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-Ya te dije que no, y no voy a cambiar de opinion.

-¡Pero solo es una fiesta!

-Una fiesta para mayores de 18, tú tienes 15 años Park Jimin.- Regañó Yoongi a su problemático hijo adolescente.

Así es, Jimin estaba entrando en esa etapa rebelde de sus 15 años, aunque algo diferente a lo que esperaba.
No crean que es un ser malo sin alma y corazón, bueno... literalmente lo es.

¡Pero ese no es el punto!.

Jimin se estaba volviendo un desvergonzado a la hora de vestirse, y ese croptop blanco ajustado y los pantalones de cuero ceñidos a la piel dejaban mucho a la imaginación de cualquier adolescente hormonal.

Incluso en él.

Cosa de la cual no estaba orgulloso en lo absoluto.

Tantos años fingiendo ser su padre para que un poco de ropa y esas trabajadas piernas que Jimin posee estaban a nada de lograr que dejara sus principios de padre a un lado.

Comprendamoslo.

Es un ángel de la muerte que se deja guiar por las tentaciones carnales.

Está en su sistema prácticamente.

Sumido en sus pensamientos sobre su hijo, Jimin comenzó a patalear y a formar un muy pronunciado puchero ante  el "NO" de su padre.
Nunca le habían negado nada desde que era un niño, puesto que siempre a sido obediente y bien portado, por eso creyó vagamente que le dejaria ir a esa fiesta de la cual Taehyung no había dejado de hablarle durante toda la semana hasta ese día sabado por la tarde.

Puede que Yoongi si le ubiera dado permiso, pero también fue su culpa al querer simplemente "avisarle" cuando salió todo arreglado de su habitación recién remodelada.

-Papi...¿Por qué no vas conmigo?.- Susurró Jimin en un tono de voz algo sensual.

Algo que le salió inconcientemente desde el fondo de su garganta.
Yoongi carraspeó incómodo por la cercanía  de "el pequeño Jimin".
Este se había sentado sobre sus piernas como cuando era un chiquillo de 6 añitos.

-Jimin, ¿qué voy a hacer yo en una fiesta de adolescentes? Soy un adulto y justo hoy voy a beber vino en el sofá mientras veo televisión.

-Aburrido~.- canturreó divertido, poniendose de pié y buscando en la despensa de la cocina uno de los paquetes de galletas con chocolate que compraron ayer en el supermercado.

Yoongi aprovechó la distancia y caminó  también hasta la cocina para buscar sus copas de vino y los números telefónicos de los restaurantes de comida a domicilio para ordenar algo decente y cenar.
Jimin volvió a la sala, donde observaba detenidamente a su padre quién seguía viendose igual desde que él era un pequeño.

Siempre admiró como se ve esa ancha espalda con las clásicas camisas oscuras de vestir, sus pantalones grises sueltos para andar en casa y los cabellos negros algo revueltos.
Había días en los que no podía dejar de verlo, como si algo superior a él le ordenara apreciar a su "padre".
A veces solo quería que le abrazara como de costumbre, pero mas de una vez deseo como su fantasía sexual que su propio padre o padre adoptivo (como se refiere a él cuando se enoja) lo estampara contra la pared, acorralandolo mientras le mordisquea el cuello con pasión.

Continua con su labor de observar de pies a cabeza al hombre de piel blanquecina, logrando así que una pregunta se formule en su cabeza.

¿Cuantos años tiene su padre?

Esa era una de las cosas que no a podido averiguar puesto que cada que va a preguntar Yoongi cambia de tema o algo sucede.

¿Por qué no envejese?

-Padre.

-Jimin, porfavor no vuelvas a insistir con eso de la fiesta. Ya te dije qu-

-¿Cuantos años tienes?.- pregunta retador, bloqueando el paso de la puerta de la cocina y recargandose en la pared de espaldas.- ¿Por qué te sigues viendo igual?

-¿Tienes hambre?

-Deja de evitar ese tema. Nunca me haz dicho cuantos años tienes.

Yoongi era conciente de que ese dia iba a llegar, el dia en el que Jimin tomase conciencia de que su aspecto húmano sigue siendo el mismo con el pasar de los años.
Intentó de todo para padecer mas maduro, incluso se dejó el cabello largo por una temporada pero terminó fastidiandole a los pocos meses.
Quizo también engordad un poco, pero su metabolismo era rápido y prácticamente se me hacia imposible.

Caminó con sigilo hasta su hijo de pié en la sala, quién continuaba con sus brazos cruzados y una mueca de disguto al no recibir una respuesta.

-¿Papá?.

-Perdóname.- Dice Yoongi, colocando su mano derecha en la frente de su hijo y dando un pequeño empujoncito que lo hacen  cerrar los ojos y caerse de espaldas contra la cómoda alfombra gris de diseñador.

A perdido la conciencia.

A perdido los recuerdos de esa noche.

Yoongi a utilizado el haz bajo la manga que todo ángel de la muerte posee.
Un dispersador de memoria corto plazo cuando algún mortal descubre su identidad.

Carga con cuidado a Jimin, afianzando su agarre en las piernas y espalda del muchacho, llevandolo hasta su habitación y poniendole una pijama sencilla para que, a la mañana siguiente, se haga la idea de que simplemente se quedó dormido.

🎴

-¿Papi?.- susurra Jimin adormilado, rascando sus ojitos soñadores mientras busca con todos sus sentidos el paradero de su padre.

-¡En la cocina!.- grita Yoongi, moviendo la cuchara de madera sobre el sartén que ahors contiene huevos revueltos.
Se mueve con cautela dentro de la pequeña cocina, tomando entre sus manos y colocando sobre un plato negro los panes tostados recién salidos de su tostadora.
Jimin llega tras unos minutos a sentarse en los banquitos que tiene la barra del desayuno, sirviendose por primera vez en sus años de vida una taza de café.

Algo en el "corazón" de Yoongi se apaga cuando se da cuenta que Jimin ya no es el niñito de 6 añitos que le pedía jugo de frutad y que sus panes tostados tuvieran forma de animalitos.

Ahora se a servido una taza de café con poca leche y 2 cucharadas de azúcar, además de haber pasado de largo los platos con dibujos de ositos y tomar uno sencillo de color azul.

-¿Pasa algo?.- pregunta el mas joven, pues su padre no a dejado de mirarlo con unos ojos de tristeza.

Yoongi niega con la cabeza, apagando la mecha de la estufa puesto que los huevos revueltos están listos y el tocino está nada de quedar crujiente.

-Donaré la vajilla vieja.- comenta Yoongi, buscanfo también una taza para servirse un poco de café.- los platitos con dibujos y los vasitos entrenadores, también los cortadores con forma de dinosaurio.

-¿Estas sentimental?

-No, solamente que ya no los usamos. No tiene caso seguirlos guardando si solo van a ocupar espacio y acumular polvo.

Jimin está creciendo demasiado rapido para su gusto.

Y le aterra demasiado, sobre todo por el contrato que mantiene escondido en su maletín tras la caja fuerte.

El simple echo de tener que arrebatar su alma le lastima.

Lastima a su ser que a  comenzado a desbordar sentimientos que un padre no puede tener hacia su hijo.

No debería...





























¿Oh si?

Angel de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora