con unos vaqueros azules, un jersey de lana gris oscuro, unas botas negras altas hasta la rodilla y un abrigo largo negro. Para dar el toque y protegerme del frío me puse un gorro de lana negro.

Una vez estuve lista bajé a la cocina con la idea de preparar el desayuno, sin embargo en cuanto llegué me encontré a mi padre sentado con una taza de café y la mirada perdida mas allá de la ventana.

-Buenos días viejo, ¿te has levantado antes?- Me senté a la mesa justo enfrente suyo.

-No podía dormir, luego me acordé de tu excursión y me dije, por que no envenenar a mi hija, así me quito un gasto.- Noté que estaba bromeando para alejar la conversación de su repentino insomnio.

-Muy gracioso.- Decidí darle espacio, ya abordaría el tema en otro momento.- Sin embargo hay un fallo en tu plan.

-Sorpréndeme.

-Hierba mala nunca muere.- Acompañé el dicho de un pequeño bailecito de manos de la victoria.

Mi padre se echó a reír marcando las arrugas de expresión a los lados de sus ojos.

-Ha sido buena cachorro.- Se levantó de la silla para depositar un beso en mi frente.- Nos vemos por la tarde, ten un buen día.

-Igualmente.- Acto seguido salió por la puerta.

En cuanto hube terminado mi desayuno cogí las llaves de casa y mi móvil y salí al porche a esperar a mi amiga.


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Bella no tardó mucho en llegar, sin embargo por el camino no hablamos de prácticamente nada, estaba absorta, perdida en sus pensamientos. Agradecí mentalmente que al menos estuviese atenta a la carretera.

Cuando llegamos me apeé de la pickup buscando con la mirada a nuestro grupo de amigos, noté a Jessica a algunos metros de nosotras charlando con unos chicos de clase. No tenía muchas ganas de aguantar su energía cargada de falsedad y como no encontré a Angela por ningún sitio me quedé apoyada al vehículo escaneando el aparcamiento con la mirada, sin prestarle atención a nada en particular.

Nocturnal-J.HDonde viven las historias. Descúbrelo ahora