36. Difamación III

140 31 42
                                    

Alexa volvió en el tiempo dentro de su mente, recordando la primera vez que había descubierto ese lado oscuro de Georgia.

Asistían juntas a un pequeño colegio que quedaba cerca de donde vivían, en el centro de la ciudad de Jackson, en Wyoming. Los padres de Georgia la consentían en todos los sentidos, además de darle todas las libertades que quería.

Por otro lado, la madre de Alexa era sobreprotectora y por eso Alexa no solía tener muchas libertades para salir, exceptuando las veces que podía visitar a Georgia a un par de cuadras de su casa o ir a lugares seguros como la biblioteca. Precisamente un día cuando regresaban de aquel enorme, antiguo y hermoso lugar, Alexa vio una de las tantas caras ocultas de su amiga.

Esa tarde ambas fueron a investigar sobre algunos deberes que la maestra les había encargado. Georgia se colgó como siempre de su brazo todo el camino contándole sobre su vida.

-Yo, por supuesto, no creía nada de eso, pero entonces la gitana me dijo: «el nombre del hombre con el que te casarás empieza con la letra Jota» ¡Que impresión!, ¿puedes creerlo?. -Georgia abrió de par en par sus enormes ojos verdes, siempre se jactaba de ser muy realista, pero no perdía oportunidad de probar todo tipo de suerte sobre el amor y los chicos.

-Claro, fue la misma letra que te salió en el test de esa revista. -corroboró Alexa siguiéndole la corriente. No perdía nada escuchándola, por eso la dejaba ser, Georgia se perdía en sus relatos y Alexa solo la escuchaba sintiéndose feliz de no tener que hablar ella. Ese día en particular, cuando doblaron en la esquina que daba a la fachada de la biblioteca, Alexa se paralizó.

-¿Pasa algo? -preguntó su amiga, siguiendo su mirada hacia la fila que había en la entrada. Los jóvenes que asistían a la biblioteca debían formarse para inscribirse en el libro de visitas, especificando su nombre, grado y centro educativo. Georgia sabía que eso no era una novedad para Alexa así que cansada de escudriñar la fila volvió a preguntar.-¿Qué pasa?, ¿qué viste? -los colores se le subieron al rostro, mientras aprovechaba la delgada silueta de Georgia para esconderse tras ella.
-Ese chico de ahí...
-¿Qué chico? -preguntó Georgia casi gritándolo a los cuatro vientos.
-¡Baja la voz, te escuchará! -la arrastró de vuelta a la esquina y juntas espiaron desde allí, seguras de que él no las veía. -Es Sam, nuestro nuevo vecino.
-¡Ah ya!, el que te gusta -respondió la otra divertida, levantando una ceja y esbozando una media sonrisa que parecía más una mueca. El muchacho de facciones finas, hermoso cabello y piel morena giró la cabeza hacia ellas y sonrió. Alexa se escondió de repente con el corazón saliéndose de su pecho. -Ya nos vio, vamos a hablarle.
-¡No tengo el valor! -dijo la pequeña Alexa envolviéndose en un ovillo mientras la otra la halaba.

Luego de batallar un poco Georgia la soltó, llena de frustración. Ella era todo lo contrario de Alexa, siempre sociable, siempre se lanzaba con todo y no le molestaba tomar riesgos.

-Bien no vengas, pero yo sí iré. -caminó hacia el chico y Alexa solo vio a lo lejos como ella le plantaba conversación, luego de un rato regreso a su lado.
-¿Que te dijo? -no pudo evitar preguntar.
-Dijo... -Georgia dudó un momento, su expresión seria habló antes de que dijera nada, Alexa supo que algo andaba mal- es un tonto, olvídalo.
-Pero ¿dijo algo malo?
-pues... Es un cerdo...
-¿Qué dijo? -esta vez un deje de tristeza se denotó en su voz.
-Dijo... que no eres su tipo, que sólo eres la tonta chica que babea por él y que vive al lado de su casa. También dijo que yo si le gustaba y me pidió salir, pero por supuesto lo rechacé, ¡qué clase de cretino!

Alexa quedó petrificada, nunca pensó que su primer amor, aquel chico tan lindo y amable se expresara tan terriblemente de su persona a sus espaldas, en ese momento su corazón se había roto.

