Afortunada/Desafortunada

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Hoy estoy volviendo a escribir y es 4 de noviembre del 2019, ese mismo día, el 28 de octubre tú tenías examen de física al igual que yo, pero la teníamos en diferente horario, ese día, llego el recreo y yo me senté en una mesa con mis amigos, la mesa donde estabas sentado estaba cerca de la mía y eso me ponía un poco nerviosa.

Afortunada/desafortunadamente tengo una amiga llamada Teresa que es muy inteligente y más en física.

Afortunada/desafortunadamente tú no entendías nada de física e incluso le hablabas a Teresa.

Afortunada/desafortunadamente Teresa era mi mejor amiga y yo estaba sentada a su costado.

De la nada te paraste de tu mesa y te acercaste a la mía, te colocaste en medio de teresa y mío, pusiste tu mano izquierda en el respaldo de mi silla y la derecha en el respaldo de la silla de Teresa, te empezaste a inclinar lentamente y dijiste:

¿No me quieren enseñar física?

Ninguna de las dos te hizo caso, yo no te pensaba contestar y Teresa estaba entretenida enseñándole física a uno de tus amigos, como viste que ninguna te contesto te empezaste a inclinar más y volviste a preguntar "¿No me quieren enseñar física?" en ese momento yo no podía respirar bien, me quede congelada, si te inclinabas más nuestras cabezas iban a estar a la par y no hubiera soportado la presion y seguramente hubiera salido corriendo de ahí, ¿De verdad tenías intenciones de hablarme? Como generalizaste y viste que Teresa estaba ocupada ayudando a uno de tus amigos llegue a pensar que querías que te hablara en ese instante, que te contestara y te explicara física yo misma.

Teresa fue mi salvación ya que te jalo y te empezó a explicarte física a ti y a tu amigo, desde el lugar donde estabas parado podías verme bien y yo tenía que voltearme para poder verte, sentía tu mirada, era intensa, en una ocasión voltee y me encontré con tu mirada sobre mí, era intensa y demasiado fuerte, no le estabas poniendo atención a Teresa ¿Acaso querías que yo te explicara? Yo necesitaba que tú y tu grupo se fueran de mi mesa, lo estabas haciendo otra vez, te estabas metiendo en mi territorio y yo era muy territorial con lo mío.

No me dejabas de ver y dijiste: no entiendo nada Teresa, te moviste de lugar quedando prácticamente frente a mí, seguiste con tu mirada sobre mí y después te fuiste, como siempre.

No entendía, no entiendo, si no te gustaba, si no sentías nada por mí, si te enojaba que te relacionaran conmigo, ¿Por qué me veías? ¿Por qué no me dejabas de ver? ¿Por qué no te apartabas? ¿Por qué cuando me miras tu mirada es demasiado profunda? ¿Qué pensabas cada vez que me veías? ¿Qué sentías al verme? Son preguntas que nunca van a obtener una respuesta ya que tú nunca me diste una.

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