Capítulo 28

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Cuando muchas cosas buenas pasan al mismo tiempo, es aterrador, porque cuanto más alto estás, más va a doler la caída y siempre caes, la vida es así, un gráfico de altos y bajos, no importa lo bien que te encuentres, es imposible vivir sin problemas, por eso, si la vida te hace llegar alto y descansas feliz sobre una nube, ten cuidado, no sabes en qué momento esa nube se vaporizará y caerás miles de kilómetros hasta el suelo.

Aquel día había recibido buenas noticias, más que buenas, excelentes, estaba feliz y agradecido, tanto que no notó que la gran nube donde había estado divagando empezaba a transparentarse y su cuerpo quedaba a la deriva en el cielo de colores que le habían pintado.

Por desgracia no había nada que pudiera hacer, nunca lo hubo, pues su primer error fue haber subido hasta el cielo sin llevar un paracaídas con él, entonces, notar antes o después las segundas intenciones de aquel cruel monstruo que lo había seducido con sus mentiras, le era indiferente, estaba condenado a caer desde que decidió sujetar su mano y creer ciegamente en él.

Con fascinación observó el azul oscuro que tenía el cielo aquella noche, no había ni una estrella, ni siquiera la luna había salido para acompañarlos, pero el cielo continuaba siendo hermoso, la profundidad de aquel azul lo dejaba sin palabras y absorbía cada suspiro que daba cuando la brisa de la noche acariciaba su rostro.

—¿Realmente mi hermano se pondrá mejor? —preguntó sacando su brazo por la ventana del auto, amaba sentir el frío sobre su piel caliente.

—Lo hará, hay excelentes profesionales que lo ayudarán, no debes preocuparte —dijo él, cruel y mentiroso como ninguno.

Tenía la técnica perfecta para hacerle creer todo lo que decía, tal vez era el tono relajado de su voz, la fluidez de sus palabras al hablar, o la seguridad con la que parecía contestar, fuera cual fuera su técnica, lo tenía en sus manos, nunca vio la otra cara que escondía hasta que fue lanzado dolorosamente contra la realidad.

—Y eso no es todo —sin despegar la vista de la carretera, cerró las ventanas y de la guantera del auto sacó una carpeta amarilla con documentos —desde hoy queda anulado el contrato de Jeno.

El dolce no dijo nada, no porque no quisiera, sino porque tenía demasiado para decir, ¿cómo lo había conseguido? ¿Cómo Jeno renunció a alguien por quien le estaban pagando un premium? ¿Era totalmente libre o continuaba teniendo la deuda del dinero que Jeno le prestó cuando lo conoció? ¿Estaba haciéndole una broma?

Leyó con cuidado cada hoja y cuando terminó de hacerlo, se abalanzó sobre Johnny para darle las gracias con un gran abrazo.

—Ten cuidado cielo, estoy conduciendo.

—¡Debemos celebrar este gran día! ¿Quieres ir a cenar a tu restaurante japonés favorito? O podemos pedir comida italiana y preparar una cena romántica en casa, ¿qué prefieres?

—¿Recuerdas lo que hablamos hace unos días? Sobre ir a cenar a la Mesa.

La idea continuaba disgustándole un poco, pero John había hecho tanto por él, había llegado la hora de ceder un poco y hacerlo feliz también.

—Me parece perfecto.

—Bien, porque es justamente dónde estamos yendo, llegaremos en diez minutos.

Y entonces, cayó.



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La mirada de Mark se pierde en todos los foquitos amarillos que decoran el jardín, John tenía razón la Mesa en la noche es un lugar hermoso, lástima que la gente de ahí dentro sea tan bizarra, al bajar del auto siente un vacío repentino en el estómago, está nervioso, pero no tiene porqué, sólo debe recordar las reglas y todo saldrá bien, si se mantiene callado y quieto no pasará lo que ocurrió la última y única vez que asistió al lugar, no moverse, no mirar, no tocar, no hablar con nadie y listo.

DOLCE | JohnMarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora