57. Solución

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Cole acarició el capó de su hermoso y maravilloso Tesla modelo S por última vez, minutos antes de venderlo en la agencia de vehículos y hacerse del dinero necesario para poder sobrevivir un tiempo más.

Un año  atrás estaba seguro de que podría conseguir trabajo antes de que las cosas empezaran a ir mal, pero no fue así; Las personas a las que consideraba sus amigos le dieron la espalda, a pesar de que había tocado puertas y hecho lo imposible, no recibía ninguna llamada. El era un excelente arquitecto, su trabajo era reconocido de manera internacional, así que la única explicación para aquello no podría ser otra que la mano todopoderosa  de Colter.

Miró al dependiente de la agencia de carros con su traje barato y pelo engomado dirigirle la sonrisa más amplia, mientras le pasaba los documentos necesarios. El hombre casi no podía ocultar su alegría por obtener a su bebé. En ese momento lo odiaba, lo odiaba con ganas.

Después de que firmara los papeles, el sujeto lo llevó junto a su nuevo vehículo, un Taurus del noventa y nueve que ya se podía catalogar como chatarra, se suponía que era de color Ash Golf Metálico según le informó el tipo, para Cole se veía como un curtido y desagradable amarillo mostaza.  Era parte del trato, la intención era obtener el mayor dinero posible y no quedar a pie en una ciudad tan grande.

Con las llaves en las manos,  analizó el tiesto con horror por unos segundos, tenía unos arañazos en la puerta del conductor y una mica delantera casi salida. Cole cerró los ojos y suspiró, —todo se arreglará—, se dijo a sí mismo tratando de darse ánimos.

—Fue un placer hacer negocios con usted Señor Dunn.
—Apuesto a que si... —Cole le respondió, con una sonrisa forzada llena de intención.

Para su sorpresa, el vejestorio encendió a la primera. No perdió más tiempo y se puso en marcha; fue a buscar a Alexa la cual tenía una cita esa tarde. Su esposa estaba haciendo trabajos independientes de diseño, ella tampoco pudo conseguir un empleo en ninguna compañía, pero al menos podía hacer trabajo por encargo y esto le permitía tener pequeños ingresos.

Al recogerla Alexa lo recibió con un beso, estaba tan hermosa como siempre, cada vez que la veía su pecho se henchía de amor, se sentía tan orgulloso por tener una mujer como ella a su lado, nunca en su vida había sido más feliz, aunque se lamentaba por arrastrarla a la situación en la que estaban, pero esos pensamientos eran disipados cuando recordaba que se amaban y que eso no era más que una diminuta prueba en su camino a la felicidad.

—Lindo auto, señor Dunn —dijo ella sin poder contener la risa.
—No se burle Señora Dunn, le recuerdo que lo mío también es suyo.
—No me burlo, me río contigo. —respondió riéndose todavía más.
—Ven acá pequeña sinvergüenza —Cole le hizo cosquillas como venganza. Alexa era débil y pronto se dio por vencida, le alegraba que pudieran mantener el buen humor a pesar de que las cosas no iban bien.

Él tomó su mano mientras conducía, llenándola de una sensación de seguridad. Alexa sabía que todo el asunto que estaban viviendo era difícil para él, estaba hecho a la antigua, para Cole un hombre debía ser el pilar del hogar. Con todo lo que estaba pasando, seguro se sentía tan impotente.

En secreto, Alexa siempre llevaba con ella copias del resumen de Cole y los iba dejando estratégicamente por aquí y por allá,  se lamentó por no poder hacer mucho más. 

Al llegar a su destino, Alexa se despidió de su marido y entró un restaurant con una vista hermosa a la bahía donde navegaban ligeros veleros, aquel lugar  le recordó otros días, cuando ella y Cole estaban saliendo, pero esta vez quien la esperaba no era su esposo. Su cliente había pedido a través de su asistente que se encontrasen en el horario de almuerzo, lo que ella no encontró extraño, tal vez era un hombre muy ocupado y prefería las reuniones informales.

