Codicia

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-Jóvenes clientes, pueden cambiar de espacio cuando gusten -les advirtió uno de los meseros luego de que la cortina se abriera de par en par. Las luces se tornaron de un color anaranjado, la música relajante bajó el volumen y se escuchaba el barullo mucha más gente que la que había en el principio.

Kuroo y Bokuto se trasladaron a la otra mitad, y notaron que había un juego de dardps y una mesa de billar. También había una zona vip, dónde habían dos sillones en forma de "L", cubiertos de un cuero negro, por el momento vacíos. Bokuto recordó cuando fue la vez que visitó ese bar, acompañado de su padre al cumplir sus 18 años. En realidad, el nombre del bar era el mismo que aquella vez, pero quedaba en otro lugar, y la disposición del espacio era distinta. Sin embargo, había algo que nunca se borró de la memoria del grisáceo, y eso eran aquellos sillones, rodeados por unas cadenas que solamente podían ser abiertas por la gente que trabajaba allí.

-Siento que estoy en Las Vegas, tan solo falta que traigan un tigre -comentó Kuroo risueño mientras se terminaba el vaso de cerveza.

-Ajs, yo creo que deberíamos irnos, Kuroo -le comentó. El azabache no tenía intención de marcharse hasta ver a Kenma aunque sea una sola vez, y como si sus deseos fueran ordenes, allí se presentó.

La gente empezó a llamar a los mozos de manera más alta y apresurada cuando notaron que unos jóvenes se habían sentado en los sillones pertenecientes a la zona VIP. Hombres y mujeres omegas lucían trajes y vestidos hermosos, con un porte elegante y refinado. Sus rostros estaban tallados a mano, sus manos eran delicadas, cuidaban sus gestos para no reír mucho pero tampoco parecer tan serios.

El lugar adquirió un aroma a lavanda demasiado fuerte, pero disminuía por el humo del cigarro y el olor a alcohol de todos los vasos.

El tiempo que tardó Kuroo en notar a Kenma fue incalculable, ya que se percató de él demasiado rápido. Lo admiró, viéndolo allí sentado, con las piernas cruzadas y el saco del traje apoyado en los hombros. El omega miraba a todos con inferioridad, dejaba caer sus cabellos sobre su rostro y reía sutilmente mientras se los acomodaba detrás de la oreja.

El alfa quedó hipnotizado, pero a la vez, dentro de un enorme desconcierto. ¿Qué haría ahora? ¿Correr a la zona VIP y decir "Kenma, aquí estoy"? Era ridículo. 

La apariencia de Bokuto también dio a entender preocupación, había algo que lo incomodaba, y estaba relacionado con su anterior visita a aquél lugar.

-Ya recordé todo -le comentó Bokuto a Kuroo, quitándolo de sus pensamientos- tienes que llamar a un mesero, y decirle que quieres que uno de esos omegas te acompañe en tu estadía en el bar. -Los ojos de Kuroo se abrieron del desconcierto, y su ceño se frunció mientras seguía escuchando- ellos van y le dicen a los chicos del VIP todos los que lo solicitaron, y ellos deben elegir a uno, o distribuir su tiempo en dos clientes. 

-Es decir que...¿Se están alquilando como compañía? -Bokuto asintió con la cabeza, pero antes de que su amigo pudiera seguir preguntado, continuó diciendo.

-El bar cierra a las 1 am. Y el trabajo de ellos es otro en ese momento...

-¿De qué estás hablando? -preguntó con un tono aún más alarmante. Fue interrumpido por un cuerpo pequeño que se sentó a su lado en el sofá y le nubló la mente por un instante. Kenma fue sigiloso al unirse a la mesa y colocarse en el mismo sillón en el que Kuroo se sentaba.- K-kenma...-el omega giró la cabeza hacia él y le dedicó una tierna sonrisa. Bokuto también quedó boquiabierto al ver de quien se trataba aquél joven con quien su amigo había insistido tanto.

-Hey, Kuroo. No puedes decir sus nombres. Mira el cartel que tiene en su camisa, ese es el apodo que adquieren aquí adentro. -El azabache miró el cartel y leyó el nombre "Mia"

-Usted sí que sabe. Como lo invité a mi trabajo, me tomé el atrevimiento de que sea mi cliente. Pero no se preocupe, no debe pagar por mi compañía. -le dijo de manera tranquila. En ese instante, se puso de pie y acomodó la corbata de Kuroo, que hace minutos se había corrido.- Debe ser más cuidadoso con su apariencia.

-Ken..digo..ajs...-La información recibida en ese instante fue demasiado para el alfa, tanto así que había empezado a marearse. -¿Por qué me hablas con esa formalidad?

-Usted es mí cliente -volvió a repetir.- Debo hablarle de esta manera -se sentó nuevamente a su lado y apoyó el mentón sobre su mano, mientras miraba entretenido a ambos amigos alfas. Los dos le sacaban al menos dos cabezas, y le duplicaban en el ancho del cuerpo, sin embargo, no parecía intimidado por ello.- ¿Les gustó el lugar? Aunque creo que usted ya lo conocía -señaló con su dedo a Bokuto.

-V-vine una vez, de manera obligada -el sonrojo de su rostro fue delatante.

-Así que ya le contó a Tetsurou-san sobre como es el asunto...

-En eso estaba.

-Puedo decírselo yo. Les haré compañía hasta que ustedes se cansen o sean las 2 a.m. Luego, podrán decidir si adquieren mi servicio extra de una hora, o nos despedimos. Mi compañero y yo ya tenemos a nuestra clienta habitual, una alfa adulta que se entretiene con omegas jóvenes y adorables -rio al decir esto último, pero Kuroo no parecía entender el rollo.- ¿Qué ocurre?

-¿Es una clase de broma? -interpeló el alfa- ¿Qué haces acá adentro? Vámonos ahora -le ordenó, y quiso sujetarle la muñeca para ponerlo de pie. El semblante de Kenma de tornó serio, y sus labios se hicieron una delgada lineal. El menor tragó saliva y continuó hablando.

-Puede irse si lo desea. Pero estoy trabajando, debe respetar eso.

-Kuroo, compórtate -le recriminó Bokuto, aún sentado en el sillón y manteniendo la vista en su propio vaso vacío.- lo vas a perjudicar a él, no seas un niñato y dialoga correctamente. -ante este reto, Kuroo se sentó y se disculpó con Kenma por sostenerlo de esa manera.

-No es problema -Kenma le volvió a sonreír, acomodando el botón de la manga de su camisa, que se había desabrochado por el movimiento brusco. En realidad, el omega quería mandarlo a la mierda con su ceño fruncido característico y sus pocos modales para hablar, pero tuvo que aguantarse todo ello y comportarse como una persona profesional.

-¿Por qué haces esto? Yo no quiero pagar para que estés conmigo. Este lugar no debería de existir. ¿Te falta dinero? ¿Es eso? Yo tengo de sobra...-comentó Kuroo, apenas tomándose tiempo para respirar entre una oración y otra.

-Por favor, señor, no me falte el respeto -le respondió tranquilamente- todos hacemos lo mejor que podemos, ¿No es así? -Kuroo se detuvo a ver las mejillas rosadas del omega, ocasionadas un poco por el rubor que llevaba puesto, y otro poco por el calor que había empezado a hacer allí adentro. La mano del alfa no se resistió e involuntariamente acarició una de sus mejillas con el torso de su mano, mientras su vista se detenía en los ojos aceituna, ahora sorprendidos, que portaba aquél rubiecillo que tanto le gustaba.

-Ah, lo siento, no me di cuenta. -Kuroo bajó su mano inmediatamente y el omega largó una risilla. Bokuto parecía sobrar, pero de un instante a otro, un joven se acercó a ellos. Era casi tan pequeño como Kenma, de unos ojos azulados por momentos, verdes por otro. Llevaba el cabello oscuro y corto, un porte refinado y una sonrisa también tranquila, aunque todo parecía ser una fachada laboral.

-Perla, ¿Qué haces aquí? -Kuroo y Bokuto se voltearon para ver al omega recién llegado, notaron que Perla era también un nombre ficticio, ya que lo llevaba en el cartel. Bokuto prestó atención singular en los rasgos de esa persona, e inmediatamente se puso de pie e inclinó su cabeza en señal de disculpa.

-Lo siento, lo siento tanto -le dijo reiteradas veces. Kuroo de desconcertó inmediatamente, Kenma permaneció indiferente, y aquél reciente omega, simplemente le dedicó una cálida sonrisa.

-No hay nada de disculpar, señor... Vine a avisarte que terminé, así que te esperaré en el camarín para cuando nos llame la señora.

-En breve estoy contigo -Perla asintió y se fue tan rápido como vino; Kenma estaba dispuesto a ponerse de pie, pero Kuroo le sostuvo nuevamente la muñeca, intentando que se quede con él a toda costa.

-Ese olor tan feo que tienes... ¿Por qué? -Esta vez, el alfa no lo miró a los ojos, simplemente perdió la vista sobre la mesa.

-¿De qué habla? Usted me dijo que le gustaba y que por eso se interesó en mí... -los ojos del omega se abrieron de la sorpresa al notar que el alfa negaba rotundamente con la cabeza.

-Este no es tu aroma, Kenma... tú hueles a coco...-el omega no pudo ocultar su sorpresa, de hecho, quedó casi boquiabierto. Kuroo agarró su saco, sacó dinero de su billetera y la dejó sobre la mesa, era la suficiente cantidad para pagar por los tragos y la compañía de Kenma. Le hizo un ademán con la mano a Bokuto, indicándole que era hora de retirarse.
El omega intentó detenerlo para devolverle el dinero, pero fue en vano, ya que ninguno de los dos volteó ni una vez.

"Es esto lo que querías, Kenma. Recuerda el triste rostro de ese muchacho, porque lo único que provocas en las personas que se interesan en ti, es enojo y decepción." Repitió en su mente el omega para sí mismo, y siguió su camino. El trabajo no había terminado y las cosas que él necesitaba no podían pagarse simplemente con amor.



Holaa, escribir cosas un poco más "profundas" o delicadas a veces da miedo, pero espero estar haciéndolo con el respeto que se merece y no ofender a nadie. 

Kuroken-Todas tus partes son mías ( Kuroo x Kenma)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora