Historias diferentes

21 5 0
                                    

Cuando pasó todo, ellos solo se quedaron mirando.

–¿Vas a salir mañana?, Es sábado– preguntó él.
Ella solo se quedó mirándolo.

–Oye, yo sé que tú puedes estar pensando algo, pero te seré sincera, aún siento cosas por Erick

–¡Pero si ustedes nunca fueron novios!

–Lo sé, pero igual me enamoré de él y es difícil olvidarlo

–Te entiendo, no te preocupes... ¿Pero sí salimos mañana?

–Mejor no, tengo que pensar muchas cosas, y lo que pasó hoy no significa nada, de verdad perdón si te hice creer algo que no era, eres un chico especial, y me la paso muy bien contigo pero amo a Erick.

Eso, fue como una apuñalada al corazón de Daniel, ella solo se despidió y se alejó, mientras él solo la miraba con cara de deprimido, en ese momento él se propuso el conquistarla cueste lo que le cueste, aunque había sido rechazado una vez, sabía que no lo iba a ser dos veces, porque guapo si era! Y se llevaban muy bien ambos.

Ella, aunque no podía corresponderle, pensaba en él, en qué sí hizo lo que Erick no pudo, en qué sí fue capaz, sé quedó y no salió huyendo como un cobarde, en el fondo eso a ella le llamaba la atención. Solo mira a el teléfono, con la esperanza de que le llegará un mensaje de Erick, pero simplemente nada, era como si se lo había tragado la tierra. Pensando, ella solo se dió un baño y se durmió.

                           
     
                                •   •   •

Eran ellos, Jasmeiry y Erick, estaban los dos en un paraíso, ella tenis un vestido rosado pastel, le llegaba hasta las rodillas, con su cabello suelto, tacones cómodos y él su típica chaqueta y jeans cómodos, ambos estaban caminando, abrazándose, besandose, cantando, los dos juntos, solos en el paraíso...

–¡DESPIERTA!

Erick estaba soñando, en su dura prisión, él solo deseaba poder hablar con Jasmeiry, que ella lo encontrará y que hablarán, ni siquiera él sabía dónde estaba ni quienes lo tenían ahí.

–¡¿Quienes son ustedes?!, ¡¿Por qué me tienen aquí?!– preguntaba él sin control.

–Cálmate guapo, ¿no qué muy muy?, ¿Por qué no te defiendes?

–¡¿Qué es lo que quieren?!

Ellos susurraban a espaldas de Erick, pero él alcanzó a escuchar un poco.

–¿Ya el jefe dió indicaciones?

–No, aún no, dijo que no hagamos nada hasta que nos avise.

Ellos solo hablaban en clave, Erick no tenía idea de dónde estaba, ni quien lo tenía prisionero.

   

                         •    •    •

Jasmeiry, aún seguía en la cama, la verdad no tenía ganas de levantarse de ahí, solo deseaba que lo que había vivido hasta el momento haya sido un sueño... Pero no era así.

En ese momento sonó su celular, ella no quería contestar, se movía en la cama con gestos de fastidio y ganas de que el celular dejará de sonar.

–¡Cállate!, ¡Cállate!– gritaba ella, con ganas de que de calmara el celular.

Pero no fue así, hasta que ella tuvo que ir a contestar con cara de estrés y fastidio.

Ni siquiera vió quién era.

–Hola

–Hola Jas, ¿Cómo amaneces?– era Erick...
Cómo si no fuera suficiente, ahora él la llamaba. –Oye, ¿Cuando nos juntamos a terminar el trabajo?, ¡Falta poco he!– y para completar su desgracia, se había olvidado del trabajo.

El chico de la esquinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora