Capítulo especial #4: Nico

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Tiempo presente: El gran día, parte l

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"Nico".

Los dedos pincharon mi espalda desnuda, la voz resultó cálida y familiar, demasiado molesta también para ser las 8 de la mañana o cualquier hora que fuera en este momento. Gruñí como respuesta rodando mi hombro para quitarme los cálidos dedos de la espalda, hubo una pausa seguida por un bufido antes de que los dedos se convirtieran en una mano que comenzó a sacudirme contra las sábanas.

"Nico, despierta" la voz insistía en sacarme de el reconfortante mundo de los sueño.

"No, es demasiado pronto" me quejé metiendo la cabeza debajo de la almohada.

"Son las 9, Nico" dijo la voz, perdiendo su tinte cálido y meloso, ahora era impaciente, enfadado y sin gracia.

"Exactamente" mi propia molestia comenzó a filtrarse en mi tono mientras el sueño comenzaba a alejarse de mí a pesar de mis intentos de perseguirlo, las manos llegaron a pellizcarme a los lados de mi torso implacablemente; mierda.

"Nico" dijo la voz de nuevo, un peso más grande ahora presionando contra mi espalda "La gran inauguración de tu restaurante es hoy, ¿sabes? Tienes que levantarte". La almohada pronto fue arrancada de mi cabeza y abrí los ojos de mala gana para enfrentar a mi molesto y lindo novio, cuyo rostro estaba arrugado por la exasperación.

"Eres muy molesto, lo sabes, ¿verdad Wes?" Gruñí, lanzándole al hombre una mirada cansada. "¿Qué, tuve 6 horas de sueño?".

"¿Y de quién fue la culpa?" Wes respondió cruzando los brazos sobre su pecho mientras levantaba una ceja acusadora, frotándome los ojos para eliminar los rastros de sueño miré a mi novio lentamente como hacía todas las mañanas, llevaba mi camiseta que era un poco demasiado grande para sus hombros y demasiado larga para su torso, el dobladillo caía justo por encima de la curva de su trasero que desafortunadamente estaba cubierto por sus apretados boxers. Sus ojos estaban un poco cansados pero mucho más alertas de lo que podía imaginar y su cabello castaño rizado volaba de un lado a otro, luciendo como si un tornado lo hubiera atravesado la noche anterior.

O mis dedos.

Definitivamente mis dedos.

Cuando agarré su cabello mientras lo follaba durante las horas de esta madrugada, convirtiendo la habitación en un manojo de gemidos.

La comisura de mis labios tiró hacia arriba mientras alcanzaba el entrañable lío encima de la cabeza de Wes, pasando mis dedos a través de los mechones sinuosos. Pude ver que la molestia de Wes comenzó a desaparecer cuando mi mano se deslizó desde su cabello hasta su cálida mejilla.

"Buenos días, amor" murmuré, Wes rodó los ojos mientras tomaba mi mano de su rostro, se dejó caer a mi lado con su cabeza en mi hombro pasando una pierna sobre la mía y tirando de mi brazo alrededor de él antes de acurrucarse en mi costado, resoplé un poco ante su insistencia pero no obstante lo complací, acercándolo más y presionando un beso en su cabello desordenado.

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