El cliente se levantó para recibirla al tiempo que ella se quedaba congelada en el lugar.
—Jonathan... —no lo había visto desde la vez que le pidió ser su quinta esposa, ahora esa propuesta se escuchaba más irreal todavía.
—Bienvenida —esbozó una hermosa sonrisa al tenerla frente a frente. Ella se puso nerviosa, pero a pesar de todo trató de controlar sus sentimientos, aun sentía atracción por él, pero ahora ella era una mujer casada. —por favor toma asiento.—Ella se sentó frente a él y sacó de su bolso una carpeta de fotos de diseños previos.

El trabajo consistía en remodelar una de las áreas de su nueva mansión y convertirla en una oficina. Las especificaciones que había pedido era que se sintiera acogedor.

—Veo que estás ansiosa por empezar.
—Bueno, es que yo... -—Jonathan se le quedó mirando con una expresión torturada.
-—De verdad quería verte. Me sorprendió mucho enterarme por terceros que...
-—¿Que ahora soy una mujer casada?
—Que ahora eres la señora Dunn, exacto. 
-—No es tan glamoroso como se escucha.
-—Supe que tus suegros no están muy felices con ese hecho.
—Tarde o temprano tendrán que aceptarlo, mientras tanto Cole y yo no nos rendiremos.
—Lo amas mucho...
—Lo amo demasiado...
—Espero que el te corresponda con la misma intensidad. —suspiró como si se estuviera reprimiendo— Todavia no puedo creer que el mismo día que te propuse matrimonio decidieras aceptar a Cole en mi lugar.
—Lo siento, Jonathan... no quise...
—Estabas en tu derecho, tomaste tu decisión y si estas feliz, yo estaré feliz por ti, pero, podrías decirme por que? 
-—Yo... 
-—No estas obligada a contármelo, es que hubiera jurado que había química entre nosotros y que yo te gustaba, tal vez estaba equivocado, a veces  tengo demasiada seguridad en mi mismo.
-—No estabas equivocado, tu... me gusta...bas más de lo que estoy dispuesta a admitir.
-—Entonces no lo entiendo...
-—No tiene nada de complejo, Cole me ama y tu... Tu  solo me ofrecías un arreglo. —una sonrisa de derrota se asomó en el rostro de Jonathan. 
-—Entiendo... 

Cuando la reunión terminó, ella tenía todas las especificaciones que necesitaba para comenzar a trabajar, sin embargo estaba consciente que todo aquello era una simple excusa que el había fabricado para verse con ella. Jonathan se ofreció a llevarla, pero decidió no arriesgarse a que el y Cole  se encontraran en esas circunstancias, así que tomo un Uber para volver a casa.

—Será un placer volver a trabajar contigo, Alexa —dijo estrechándo su mano antes de que se fuera.
—Igualmente. —se dió la vuelta y estaba a punto de entrar en el transporte cuando él volvió a hablar...
—Lamento haberte hecho una proposición tan estúpida. —ella no se giró— Lo mas irónico es que ahora me doy cuenta que de habernos casado, nunca te hubiera dejado ir... 

  
En el camino a casa Alexa consideró seriamente abandonar el proyecto, aunque ella nunca le sería infiel a su marido, trabajar para Jonathan Koch era una bomba de tiempo, pero tampoco era que estuviera en las mejores circunstancias como para rechazar el encargo. 

Cuando entró, su esposo estaba parado en el umbral del salón principal del apartamento mirándola con una extraña expresión en su cara. por un momento pensó que de alguna manera se había enterado que se había visto con Jonathan y su ritmo cardíaco trastabilló, pero antes de que pudiera decir nada él fue a su encuentro.  Cole le hizo un gesto señalando  su celular.

 
—No puedo creerlo, Alexa...
—¿A qué te refieres? —dijo con a penas aliento.
—Me han llamado... —ella no entendió al principio y él lo repitió aun con más energía estallando de felicidad —¡Me han llamado! —la levantó en el aire y le dio vueltas, estaba mareada cuando la depositó en el suelo y continuó— Acaban de llamarme para un trabajo en Diamond Architetcs, ¡finalmente podremos salir adelante, amor! —la besó de forma efusiva y mientras lo hacía Alexa se preguntaba que tanto tenía que ver Jonathan con aquello.

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