🪓Ivar Ragnarsson🪓

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Tiempo de amar

Advertencia: menciones de sangre y violencia.


Querer a Ivar era torturarse a sí mismo de manera voluntaria, pues era conocido por no ser amable, social y mucho menos cariñoso.

Lo conocía desde que éramos niños, a la edad de ocho años, cuando mi padre hizo una alianza con su padre, Ragnar. La alianza consistía en un matrimonio entre Ivar y yo, y así unir las familias y ejércitos para hacer mejores saqueos.

Esto era normal aquí, mis padres se preocupaban poco si yo estaba de acuerdo con ello, y al parecer los padres de Ivar tampoco.

Habían pasado diez años desde entonces, y también nuestros padres decidieron que era momento de llevar a cabo la alianza por medio de nuestro casamiento. Yo estaba resignada desde aquel entonces, pero debía admitir que ahora tenía miedo, me casaría en una semana con él y solo nos hemos visto unas cinco veces desde nuestra niñez.

Tenía fama de agresivo, arrogante y grosero. Temía que mi matrimonio fuera peor de lo esperado, temía que él tomara represalias contra mi y me agrediera. Tenía miedo de que el abusara de mi o incluso llegara a matarme.

Y aquí estaba, de pie en una tarima mientras Ivar frente a mi, me miraba con furia y desagrado. Un sacerdote nos entrelazó las manos con una tela de lino y ofició nuestro matrimonio. Nos salpicó con sangre del sacrificio para los dioses, como era costumbre en nuestra cultura. Eso sellaba nuestra alianza. Sin embargo Ivar se giró hacia mi y sacó algo de su camisa, esperé que me lo mostrara, un collar delicado de oro con una esmeralda como dije.

Estaba encantada con el obsequio, era un detalle realmente precioso y sublime. Me giré y aparté mi cabello para que él me colocara el collar. Sus dedos rozan suavemente mis hombros y mi cuello y eso me provoca escalofríos.

Una ceremonia pequeña y corta, pero una celebración grande y larga. Pues el bullicio en el salón era insoportable, lleno de vikingos de muchas regiones reunidos para celebrar esta nueva alianza. Comida, bebida y música por doquier. Nunca me han gustado estas fiestas pero no tenía elección, debía permanecer aquí hasta que mi esposo decidiera que debíamos ir a nuestra habitación.

Estaba aterrada por ese momento, mi virtud estaba intacta, y temía que Ivar no fuera cuidadoso y me hiciera mucho daño. Mis manos estaban literalmente temblando y mi corazón saltaba en mi pecho, sentía como mi frente empezaba a sudar. Sentí una mirada sobre mi y me giré hacia Ivar, me miraba con el ceño fruncido y sin una pizca de empatía. Me odiaba, lo sentía.

—¿Tú hablas? Sería bueno que no.— me siento intimidada por su voz y su tono sarcástico.

—Para tu desgracia, hablo mucho.— él me mira sorprendido y sonríe.

—O para la tuya, querida Seren.— su tono es burlón, pero aún así temo que sea amenaza.

—Lamento esto, Ivar, lamento que no tengamos opción...

—Yo más, Seren, ahora tengo que estar casado contigo para beneficio ajeno, uno más a mi larga lista de problemas y desgracias.— esta enojado y escupe estas palabras de manera brusca.

—Supongo que estamos igual.— el sonríe con sorna, y aunque me niegue a admitirlo, me dolía que me considerara una desgracia.

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