Capítulo 11

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De inmediato se arrepiente de lo que acaba de decir, DoYoung se levanta de la cama y sujeta a Mark del brazo para llevarlo casi a rastras hasta la puerta principal, cada paso que da es absurdamente doloroso, cada centímetro de su cuerpo duele y por alguna razón es gracioso.

Quiere reír, pero se obliga a llorar y luego a parar, todo en el corto transcurso de su habitación a la puerta, fue molesto encontrar al menor en la casa, buscaba un lugar para estar solo por un momento, necesita soledad para pensar bien, para entender lo que acababa de ocurrir entre JaeHyun y él.

Al llegar DoYoung seca con disimulo sus lágrimas y se gira para estar cara a cara con Mark, quien lo mira entre confundido y ausente, como si estuviera en su propio mundo intentando unir piezas.

—Vete de aquí.

—Pero es casa de Johnny, ¿p-por qué estás aquí? ¿El señor Jung no va a molestarse contigo? ¿A qué te refieres con tu habitación? No entiendo nada.

—Eres tan tonto —contesta el mayor dando una pequeña pausa, delante de él está el gran espejo que Johnny tiene en la entrada —¿acaso no es obvio? Yo soy el otro dolce de John.

—¿Tú? —la sorpresa en su rostro es evidente —pero... ¿y tu novio?

—No tengo tal cosa —contesta fríamente DoYoung —lo importante aquí es que John va a cambiarte por mí y lo hará pronto, así que vete, desaparece de una maldita vez y no regreses nunca más.

Antes de poder decir algo, el teléfono de Mark suena, con disimulo revisa el remitente, tal vez no es un buen momento para contestar, pero el nombre del contacto lo hace aceptar la llamada por inercia.

—Buenas tardes señor Lee —al otro lado la voz dulce de la maestra de su hermano hace que su cuerpo se tense —no se alarme, Jisung se encuentra bien ahora, en clases de educación física tuvo un corto desmayo, por favor venga a recogerlo.

—Iré ahora mismo.

Olvidando por completo el tema de DoYoung, e incluso que el pelinegro está frente a él, se apresura a coger su chaqueta y abrir la puerta.

—Mark —lo llama cuando está a punto de irse —te lo advierto, no vuelvas.

En el taxi, de camino al colegio de su hermano, sus piernas tiemblan casi tanto como su corazón, es una señal, no puede seguir posponiendo los exámenes que el doctor pidió para JiSung.

Molesto reprime las ganas de golpearse contra la ventana del auto, es tan jodidamente egoísta, dejar que su cobardía nuble a la razón, intentó poner excusas y creérselas, que si las deudas, que si era mejor ahorrar un poco de dinero antes, que si tal vez debía esperar a que JiSung terminara ese año lectivo en el colegio, una idiotez tras otra.

Todo se resume en miedo, el miedo que siente de que tenga algo muy malo, y egoísmo, porque sí, es lo suficientemente egoísta para poner en peligro la salud de su hermano sólo porque teme lo mucho que puede doler la realidad.

—Oh Dios, ¿estás bien? —apenas ve a JiSung lo revisa de pies a cabeza en busca de alguna herida.

—No exageres, estoy bien —se queja el menor colocándose su mochila.

Antes de marcharse Mark le agradece a la maestra su ayuda, lo hace rápido aunque sea descortés, pues fuera está esperándolo el taxista que lo trajo al colegio para llevarlo de regreso a casa de John, con la prisa olvidó coger su billetera, así que ahora debe hacer una parada extra de camino al hospital.

—¿Dónde vamos? —pregunta JiSung apenas ve que el taxi va en dirección contraria a su casa.

—A que te revise un doctor.

DOLCE | JohnMarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora