III. Una Última Vez

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Soltó un largo y profundo suspiro después de leer el contenido del pergamino que tenía sosteniendo en su mano izquierda, al mismo tiempo que cerraba los ojos

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Soltó un largo y profundo suspiro después de leer el contenido del pergamino que tenía sosteniendo en su mano izquierda, al mismo tiempo que cerraba los ojos. Parecía que la única manera de quitarse de encima a su remitente, era acceder a charlar personalmente con él.

Si bien, no quería tener nada que ver porque inevitablemente le recordaba a Ariana, en ese momento parecía no tener opción. Pensar en si lo que estaría a punto de hacer, sería lo correcto, ya le causaba un inmenso dolor de cabeza. Era viernes por la noche y en la carta se le citaba al día siguiente, así que debía tomar una decisión pronto.

Entre el trabajo que lo dejó agotado toda la semana y los pensamientos que giraban en su cabeza, terminó quedándose dormido en el pequeño sofá frente a la chimenea. Todo se volvió oscuro y silencioso por un tiempo en el que ni él mismo estaba consciente, pues cuando despertó, vio que su oficina ya estaba alumbrada por la luz del sol de la mañana.

Aquel sofá podía ser cómodo si pasabas unas cuantas horas reposando sobre él, pero por toda la noche, vaya que era incómodo.

Talló sus ojos y se puso en pie, provocando que el pergamino en sus piernas cayera al suelo. Al recogerlo, recordó otra vez lo que tenía pendiente y que aún no había tomado una decisión. Metió el papel entre las páginas de un libro, y se dispuso a salir de la oficina para dirigirse a su dormitorio, para así tomar un baño y ponerse ropa limpia.

Ya en el Gran Comedor para el desayuno, no dejaba de hacer sonar sus dedos sobre la madera de la mesa.

—¿Algo le preocupa, profesor Dumbledore? —mencionó una voz femenina.

—Ehm… Nada de preocuparse, Minerva, solo que debo salir del castillo para arreglar un asunto pendiente. Espero estar de regreso pronto.

—Ya sabe que si necesita ayuda, puede contar conmigo —sonrió.

—Muchas gracias, profesora.

Le devolvió la sonrisa y la vio continuar con su desayuno.

•••

Abordó un tren que lo llevó al centro de Londres, para ser más precisos, a una zona llena de lujos y edificios elegantes. Siguió la dirección específicamente señalada en la carta, hasta que encontró el lugar. Se trataba de uno de los mejores hoteles en el país, y cuando le dijo a la recepcionista que buscaba a Percival Graves, de inmediato lo atendieron.

Fue llevado en el ascensor hasta el último piso, acompañado del botones, quién le abrió la puerta principal de una suite para luego dejarlo solo. No le extrañaba tanta extravagancia viniendo de alguien como Graves. Nunca lo había conocido antes, pero estaba consciente de que así eran todos los que tenían un puesto de alto rango.

La suite era impresionantemente amplia, y al fondo se dejaba ver una vista maravillosa de la ciudad a través de las ventanas, incluso desde ahí, se podía apreciar el Big Ben.

One Last Time «Grindeldore»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora