Buscando respuestas

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En ese momento Jasmeiry pensó hasta en lo más horribles, no era un casualidad, había visto a un chico que le pareció ser Erick y en ese momento llama su madre. No sabía si contestar o no, tenía miedo de que fuera una mala noticia.

Mientras sonaba el celular ella lo miraba mientras recorría por su habitación, caminando y acostándose en la cama y el celular no dejaba de sonar. Hasta que respondió.

–Hola–, dijo ella con voz preocupante.

– Hola Jasmeiry, te llamo porque mi hijo me lo pidió–. En ese momento Jasmeiry sintió un frío que le subía de los pies a la cabeza, no sabía cómo reaccionar. Seguía teniendo miedo, y ahora aún más.

–No te preocupes, él está bien, decidió irse por un tiempo, no te preocupes por el instituto, he hablado con el rector y sabe toda la situación, mi hijo nunca antes había sentido lo que siente por tí, por eso quiere alejarse para protegerte– le explicó la madre de Erick.

Jasmeiry se quedó atónita, cómo siempre no sabía que hacer, no sabía cómo responder, no se le ocurría nada.

–¿A sí?– Jasmeiry estaba enojada, en ese momento quería explotar. –Dígale a su querido hijo, que si no tiene valor para decirme las cosas a la cara que sepa que es un cobarde, no quiero saber nada de él, por mí puede irse al fin del mundo y que no vuelva a buscarme– colgó y comenzó a llorar, no era tristeza, era desesperación y enojo, no podía creer que Erick no tenía valor para hablarle a la cara después de todo lo que habían pasado, él simplemente se iba a ir, la iba a dejar con mil preguntas en la cabeza. Ella solo quería respuestas y él sale con eso de la noche a la mañana.

En ese momento como si Jasmeiry no tuviera suficientes problemas, Daniel le envío un mensaje recordándole que la fecha de la entrega del proyecto se acercaba. Ellos ni siquiera habían tenido claro lo que iban a realizar. No respondió el mensaje, solo de quedó acostada en la cama mirando hacia el techo.
Era un sentimiento de angustia por saber que le habrá pasado a Erick, tristeza porque a pensar de todo él le seguía gustando, también se sentía enojada porque hacía las cosas sin explicación alguna, simplemente iba a irse sin decirle nada.

Entró a su perfil de Instagram y comenzó a ver sus fotos, el chico en serio era súper guapo, a ella le encantaban sus ojos.
Vio una foto, él se veía chico y por la calidad de la foto había sido tomada hace mucho tiempo, le pareció raro que tuviera fotos tan antiguas cuando por lo general eran fotos oscuras, con imágenes de él muy raras, pero ya ella lo conocía.

En la foto alcanzó a ver cómo tenía la misma cicatriz en el brazo. Cuando acercó la imagen vió su rostro, la mano de la persona que estaba a su lado y detrás una sombra, algo que le pareció muy sospechoso.

Siguió mirando fotos del mismo día que por alguna razón tenía él muy antiguas en Instagram. Se encontró con una foto de él pequeño con otra niña, ella no tenía idea de quién era, hasta que la analizó, le vio el pelo, el cuerpo y el lunar en la nariz. Sabía que en algún lado había visto a una chica con esas características.

En ese momento recibió un correo, parece que era el día en donde todos le enviaban mensajes, era de un tal Jake Marrison. Ella no tenía idea de quién era, por lo que no le contestó.

–Soy yo– le escribió el tal Jake. –Necesito hablarte–. Ella observaba los mensajes con cara de que no quería insinuar, no quería que fuera cierto lo que estaba viendo.

–¿Erick eres tú?–. Ella seguía preguntando. Él no respondió nada, solo le mandó una dirección de dónde quería que se vieran al otro día a las 5. Ella no quería responder, tampoco quería ir, capas que era un chico desconocido y no Erick en realidad, así que que acostó. No sé dió cuenta a la hora que se durmió y dejo la computadora y el celular encima de la cama donde estaba.

Se quedó profundamente dormida. Pero a masy tarde despertó, sentía que alguien la llamaba, cosa que era incoherente porque solo estaba ella en la casa, miró por todas partes pero no vió a nadie, hasta que se levantó y observó por la ventana a alguien que caminaba debajo del árbol que estaba al lado de su habitación.
–¡Baja!– gritó él. Ella no sabía quién era, mucho menos podía reconocer su voz con lo media asueñada que estaba, así qué volteó para volver a dormir. El celular sonó, era un mensaje, cuando pudo verlo entre la ceguera que tenía despertó sin darse cuenta.

–Soy yo, quiero hablarte, por favor baja– era un mensaje de Erick, efectivamente él era el chico que estaba afuera de su casa. Ella se vistió como pudo y en medio del frío de la noche bajó a ver qué pasaba, solo quería que él le respondiera todas sus preguntas.

Cuando bajo, solo se quedó callada mirándolo a los ojos y recordando todos los momentos que pasaron juntos, que aunque fueron pocos, ella nunca se olvidó de ellos.

–¿No vas a decirme nada– preguntó él tratando de que no se enojara. –Vamos, necesito que por favor confíes en mí, necesito que vengas conmigo–.

Ella solo lo miró y le hizo señales de qué no iba a ir, volteó en insinuó que se iba, pero se detuvo y volteó.

–¿Eres Jake?– ella lo miró con el obviamente rostro enojado que tenía. Él no respondió, cosa que le dió a ella la certeza de que sí era él.
Ella solo volteó, sin decirle nada. En ese momento él la tomó de la mano, estaba muy fría por el evidente aire frío que existía en ese momento.
–¡Suéltame!– gritó ella. Él le hizo señales de qué bajara la voz porque era muy tarde en la noche.
–¿Crees que es justo todo eso?, ¿Crees que me merezco esto?, ¿Estar aquí sufriendo por tí?, Angustiada sin saber dónde estás.

Él la miró con cara de tristeza, en el fondo de su corazón se sentía muy mal.

–¿Por qué?, ¿Por qué te fuiste?, ¿Por qué me dejaste en ese momento?, ¿Por qué tu madre me dice que te vas y ahora estás aquí?, ¡RESPÓNDEME!–, Ella solo quería respuestas, cosa que él entendía perfectamente.

Ella comenzó a llorar de impotencia mientras le seguia preguntando el por qué de todas las situaciones que habían pasado anteriormente. Él solo se quedaba mirándola, era extraño porque la veía con ojos de amor, pero a la vez se sentía mala por no poder decirle las cosas.

–¿Quieres que te diga la verdad?– dijo él gritando.

Ella lo interrumpió...

–Siempree dices lo mismo, ¿Y que termina pasando?, Mentiras, mentiras y más mentiras, ¡ya estoy hasta de tus mentiras Erick!, quiero creerte pero no puedo, simplemente no me das motivos, por favor dime la verdad– exclamó ella mientras lo miraba con lágrimas en los ojos.

En ese momento él empezó a llorar.

–Sí, soy un cobarde si eso es lo que piensas, soy un cobarde por no tener el valor de decirte la verdad, soy un cobarde por estar llorando por una chica ¿Tú crees que he llorado por alguien antes?, NO Jasmeiry, nunca lo he echo, solo por tí, solo cuando llegaste tú, ¿Por qué?, ¿Que me hiciste?– exclamaba él mientras la miraba, se acercaba y se alejaba. –¡Estoy harto– en ese momento Erick cerró los puños y tiró un bote se basura que había en la casa del frente.

De inmediato Jasmeiry sintió mucho miedo, era como la versión de Hulk lo que estaba viendo, se alejó lentamente mientras él la miraba y al perderse en su mirada, se fue corriendo, parecía con mucho miedo, pero él solo quería decirle la verdad.

Erick se quedó frente a su casa observando como ella se alejaba.

En ese momento debía decidir si irse y dejarla ir o quedarse y luchar por la única chica que lo había echo llorar en toda su vida.

El chico de la esquinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora