✨One Shots Multifandom✨

🧝🏻‍♂️Legolas🧝🏻‍♂️

Young and beautiful

Advertencia: ninguna

Como todas las mañanas, camino a paso rápido por los pasillos del palacio del Rey Thranduil.

Camino hacia los establos en busca del príncipe, quien también es mi gran secreto.

Como humana, aquí en el reino de Thranduil no soy muy bien vista por los elfos, para ellos yo no debería mezclarme con la raza elfica, era una falta de respeto para los elfos.

Sin embargo, Thranduil había hecho un trato con mi padre, el Rey de las montañas blancas, quien le ofrece alianza militar y económica al rey Thranduil a cambio de que su única hija, osea yo, sea recibida en el Bosque negro por un año, y que le sea enseñado el idioma elfico y todo tipo de arte útil para una dama.

Y claro que Thranduil aceptó, y eso no fue muy bien recibido por los habitantes, en especial por las damas, quienes criticaban sin cesar mi forma de vestir, mi cabello, mi cuerpo algo pronunciado en curvas... y sobre todo, lo mucho que me gusta reír.

Pero hay alguien que nunca me ha juzgado desde que llegué aquí, quien se ha portado como todo un caballero y muy amable desde el primer día... Legolas.

Legolas se ofreció a enseñarme sobre su cultura, aunque eso no era parte del tratado, él decidió por su cuenta hablarme sobre su pueblo. Después de un tiempo surgió algo más, algo que no pudimos controlar, el amor.

Una tragedia sin duda, un amorío entre un elfo y una humana, que absurdo. Pero sucedió, y sabíamos lo que eso significaba, dolor, ruina y muerte. Pero eso tiene poca importancia cada vez que nos besamos, nos miramos a los ojos y expresamos todo lo que sentimos el uno por el otro.

Debíamos mantenerlo en secreto o Thranduil podría llegar hasta mandarme matar. Él cuidaba mucho a su único hijo, en especial en temas de escoger pareja para él. Y por supuesto que yo jamás entraría en su lista de candidatas.

A paso rápido salgo del palacio rumbo al establo, donde él siempre me espera recostado en un fardo de heno. Abro la pesada puerta y entro al dichoso lugar, donde hay muchas caballerizas y heno por todas partes.

Busco con la mirada el lugar donde él siempre está recostado, pero no lo encuentro. Me asomo en las caballerizas pero tampoco lo veo. Me giro para regresar y alguien aparece de pronto frente a mi. Doy un brinco del susto antes de escuchar su angelical risa.

—Legolas!! Me asustaste!— pongo mi mano en mi pecho y trato de incorporarme.

—Lo siento, ¿estás bien?— él rie y golpeo su brazo.

—Casi me matas, siente mi corazón.— tomo su mano y la coloco sobre mi pecho.

Bajo su mano mi corazón late a mil por hora y lo veo sonreír con un gran sonrojo cubriendo sus mejillas.

—Lo siento, amor.— él me toma de la cintura y me acerca hacia él.

—Está bien, vine a buscarte porque tengo algo importante que decirte.— él eleva una ceja.

—¿Ah sí? Cuéntame entonces.— él deja un casto beso en mis labios antes de tomar mi mano y comenzar a caminar fuera del establo.

—Estaba pensando... ¿qué pasará cuando yo muera?— él se detiene de inmediato y me mira.

—¿Por qué dices esas cosas, Erin?— su rostro denotaba su disgusto.

—Legolas, hemos pospuesto por mucho tiempo esta conversación, y sé que lo hacemos porque duele pensar en separarnos, pero esta vez necesito que hablemos de ello.— él me mira cabizbajo y asiente.