60. Ficción

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—Dejaste esto en mi vehículo —dijo Cole extendiéndole el labial a Lila. —mi esposa estaba hecha una furia.
—¡Oh ahí estaba!, no sabes cómo lo busqué. —Ella lo agarró con la punta de sus dedos y lo destapó para luego deslizarlo suavemente  por sus labios mientras lo miraba fijamente a los ojos.  Cole carraspeó y se alejó un poco.
— ¿Dónde están los demás? —preguntó refiriéndose a Tom y Louis.
—Llegarán un poco más tarde hoy, tendremos que empezar sin ellos.
—Empecemos entonces —procedió a apagar las luces y encender el proyector. La noche anterior había trabajado hasta tarde mejorando el concepto según las sugerencias, que le habían dado sus compañeros.

Lila se sentó frente a él y cruzó las piernas; por alguna razón ese día su falda era más corta que de costumbre por lo que su posición le daba una vista bastante reveladora.

Cole comenzó a hablar, señalando los cambios en la maqueta virtual, pero en lo único que podía pensar era en lo que estaba pasando frente a sus ojos.

—¿No te parece que hace calor? —preguntó ella de la nada, a Cole le parecía que el aire acondicionado funcionaba bien. La vio quitarse la camisa blanca a través de la poca claridad que daba la luz del proyector en el salón de proyectos, dejando al descubierto su jugoso escote. 

Lila se levantó y fue hacia él, lo atrajo hacia sí halándolo por la corbata, antes de que pudiera hacer nada lo besó. El intentó quitársela de encima, pero ella lo abofeteo.

—¡¿Qué estás haciendo?! —la miró con rabia sintiendo ardor en la mejilla por el golpe.
—Sé que me deseas Cole.
—¿Disculpa? —Lila era una mujer atractiva y no podía negar que de estar soltero, hubiera intentado conquistarla.
—He visto cómo me miras, ¿crees que no me doy cuenta? sé que te mueres por estar dentro de mi, Cole... —se sintió en evidencia ante sus palabras y comenzó a retroceder hasta caer en una de las sillas.
—No, yo... Soy un hombre casado, no puedo hacer esto Lila. —su corazón latía desbocado. Luchaba contra su instinto masculino en favor de la integridad de su matrimonio, pero era inútil, aquella mujer lo tenía muy exitado.—Ella se sentó sobre él en la semi oscuridad.
— dilo otra vez... —lo retó, mientras acariciaba su pecho hasta bajar las manos a su pantalón. Él se quedó sin habla cuando ella encontró su miembro erecto. —¡vaya!, al parecer yo tenía razón.

Lo agarró entre sus manos y comenzó a acariciarlo, al tiempo que besaba su boca y su cuello. Se levantó un poco, él pudo ver qué no tenía ropa íntima, su humedad se deslizaba a través del interior de sus muslos antes de sentarsele encima y empezar a introducirlo lentamente haciéndolo sentir cada avance de la penetración, Lila soltó un gemido al estar llena por completo.

Comenzó a cabalgarlo con diestros movimientos. Cole empezó a perderse en el delicioso vaivén  y una ola de calor lo fue invadiendo hasta que no pudo resistirse más. La agarró de las caderas y comenzó a moverse con ella, disfrutando de aquel encuentro. Cole no podía creer que aquello estuviera pasando. Su cuerpo no le obedecía, solo podía seguir el ritmo que ella le marcaba.

Lila seguía agitándose sobre él furiosa en un ritmo insesante que lo estaba haciendo delirar de placer. Estaban los dos gimiendo y jadeando cuando Cole sintió una presencia del otro lado de la puerta,
—Alguien viene.
—Que vengan todos y nos vean, ¿No te gustaría? —aquello hizo que la adrenalina lo recorriera como un torrente incandescente.
—¡No! Debemos parar antes de que alguien llegue.
—Vamos Cole, —sin detener sus movimientos, agarró su barbilla con una mano y dirigió su rostro hacia la puerta— ¿No te exita ser descubierto?
—¡Oh por Dios, Lila! —el pomo giro— ¡Lila! —gritó entre la mortificación del momento y el placer indescriptible que sentía, se retorció a punto de llegar al climax, la puerta del salón de proyectos se abrió y a Cole se le cayó el alma al suelo cuando la vio.
—¿Cole?
—Santo cielo, Alexa...

La fantasía se había hecho trizas dejando una sensación amarga en su interior.

—¿Cole? —Alexa llamó otra vez, pero él aún no despertaba del todo, ella encendió la lámpara de la mesita de noche y lo miró preocupada, tenía una expresión confundida. —¿Estás bien? Estabas respirando fuerte y haciendo ruidos extraños. —Cole parpadeó un par de veces y se dió cuenta que estaba en su cama, junto a su esposa y que todo había sido un sueño.
—Si, estoy bien, solo fue una pesadilla, —mintió; aquel sueño había sido demasiado realista e intenso.— tranquila, vuelve a dormir, no es nada. —Alexa apagó la luz y Cole intentó volver a dormir, pero no podía, su cuerpo estaba tan despierto y deseoso que le dolía.

Le había costado mucho convencer a Alexa de que ese labial en su auto no significaba nada, aún así ella no estuvo del todo convencida. Irse a dormir con eso en la mente  había provocado que su subconsciente haya creado esa ensoñación, no podía haber otra explicación. Su compañera de trabajo era atractiva pero solo era su colega y nada más.

Estaba mirando al techo pensando en todo eso, cuando escuchó a Alexa hablar nuevamente.

—Cole...
—Si cariño... —ella tardó un segundo más como sopesando lo que iba a decir hasta que lo soltó.
—¿Quién es Lila?

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