Una vez dentro ambas se enfocaron en lo que debían. La biblioteca era amplia, por lo que con suerte no se lo toparían otra vez.

Pasó más o menos una hora, Alexa fue a devolver los libros prestados, para ella eran como sabios ancianos a los que se les debía el mayor de los respetos. Aquel lugar era mágico para ella, lleno de historia y sabiduría, aderezado con un aire dulce y antiguo.

-Hola Ali... -dijo una serena y juvenil voz a sus espaldas. Solo una persona la llamaba así.
-Sam... -su cuerpo comenzó toda una revolución de evidente nerviosismo, lo tenía tan cerca que podía oler su colonia. Aún así se obligó a reaccionar y dejar de romantizarlo, él había sido grosero, se mofó de su persona y era un patán que solo disfrutaba verla temblar cada vez que se le acercaba. Alexa no quería que nadie la manipulara nunca más así. Ella no sería víctima de sus emociones.

Redujo su respiración y se obligó a calmarse, sentía las manos frías, pero de coraje por enfrentarsele, no se perdonaría a sí misma por cometer el error de gustarle alguien como él.

-Te vi en la entrada, esperaba pudiéramos sentarnos juntos un rato, pero te me perdiste de vista.
-Si, que mal, mi amiga y yo ya nos vamos -le dijo tajante y se retiró sin querer dirigirle una palabra más. Él parecía confundido, pero Alexa ya se imaginaba cuáles eran sus intenciones, usarla para llegar a Georgia, no le sorprendía, ya que la carismática Geo era una rubia hermosa y deslumbrante como el sol, por lo que, si quería salir con su amiga a ella no le importaba, pero no le permitiría que la tomara por tonta.

Las dos muchachas salieron del edificio y siguieron el camino más corto a su casa. Alexa sentía el estómago revuelto en una mezcla de enojo y decepción.

Georgia siempre entrelazaba su mano con la suya cuando salían de paseo, Alexa pensaba que su amiga tenía un serio problema con evitar el abandono y que la tomaba siempre de la mano para que no se escapara de sus anécdotas.

La muchacha siguió contándole sus cosas, pero ella ya no la escuchaba, su vista se nubló por las lágrimas que se agolparon y comenzaron a caer. Georgia sintió el tirón en su mano cuando Alexa se detuvo y el parloteo cesó.

-¿Estás llorando? -preguntó deteniéndose a la vez.
-No... Yo solo... -no importa cuanto lo negara, era evidente que eso era lo que estaba pasando.
-¿Es por el chico ese, el de la biblioteca?
-No... -pero las lágrimas aumentaron como gruesas perlas cristalinas y su expresión se hizo más lastimera. Alexa era demasiado transparente.
-¡Tonta! Solo estaba jugando...
-¿Jugando?
-Él no dijo nada de esas cosas, al contrario, se portó tan amable y habló tan bien de ti que me dieron ganas de vomitar, -Alexa no podía creer lo que estaba escuchando. ¿Qué clase de retorcido juego cruel era aquel?
-¿Por qué dijiste algo así entonces?
-Pues ese chico es demasiado dulce, creo que me dio diabetes. Ya olvidalo, fue solo una broma. -Georgia le dio un beso en la mejilla cerca de la comisura de su boca y Alexa sintió como si la hubiese besado el mismo Judas- ¡Te veo mañana en la escuela!

Al día siguiente Alexa se encontró nuevamente con Sam y se disculpó por su actitud hacia él la tarde anterior, explicándole lo que había sucedido, el joven sonrió como de costumbre sin guardarle el más mínimo rencor, pero Alexa se sentía tan avergonzada y burlada, que jamás pudo olvidar aquel incidente.

─━─━─━─「✦」─━─━─━─

Hola gente bonita!

Estamos en la tercera parte del capítulo Difamación, hasta ahora es la continuación más larga que tenemos. En este capítulo conocimos un poco del pasado de estas dos amigas y nos hacemos una idea de lo que Alexa ha tenido que soportar durante esa amistad. 😢

Espero que tengan una bonita semana y que todos ustedes, sus familiares y amigos estén bien de salud, las cosas con esta pandemia han cambiado un montón nuestras vidas, pero ahí la llevamos, ¿verdad? 😅

Un fuerte abrazo, hermosos! 😊💝

TOXICDonde viven las historias. Descúbrelo ahora