No sé si sé amar

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Kenma decidió quedarse esa tarde recostado sobre el sofá, actualizando el inicio de las redes desde su celular hasta que se repitieran las mismas publicaciones una y otra vez. Ningún videojuego lo ayudaba a distraerse. Por fin había conseguido lo que tanto quería: deshacerse de ese alfa molesto que no hacía más que insistirle por una mísera oportunidad. Pero, ¿Por qué se sentía tan mal?

Akaashi le preparó el desayuno con las cosas que Kuroo había comprado anteriormente, pero él no pudo probar bocado. Su amigo tuvo que retirarse para ir a estudiar, pero le indicó que volvería pronto. Previamente, puso los regalos que le había dado el cliente del día anterior en venta, y con ese dinero, el omega había pensado empezar a comprar cosas para el bebé. Se avergonzaba por comprar cosas para su hijo a través de "dinero sucio", y le invadía el miedo de que el día de mañana el niño o niña lo odiara por ello. Pero él podía vivir con ese odio siempre y cuando su bebé fuera feliz.

Debía seguir avanzando, un empujón más y tendría su título universitario en la mano. Con la pensión de Kuroo y lo ahorrado hasta el momento, podría evitar trabajar un tiempo más. Cuidaría a su abuela en casa. Faltaba tan poco, pero aún así, no se sentía feliz.

Los días empezaron a correr.

🌙

-Me alegra que hayas al fin aceptado mi invitación, Kuroo-san. Temía no ser lo suficientemente atractiva para ti.

-¿Cómo puedes pensar eso? ¿Te has mirado al espejo? -preguntó cortejante-Simplemente no tuve tiempo, ¿Qué quieres beber? 

El alfa, con el correr de los días, necesitó olvidar la amargura que sentía en el corazón. El vacío debía ser llenado momentáneamente con el contacto de otras personas, así que dejó de rechazar las invitaciones que betas le proponían, y se acercó a ellas. Definitivamente, no volvería a relacionarse con un omega.

-Lo que sea está bien, siempre y cuando luego vayamos a un hotel -la mujer rodeó con su brazo la cintura de Kuroo y apoyó el rostro sobre su pecho- eres tan atractivo -le susurró, paseando su dedo índice en el torso del azabache. Él hizo una mueca de disgusto, pero se dejó tocar.

Al finalizar la noche en el bar, tal y como ella pidió, fueron a un hotel mediocre. No valía la pena invertir en lujos para algo pasajero. Se recostaron sobre la cama sin intercambiar palabra; se besaron sin mirarse a los ojos. Ella insistía en abrazarlo, pero él la apartaba e iba a lo concreto: desvestirla, desvestirse, y acostarse el uno con el otro. Kuroo nunca le besó la mejilla, el cuello o el hombro. Sólo en los labios unas pocas veces, los pechos y alguna que otra parte íntima. Ella quería acariciar cada parte de él con sus manos, pero el alfa las sujetaba y buscaba penetrarla sin tanto cariño. ¿Para qué fingir amor o pasión? Él no sentía nada por ella, y los dos lo sabían. Ella tampoco sentía nada por él, pero podría ir por ahí, diciendo que se acostaron.

Una vez que terminaron, el alfa le dio la espalda y se propuso dormir.

-Déjame recostarme en tu pecho -dijo ella, besándole la espalda sucesivas veces.

-Me gusta dormir así, espero que no te moleste. -contestó.- no me gusta mucho el contacto -Kuroo eligió esas palabras, pero debería haber dicho: "no me gusta mucho tu contacto" o "solo me gusta el contacto de él"

-Oh, está bien, no te molestaré al respecto. -el silencio reinó un instante, pero definitivamente el alfa no conciliaba el sueño. Se movía inquieto, agarraba el celular y encandilaba su rostro con el brillo de la pantalla.- ¿Pasa algo?

-Iré a mi casa, déjame llevarte a la tuya. Es muy tarde para que camines sola-dicho esto, se puso de pie y buscó cada prenda que tenía que ponerse, en medio de la oscuridad.

-P-pero, creí que alquilaste toda la noche. En la mañana podríamos ir a un café, o...

-No estoy interesado en más que esto -volteó para mirarla, con unos ojos inmutables que demostraban que no iba a ceder en su decisión. No la dejó decir mucho más, así que volvió a ofrecerle llevarla a su casa o pagarle un taxi. Ella optó por la primera opción.

Una vez en la puerta, la beta quiso despedirse con un beso pero él le corrió la cara y se disculpó.

Al día siguiente, asistió a la universidad, aún adormecido y con resaca. Se sentó detrás de Yaku y Lev, que lo miraban inquietos, debido a que entendían que las cosas le estaban yendo mal hace días, pero no se animaron a preguntar de qué se trataba.

Tsukishima entró al aula y le pidió a Kuroo salir afuera un instante, para luego, una vez en el patio, estrecharle un sobre de hoja de papel madera.

-¿Qué es?

-Ni idea, Yamaguchi me dijo que lo enviaba Kenma. ¿Debería preguntar qué paso? ¿Ya te mandó una orden de restricción por invadir propiedad privada? -Preguntó, refiriéndose a la vez que Kuroo entró a la casa de Kenma sin autorización del omega. Ante esto, el alfa abrió rápidamente el sobre y sacó de él una ecografía que era difícil de entender para cualquiera. El beta rubio lo miró intrigado.

Kuroken-Todas tus partes son mías ( Kuroo x Kenma)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora