La noche de la coronación quedó atrás y el amanecer se hacia presente junto con la confianza que desprendía el nuevo Sultán.
Se sentía seguro de lo que hacía por los constantes entrenamientos y enseñanzas que a lo largo de su niñez y juventud le habían inculcado, era como si, desde hace un largo tiempo estuviera listo para que ese día llegue, el día de ascender al trono y continuar con el legado que dejó su honorable padre.
El reflejo en el espejo mostraba un hombre que tenia el peso de todo un imperio en sus hombros pero que sin duda tenía fe que Alá lo guiará por el camino correcto.
Sus sirvientes seguían arreglando el gran caftán con piedras preciosas que portaba el emperador, con un pequeño levantamiento de su mano hizo que de manera inmediata los sirvientes alejaran sus manos de él, con una sonrisa capaz de mostrar sus hoyuelos se dirigió hacia su fiel amigo.
— Primero iré a recibir la bendición de mi madre — Anuncio con dicha.
Con una pequeña reverencia Yoongi abrió la puerta para que su magestad saliera y detrás de él lo siguieran los demás sirvientes junto con él.
Hoy sería un largo día para el nuevo Sultán.
(...)
La gran puerta se abrío dejando ver a Moonbyul junto a Nayeon y Wheein, se notaba la molestia en sus caras tras ver como su precencia era recibidos por gritos y risas de los muchachos, pero ese escandolo no duro mucho cuando ellos mismos se dieron cuenta de la presencias de las mujeres. Sin esperar una orden ellos mismo se levantaron y empezaron hacer una fila.
— Ya no son unos niños, a partir de hoy comienza su educación, cada día irán a la escuela y se educaran como concubinos buenos, hermosos, inteligentes y morales — Moonbyul se pronuncio al ver como todos en la gran sala se quedaban callados y con la cabeza agachada. Su mirada seguía siendo intimidante para todos los jóvenes que estaban ahí escuchandola.
— Si aprenden todo lo enseñado y lo hacen de la mejor manera posible, este palacio será un verdadero paraíso — La sonrísa de Nayeon dejó ver la tranquilidad en los rostros de los jóvenes — Y si no, será un infierno, es mejor que sepan eso — La tranquilidad se esfumó de los rostros de los jóvenes ante lo dicho.
Sin decir más Nayeon empezo revisar a uno por uno con la ayuda de Wheein, quien puso su atención en el castaño al ver como Moonbyul se acerca y se ponía frente a esté.
— ¿Comprendiste lo que se dijo? — La mirada intimidante de la mujer se poso en el joven, quien no bajo la cabeza y le sostuvo la mirada, la pregunta fue directa y la respuesta que recibio también.
— Entendí, esta bien.
La mirada dudosa de la mujer fue lo que recibió el joven ante esas palabras, mientras que una pequeña sonrisa en el rostro de Wheein dejó, quien estaba segura que sus palabras influyeron en él.
(...)
La precencia del joven Sultán dejó encantada a su madre quien muy contento al ver a su hijo, extendió sus brazos para poder recibirlo.
— Madre querida, no podía empezar mi trabajo sin tu bendición — El joven apuesto se acerco a su madre para poder corresponde el abrazo, no sin antes tomar su mano y dejar un pequeño beso en su dorso.
— Mi Namjoon, mi Sultán, mis rezos van contigo. Que Alá te proteja y te confiera a todo el imperio.
— Mi madre, mi preciosa — Una sonrisa se formo en el rostro de la gran madre quien solo podía mirar orgullosa a su hijo.
— Por favor cuantame cuando llegaran kim Yong sun y mi nieto Hoseok de Manisa. Ordene preparar sus aposentos desde muy temprano — La ilusión de ver a su nieto era muy grande, al igual que Namjoon, que sonrió más al escuchar el nombre de su hijo.
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El Siglo Magnífico | 𝓝𝓪𝓶𝓳𝓲𝓷
AcakEn 1520, Kim Namjoon asciende al trono del Imperio Otomano con tan sólo 26 años. En paralelo, un barco cruza el Mar Negro llevando un grupo de jóvenes capturados para ser llevados como esclavos hasta el harén del joven Sultán. Entre ellos destaca Al...