84. Reacción I

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-Su esposo recibió múltiples golpes y heridas, entre lo que podemos contar, se rompió tres costillas, la escápula y se fracturó la clavícula izquierda. -le explicó el doctor Rodríguez, Alexa dejó de respirar mientras lo escuchaba- Lo que más me preocupa es el hematoma intracraneal ocasionado por la fractura.
-Hematoma intra... no entiendo doctor, ¿Cole, va a estar bien?
-Señora Dunn, no puedo asegurarlo por ahora, luego de la intervención, habrá que esperar a que despierte para saber que tan graves son las consecuencias, pero por ahora, físicamente lo mantenemos estable.
-Estable... -Alexa parpadeó varias veces terminando de asimilar que Cole seguía con vida. Su cuerpo se relajó de golpe y luego estalló en llanto.

Había estado esperando por un milagro, aguantando hasta que no pudo contenerse. La cabeza le daba vueltas no podía parar de llorar, no tenía el control, estaba oscilando entre la felicidad de saber que aún había una oportunidad de que Cole se recuperara y el hecho de que no sabían en que circunstancias. Henry le brindó apoyo una vez más, mientras seguían escuchando lo que el médico tenía que decir.

-Necesita ser fuerte, aún no hemos terminado, tenemos que trasladarlo de urgencia a otro hospital para que sea sometido a una cirugía mayor, sin embargo es un procedimiento muy costoso, lamentablemente el seguro laboral no lo cubre. -una nueva preocupación la invadió, Cole y ella no tenían suficiente dinero para hacer frente a todo el procedimiento, sin embargo ella asintió con un ligero movimiento de la cabeza. Cole estaba vivo y eso era lo que importaba.

El doctor se retiró, dejándola con una nueva incertidumbre. Henry seguía a su lado sosteniéndola con sus enormes manos, estaba segura de que sin su apoyo ya se habría derrumbado.

-Lo siento Alexa, el accidente no fue dentro de los perímetros de la obra por eso el seguro de los trabajadores no lo cubre. -Henry se escuchaba muy afectado mientras se lo decía, se le notaba la preocupación, le había tomado mucho cariño a Cole.- los muchachos y yo reunimos algo de dinero para ayudarlos con los gastos médicos.

Le pasó un sobre blanco con varios miles de dólares, Alexa lo tomó agradecida con todos ellos. Ese dinero a penas daba para pagar los gastos del traslado, pero la intención de esa buena gente valía más que el oro.

Estuvo esperando afuera de la sala de intensivo llena de impotencia, hasta que finalmente una enfermera la llamó y le permitió pasar a ver a su marido. Solo podía verlo de lejos a través de un cristal durante algunos minutos, pensó que algo era peor que nada en lo absoluto, por eso contuvo el deseo de estar cerca, tocarlo y abrazarlo.

Lo vio postrado en la cama, rodeado de aparatos que estaban conectados a su cuerpo. Cole tenía la piel al rojo vivo en algunas partes visibles, golpes y moretones por doquier, una venda blanca cubría la parte superior de su cabeza y una mancha roja de sangre se asomaba justo donde se había golpeado.

Alexa volvió a llorar dándose cuenta de lo cerca que había estado de perderlo, reprochándose por no perdonarlo antes, sintiéndose culpable ya que había desperdiciado un tiempo valioso en amarguras y rencores.

Tiempo después la enfermera la llevó a la recepción y después de desaparecer por unos instantes volvió con una pequeña caja.

-Aquí tiene señora Dunn, pronto será el traslado por lo que le estoy haciendo entrega de las pertenencias de su esposo. -Alexa firmó la hoja de descargo y tomó la pequeña caja que contenía el conjunto de cosas. Luego se abrazó a ésta como si contuviera la esencia de Cole.

En ese momento llego Lucy, la esposa de Henry, Alexa estaba feliz de verla, los tres fueron al área de descanso en el exterior. Lucy les llevó algo de comer y luego de obligarla a darle un par de mordiscos a un sándwich se puso al día con los acontecimientos. Lucy la miraba llena de consideración. Agarró su mano y trató de brindarle fuerza.

-Alexa, por qué no vas a casa, Henry puede llevarte, así te das un baño y regresas más fresca, yo me quedaré aquí con Cole. -le propuso la mujer, Henry asintió en confirmación. Ambos se portaban siempre tan bien con ellos, Alexa no sabía cómo agradecerles por tanto.
-¿Y sus niños? -pregunto dándose cuenta de repente.
-Los dejamos con mi madre, puedes estar tranquila. -Alexa dudó, pero al final se dio cuenta de que ella tenía razón, tenía que prepararse para cuando lo trasladarán.
-De acuerdo...

Salió del hospital y subió a la camioneta de Henry, él la llevaría a su casa a cambiarse y a buscar algunas cosas necesarias para volver al hospital.

Al llegar se dio un baño rápido para luego preparar un bolso con algunas cosas que necesitaría. Henry también necesitaba tomar un baño y relajarse, así que se fue a su casa y no regresaría por ella al menos en un par de horas; quiso tomar una siesta pero fue incapaz de hacerlo. Vio la caja que había dejado sobre la mesa al llegar y la abrió para revisar el contenido. En ella estaba la pequeña mochila con instrumentos de trabajo, por supuesto salpicada de sangre, esto la hizo volver a romper en llanto.

Siguió hurgando la caja dejando caer las lágrimas, encontró el bolso hermético del almuerzo que ella le preparó ese día antes del accidente, dentro de un sobre con el timbrado del hospital se topó con el reloj y el anillo de bodas, Cole no se lo quitó ni una vez, siempre lo mantuvo en su dedo como símbolo de su perseverancia. En el fondo de la caja vio el móvil de su esposo. Sopesó el aparato en sus manos antes de decidirse a tomar una decisión. Sabía lo que tenía que hacer y no lo retrasó más.

Buscó en la agenda telefónica, respirando profundamente antes de marcar. Alexa Nunca pensó que llamaría a ese número en toda su vida y menos en aquellas circunstancias. El zumbido del aparato le indicaba que la estaba comunicando; del otro lado la persona contestó con aquel tono de superioridad tan característico que poseía.

-¿Hasta ahora te acuerdas que tienes una madre?
-Corine... Soy Alexa, la esposa de Cole...

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