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Ese mismo día, al rededor de las cinco de la tarde...

Kei decía que no soportaba la ciudad. Era asfixiante y estresante, repleta de personas que otorgaban miradas indiscretas y apretones de manos mientras te juzgaban en silencio fingiendo ser amables, además era peligrosa en diferentes aspectos y no podías vivir tranquilo. Desde que Niki tenía memoria, la ciudad había sido el lugar del que Kei quería escapar sin mirar atrás. Niki nunca estuvo de acuerdo con esta posición, de hecho, solía decirle a su hermano mayor que estaba loco, que la ciudad era un lugar llena de oportunidades, lugares y personas interesantes por conocer. Amaba mucho el lugar donde estaba, incluso podía imaginar su futuro en ese lugar.

Niki amaba la ciudad hasta que perdió a Kei. 

Desde entonces todo le daba igual, porque nada podría devolverle a su hermano. Kei se había ido y no importaba lo que el menor diga o haga, él jamás volvería.

Y cuando Niki cayó en cuenta que la ausencia de su hermano mayor sería eterna, que era real, que ya no volvería a escuchar su voz, ni sus regaños, ni sus consejos, ni su risa...que no volvería a saber de él, ni volverían a pelear, abrazarse o llorar juntos o tan siquiera a conversar. Lloró como si fuera un niño pequeño perdido, porque nunca se está preparado para saber que alguien que amas ha muerto, especialmente si crees que fue por culpa tuya. Incluso si intentaba refugiarse en los recuerdos para calmar su deprimido ser, no eran más que solo eso... imágenes en su mente que no podría volver a sentir en la realidad.

La ciudad le recordaba la perdida de alguien que amas; sin embargo, cuando estaba con Sunoo la ciudad parecía volver a ser hermosa. 

Ambos habían caminado hacia una zona comercial llena de edificios gigantescos. El menor había preguntado varias veces a dónde lo estaba llevando, pero Sunoo solo le decía que era una sorpresa y que tuviera paciencia.

El castaño no pudo evitar sacar sus propias conclusiones, así que supuso que Sunoo lo haría entrar a alguno de los cientos de establecimientos y tiendas que habían alrededor de la zona, lo cual no le parecía tan malo. 

Pero Niki estaba muy equivocado...

Sunoo se detuvo abruptamente en medio de la calle, tomando de la mano al castaño para que también parara. Miró fijamente a los ojos de Niki, sonriente y emocionado, cuando el más alto le correspondió el gesto fue que pronunció las siguientes palabras:

—¿Ves ese edificio de allá?— señaló un gran edificio, de al menos cuarenta pisos, que se encontraba a unas dos cuadras de donde se encontraban. Niki asintió con lentitud, ansioso por la respuesta de Sunoo—¡Iremos a la azotea!

La felicidad de Sunoo contrastaba con la incredulidad de Niki.

—¡¿Vamos a subir allá?!— interrogó Nishimura en estado de shock.

TIME ➳ | SunKi |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora